VENTANAS FIBA

Díaz: “No me querría enfrentar a la defensa de España”

Alberto Díaz atiende a AS en esta Ventana de clasificación para el Mundial. España tiene pie y medio en el torneo del próximo verano.

FEB

Alberto Díaz (Málaga, 1994) es uno de los pilares en los que se asienta la actual Selección. Clave en defensa, la popularidad del pelirrojo ejemplar del Unicaja (base, 1,90 metros) creció de manera notable en el Eurobasket, donde España se colgó su cuarto continental por, en gran parte, su trabajo incansable desquiciando, uno a uno, a todos sus rivales. Este viernes frente a Italia, volvió a ser capital para obtener un triunfo que deja a la Selección virtualmente clasificada para el Mundial, que se celebra el próximo verano en Filipinas, Indonesia y Japón. Mañana, contra Países Bajos (20:30, TeleDeporte), el billete puede ser matemático.

El 18 de septiembre gana el oro en el Eurobasket, una par de semanas después empieza la temporada con el Unicaja y, ahora, las Ventanas… ¿Cómo está?

Bien, bien (ríe). De momento, estoy bien. Es un calendario muy apretado, muy seguido. Hace nada estábamos en verano compitiendo y, ahora, de nuevo, estamos con la Selección. Al final esto es bonito, ilusionante y me encuentro bien tanto física como mentalmente.

De eso quería hablarle, ¿cómo se adapta uno mentalmente a tanta presión sabiendo, además, que solo es el principio de la temporada?

Es complicado. Es duro, pero al final lo tratas de manejar de la mejor manera posible. Es cansancio mental, pero esto es lo que nos gusta y bienvenido sea este estrés y este cansancio.

¿Se apoya en alguien para solucionar ese estrés?

Siempre tienes el núcleo familiar, que es muy importante. Pero también el del equipo. Tengo la suerte de estar con Darío (Brizuela), que también ha vivido lo mismo. Al final comparas sensaciones y cuando llegas aquí vas con tu entorno deportivo un poco relajándote y soltando todo eso. Recargas energía. De todo un poco se coge.

Veo que ya no emplea la máscara de protección (sufrió un fractura del tabique nasal ante el Girona en octubre).

De momento, no. He cumplido los plazos. Me la he traído por si acaso, pero estoy liberado de ella. Estoy recuperado. Muchísimo mejor.

¿Qué tal era jugar con ella?

Era incómodo. Lo he pasado mal porque no estaba acostumbrado. Es poco tiempo y, cuando ya te empiezas a acostumbrar, te la quitas. Siempre es mejor sin ella.

Vayamos al Eurobasket, la medalla estará a buen recaudo, ¿no?

Sí, sí. Está bien guardada. La tengo en una vitrina en casa. La tengo con el resto de las cosas que he recopilado a lo largo de los años.

Fue uno de los grandes focos de atención del campeonato, ¿cómo se lo tomó?

Bien. Ese foco fue positivo. Es de agradecer. No es lo mismo serlo por algo negativo, por parte de las críticas… y muy bien. Al final, tenía unos compañeros muy buenos, que confiaban en mí desde el primer momento. Es verdad, que con tanto medio ellos te centran y no me afectó en nada ese boom mediático que hubo.

Deportivamente, le daría un plus, ¿no?

Sí, evidentemente te hace mejorar como jugador y como persona. Te hace pensar que sigues teniendo nivel y hacerlo en una gran cita como en un Eurobasket mejora a cualquier jugador.

¿Le cambia algo el halago?

Creo que no. Sigo igual que siempre, en mi mismo club, con mis amigos y con mi familia. Gracias a dios estoy en casa, en Málaga, y me muevo en el mismo círculo y lo agradezco porque al final es algo bonito y positivo que se reconozca tu trabajo, pero me considero la misma persona que antes.

Sus amigos, su familia, le mantendrán a raya…

Sí, sí, cuando me ven un poco arriba, me dan un toque de atención. Se lo agradezco.

La defensa siempre ha sido uno de los grandes sellos de esta Selección. Me gustaría saber cómo se adaptan a tantos cambios, tan rápidos en cada partido.

Es concentración. Sabíamos que no éramos ni los más altos ni los más fuertes ni los mejores técnicamente, pero teníamos que ser los mejores tácticamente y esforzarnos mucho: todo el mundo dio un plus de concentración, sobre todo, para tratar de desquiciar al rival.

La palabra clave es desquiciar, entonces.

Sí. Muchas defensas, en momentos claves del partido. Ellos no sabían a qué jugar y nosotros lo aprovechamos muy bien.

Partido tras partido, ustedes hacían variaciones defensivas que sus rivales veían y siempre me he preguntado, ¿por qué no lo estudian para hacer frente a España? ¿O no es tan fácil como pienso?

No. No es tan fácil. Es más, yo como persona que hago esa defensa, le digo que es muy complicado. Son milésimas de segundo, tienes que ver qué tipo de defensa hay, si engañan si no, qué sistema jugar, te están presionado… Es muy complicado. Si fuera del equipo contrario, no me querría enfrentar a España porque hacemos tantos tipos de defensa que como base es muy complicado elegir el sistema adecuado, en el momento adecuado. Es imposible leernos en ese aspecto.

¿Qué importancia tiene Luis Guil (segundo de Scariolo) en todo esto?

Mucha. Él es el que se está desgañitando en el banquillo. Tenemos una serie de directrices, pero vas con las pulsaciones muy altas, corriendo para arriba y para abajo, y él es nuestro Pepito Grillo que nos refresca y nos recuerda la defensa que tenemos que hacer. Es un pilar fundamental.

¿Qué significaría jugar un Mundial?

Mucho. Pero todavía queda. No es algo que ahora tenga en mente. Queda ganar el siguiente (ante Países Bajos), clasificarnos y el resto ya se verá.

Bueno, para cerrar, ha empezado muy bien su Unicaja, con un Martín Carpena revitalizado…

Venimos de años duros y complicados deportivamente y es normal que cuando esto pasa pues se baje un poco el interés o la ilusión del aficionado. Tenemos un buen equipo, fuerte, peleón y sólido, que gusta a la gente y poder contar con un Carpena con 10.000 personas es maravilloso. Esperemos poder seguir dando el nivel para que la gente venga y disfrute.

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