MUNDIAL | EDICIÓN 2023 | GRUPOS | 2ª JORNADA
Montaña rusa dominicana
La República Dominicana gana a Italia pidiendo la hora después de borrarla de la pista. Letal Feliz desde el triple, gran Montero en la dirección. Los caribeños ya divisan la segunda fase.
La República Dominicana llegaba al Mundial como uno de los equipos más intrigantes del torneo, candidata a sorpresa y con algunos analistas incluso poniéndola como candidata a medalla. Tiene mimbres para hacer algo grande, pero necesita una serenidad y un control de los partidos que probablemente no está en su ADN. Esa anarquía se vio hoy ante Italia nada más empezar el encuentro y justo antes de acabar. Y esos dos ratos de mal baloncesto casi les cuesta el partido, que finalmente ganaron pidiendo la hora (82-87).
De salida se vio un 12-0 a favor de Italia, con los transalpinos jugando con calma, metiendo el balón dentro y beneficiándose de las malas decisiones del rival, que entre pérdidas y tiros forzados veía como se le escapaba el partido nada más empezar. 3 minutos tardó el Ché García en pedir el primer tiempo muerto y en sacar a pista a Jean Montero, elegido mejor jugador joven de la temporada en la ACB tras su gran paso por el Betis. El base dominicano estará este año en el Gran Canaria y nadie debería sorprender que sea una de las caras visibles de la Liga Endesa. Su entrenador no le volvió a sentar y solo volvió al banquillo cuando le pitaron la quinta falta. Acabó con un +20 en pista, el mejor dato de largo de todo el partido, e hizo de todo: 12 puntos, 6 rebotes, 9 asistencias y 3 robos. Y, sobre todo, darle sentido al juego de su equipo, que hasta entonces estaba perdido.
Su sociedad con Andrés Feliz fue letal. El jugador de la Penya, inspirado hasta límites insospechados, se fue a 24 puntos con un 7/10 en triples espectacular. El tiro de tres, que ya fue uno de los puntos débiles de Italia en el debut ante Angola, hoy fue una losa. 24% de acierto para ellos. Simone Fontecchio, seguramente la estrella del equipo entre muchos jugadores de nivel medio-alto, hizo un 1/8 desde el perímetro. Datome y Polonara, 0/4 cada uno. Pero Italia se mantenía por delante por ganaba con claridad la lucha por el rebote, doblando a su rival antes del descanso en esta faceta, y porque Karl Anthony-Towns estaba desaparecido. Anclado en la línea de tres, desde donde no hacía más que fallar (no metió su primer triple hasta el final del segundo periodo, luego acabaría con un 4/9), sin pisar la zona ni para anotar ni para rebotear y despreocupado en las ayudas defensivas, su presencia era más una desventaja que otra cosa.
Pero el talento acabó por aparecer. No sabemos si le leyeron la cartilla en el descanso, pero empezó la segunda parte cargando el rebote y transformando dos ofensivos en cinco puntos seguidos. A esas alturas hacía un buen rato que Italia estaba cada vez más fuera del encuentro. Quién sabe si por culpa de su entrenador, el carismático Gianmarco Pozzecco, que en un encuentro que estaba transcurriendo de la forma más tranquila posible, ya había sido expulsado en el segundo cuarto. Se quejaba de que no le pitaban faltas a favor. El resultado fueron tres técnicas, una a él y dos al banquillo. Ese exceso de energía, ese histrionismo que le ha hecho tan famoso, esta vez no sumó nada a su equipo, que se fue desangrando en el tercer periodo (17-31 de parcial).
Con Dominicana en modo crucero, disfrutando del baloncesto, en ese modo en el que los más optimistas les esperaban en el torneo, el partido parecía sentenciado. Los 17 puntos arriba a falta de 5 minutos eran una losa demasiado grande. O eso parecía. Pero entonces volvió a salir la versión anárquica de los caribeños, que se desconcentraron cuando vieron todo hecho y se llevaron un susto que no fue de muerte por muy poco. Marco Spissu, con 17 puntos totales y un 3+1 a falta de un minuto, puso a los suyos 3 abajo. Hasta ahí llegaron, pero fue un aviso para su rival, que ya sabe que no puede dormirse en los laureles si quiere hacer historia. De momento, va a pasar a la segunda fase con muy buenas expectativas.