Rudy: “Ni yo sé cómo se gana un Mundial”
El alero madridista disfruta con su condición de capitán de la Selección y ha compartido una charla con AS antes del inicio del Mundial.
El último capitán que ha tenido el trofeo Naismith en sus manos es Rodolfo Fernández Farrés (4-4-1985, Palma). En cuestión de un año, Rudy podría convertirse en el primer jugador de la historia con tres Mundiales ganados y seis participaciones en Juegos Olímpicos. Pero eso es ir muy rápido. De momento, hace tiempo que disfruta con su condición de capitán de la Selección. Comparte un cuarto de hora de charla con AS antes del inicio del Mundial.
Empecemos con lo que pasó hace cuatro años. ¿Qué recuerdo tiene de aquel momento en el que levantó la copa de campeón del mundo en el Wukesong?
Lo recuerdo, por supuesto. Por desgracia, para mí el verano de 2019 fue complicado. Así que lo recuerdo como muy emotivo. Tengo la sensación de que llegaba al campeonato con la cabeza más en otros temas que en el campeonato en sí. Pero estar con el equipo, sentirme importante dentro de la dinámica del grupo, me permitió centrarme en el Mundial. Luego fuimos avanzando y anduvimos de menos a más, que eso suele ir bien en los campeonatos. De pronto (tras ganar a Serbia e Italia en Wuhan) vimos que teníamos un cruce bastante bueno en cuartos, Polonia. Y después, el partido de Australia que sabíamos que era vital. Cuando ganamos después de dos prórrogas vimos que todo había encajado para llegar a una final contra Argentina, que sabíamos que era una selección que estaba jugando bien, pero ante la que teníamos la confianza de conocerla mucho. Y eso daba fe para ganar la final. Y así fue. Del principio, que no arrancamos bien, a acabar levantando el trofeo, y poder levantarlo… Pude dedicárselo a mucha gente.
Luego vamos más al equipo. Pero primero, usted. Pertenece a una lista muy selecta de jugadores con dos Mundiales ganados, pero ninguno ha levantado tres. Y en un año puede ser el único jugador de baloncesto que ha participado en seis Juegos Olímpicos. ¿Hasta qué punto eso es un motor para usted?
Al final, son estadísticas. No suelo pensar en este tipo de cosas. La verdad es que le voy a ser muy sincero, y muy transparente. No quiero que se malinterprete, pero no creo que vayamos a ganar otro Mundial. Vamos a trabajar para ello, claro. El verano pasado tampoco veía que fuéramos a ganar el Eurobasket… Pero pasó como en 2019. Las piezas iban encajando y, al final, en el deporte hay oportunidades. Y si las puedes coger, tiene muchas opciones de ganar. En el Eurobasket vimos que nadie nos daba como favoritos y que cada vez íbamos jugando mejor y encajaban las piezas. En este Mundial tenemos bajas importantes. Tenemos que ver qué errores hay y pulirlos. ¿Se nos dice que podemos estar entre los mejores cinco del Mundial? Hostias, pues no está nada mal viendo las selecciones que hay: Francia, Alemania, Canadá, Estados Unidos, Eslovenia, Australia… Por lo menos, se nos tiene ahí.
¿Y los Juegos?
Pues a mí me gustaría vivir otros Juegos y acabar otro ciclo de Selección y, probablemente, (risas) de todo un poco. Esto, si me veo bien. Lo que quiero dejar claro es que yo no me estoy retirando de la Selección después de los Juegos. Lo que tengo que hacer es verme bien para ayudar a la Selección y si el seleccionador cree que puedo estar, yo estaré encantado e intentaré luchar para poder estar. Y trabajaré todo el año con el Madrid para tener esa plaza de posibles Juegos. Si no es así…, me llevaré un trabajo, una experiencia brutal y, joder, cinco Juegos tampoco está mal, ¿no?
Antes de la semifinal del Eurobasket del curso pasado, insistía mucho: “Estamos disfrutando”. Lo estaba saboreando. ¿Eso es básico?
Y lo estaba disfrutando como capitán. Piensa que el segundo jugador más mayor el año pasado era Lorenzo con 30 años y luego estaba Willy con 28. Yo tenía 38; ahí había un salto de casi una década y te das cuenta de todo. A los chavales no se les había dado el crédito que merecían porque los tíos estaban luchando y creían en su trabajo y su talento. Y no se les había dado esa confianza que a otros sí. Y ellos fueron viendo que estaban disfrutando y compitiendo. Y cuando te diviertes, te quitas presión. Es lo que decimos cuando vemos a Luka Doncic sonriendo. Tú piensas. Este tío se lo pasa bien, disfruta. Y él intenta disfrutar y hacer disfrutar. Y así fue el Eurobasket, un disfrute.
¿Y eso como capitán lo ve ahora en jugadores como Alberto, Brizuela, Parra? Esa confianza que da ganar. ¿Son ahora jugadores distintos un año después?
Ganar cambia a la hora de la confianza. Ellos lo han dicho en algunas entrevistas, que a lo mejor en sus equipos no tenían tanta responsabilidad y que después de ser campeones de Europa la sienten, pero también se sentían más importantes. Y eso hace crecer a un jugador, como deportista y como persona. Maduras. Ahora ves un equipo más maduro para preparar el Mundial.
Usted empezó con la pocha, pero el año pasado, para meterse en el rol de capitán, pues estaba metido en el show de los videojuegos en línea con los jóvenes. ¿Eso forma parte para hacer vínculo?
La clave en estas últimas dos décadas que yo he estado aquí en la Selección es hacer muchas cosas en equipo, involucrarte. Cuando yo empezaba no sabía jugar a la pocha pero Pau, Navarro, Carlos Jiménez, Garbajosa… Todos me hacían jugar a la pocha para aprender. Y he ido cogiendo esos hábitos y se los he ido inculcando a la gente que venía nueva. Y al final, es eso. La pocha ha sido algo que nos une, se puede jugar en cualquier sitio… Las consolas, no. Pero ahora con el móvil puedes hacer lo que quieras. Y al final, esto es: tú me das esto, yo te doy esto. Yo estoy contento y también me abro. Oye, tampoco soy tan mayor, ¿eh? (risas). Yo también jugaba a consolas cuando era joven. Y si me tengo que poner y jugar a lo que juegan ellos, me pongo y echamos unas risas en el autobús que es lo que hace que el equipo esté unido.
La noche antes de la final del Eurobasket estaba ahí cenando, tranquilo, con su familia. Era Berlín, un sitio cercano. ¿El hecho de que el Mundial vaya a ser tan lejos le puede afectar a usted, por estar lejos de los suyos a estas alturas ya de su carrera?
Cada vez se hace más difícil separarte de la familia porque, por ejemplo, mi hijo tiene seis años, ya sabe cómo funciona esto y me va echando de menos. Y eso tira mucho. Cuando coincidimos cenando ese día, evadirte un poco de la burbuja que tienes en la concentración, pues viene bien. ‘Desconcentrarte’, estar con la familia, disfrutar de ellos… Evadirte mentalmente es bueno. El que no puedan venir a un viaje tan largo será complicado. Los horarios serán complicados pero bueno, intentaremos sobrellevarlo con el face-time. Gracias a las tecnologías, ahora también es más fácil.
Esta Selección hace años se autodenomina y se entiende como La Familia. Scariolo hablaba de Ricky como un sobrino; usted como un hermano. Se le vio especialmente afectado por el tema . ¿Cómo está usted después del episodio?
Yo estoy bien. Estoy fastidiado por eso, porque hemos estado con él y no hemos sido capaces de ver que estaba pasando esa situación. Después, es cierto que hemos estado hablando y seguimos hablando. Ricky ha sido valiente por dar a conocer estas cosas porque el deportista no vive en una burbuja. No todo va bien siempre. Él puede meter 38 puntos y estar mal. Y eso se tiene que trabajar como se trabaja ahora a nivel mental. Y Ricky ha dado ese paso porque ha visto que no podía ayudarnos a la hora de competir. Y creo que es valiente tomar esa decisión y dejar a otro jugador que esté preparado en este momento para ello.
¿Cómo ha gestionado usted su carrera a nivel mental? Está claro que en la pista ha sido un privilegiado a la hora de competir y de lectura de juego. Pero fuera es otra cosa.
Después de la última lesión de espalda, me puse en manos de profesionales, también a nivel mental, también de hipnosis. Me ayudó a saber qué transición estoy siguiendo con los años. No puedo pedir el Rudy que era en el Joventut porque no tengo el físico ni la juventud de entonces. Y eso me ha hecho adaptarme a lo que me vayan pidiendo los entrenadores para hacer al equipo campeón o, al menos, competitivo. Esa mentalidad me ha ayudado a ser un jugador adaptable a cualquier situación en la cancha. Y, con mis limitaciones, y también mis habilidades para tener una lectura de juego.
Recuerdo una canasta que hizo usted con el Joventut siendo un chaval en Málaga, contra Unicaja. Quedaba una décima de segundo y cazó un alley-oop impresionante…
Me acuerdo de ella…
¿Usted preferiría seguir siendo ese Rudy que podía volar o está satisfecho y feliz con el Rudy que es ahora?
Es una buena pregunta esa, ¿eh? Hombre, hacer mates me gustaba muchísimo. No le voy engañar. Y el nivel físico que tenía antes me permitía tener más habilidades, tener otros recursos. Ahora piso menos la zona que antes. Le diría que el joven, porque el físico me acompañaba. El de ahora… Pues con 38 años sigo compitiendo al máximo nivel. Es cierto que tengo mis limitaciones a la hora de recuperar como recuperaba antes, pero la tecnología ahora te da unas herramientas que permites que estés más cuidado. Y las intento llevar a cabo para alargar mi carrera deportiva, claro.
A la mañana siguiente de cualquier partido grande de la Selección, y como ganan y siempre hay otro, preguntamos cómo está y nos dicen: “Rudy no se puede mover, pero mañana va a estar y estará al cien por cien”. ¿Cómo lo sigue haciendo?
Al final, es eso. Intento tener siempre mi rutina y, sobre todo, quiero romper una lanza por toda la gente que trabaja 24 horas detrás de nosotros. Los doctores, los fisios, preparadores físicos. Somos un gran equipo y, con lo que conozco mi cuerpo, adaptarnos a alguna situación. Contra Lituania en el Eurobasket jugué 31 minutos y acabé reventado pero al día siguiente, en vez de entrenar como todo el equipo, tenía que hacer mis ejercicios, mantenerme y prepararme para estar bien.
El año pasado, Scariolo alabó mucho su figura. Más allá de como jugador, habló de usted como de un gran capitán y de alguien que le había sorprendido en ese rol. ¿Cómo calificaría su relación con el seleccionador y cómo ha ido cambiando con los años?
Ha ido cambiando porque llevamos muchos años juntos y ahora mismo lo considero como una parte familiar. A veces ni hablamos de baloncesto, sino de las familias. Eso sí, si me tiene que dar un grito en la pista me lo va a dar y yo voy a aceptar ese grito. Incluso si hay momentos en la pista en los que veo que Sergio… tal, pues lo voy a asesorar como he hecho con otros entrenadores. Creo que hay esa amistad mutua y ese respeto que nos tenemos que permite que todo salga como ha salido estos años.
Usted tiene la receta para ganar el Mundial, lo ha hecho dos veces. No le voy a preguntar qué hay que hacer para ganarlo.
No lo sé ni yo o sea que…
¿Pero en qué no se puede uno equivocar para ganar un campeonato?
Siempre repito que nosotros tenemos que dar lo máximo, vaciarnos. Si no nos vaciamos, no vamos a ganar a nadie. Al final, los equipos están mejorando, tienen más herramientas para ser mejores. Y nosotros no tenemos a una supermegaestrella, pero tampoco somos tan malos como otros. Lo que sí sabemos es que si no jugamos al cien por cien, nos puede ganar cualquiera. Si jugamos al cien por cien, sí sabemos que podemos ganar a cualquiera pero el tema es ese, saber dónde estamos, respetar al rival sea quien sea. Y creo que es eso. Ser sólidos y ser soldados. Si uno tiene que jugar cinco minutos, tiene que morder cinco minutos. Al final, creo que es eso y lo que nos alimenta. La victoria es gratificante, pero primer hay que vaciarse. Eso es innegociable.