Moneke se apunta un derbi menor
Flojísima versión del Bilbao Basket-Baskonia, que depara la cuarta derrota seguida de los anfitriones de Miribilla.
Si alguien quiere descubrir en los derbis vascos actuales un rastro de aquellos tesoros de partidos de hace una década, cuando el Baskonia peleaba por los títulos y el Bilbao Basket le salía respondón, que vaya despertando, puede ir aparcando tal anhelo. Se ha vuelto una cita tediosa. Los vitorianos atraviesan una etapa de muchas incertidumbres, puede decirse que la crisis del Alavés está desviando la atención a la caída a los infiernos en el baloncesto. Su mal momento queda reflejado en la figura de Howard, una megaestrella europea el año pasado y ahora mismo una verdadera rémora, un jugador que anda por la madera sin pena ni gloria, sin ideas ni acierto. Los de Laso andan con poca energía, se les ve inconsistentes, son incapaces de cerrar los partidos. En un desierto de tanta vulgaridad, solo con alguien inspirado, cualquiera de los dos contendientes se puede llevar el premio del triunfo. Ese fue Moneke. Lleva dos partidos consecutivos colosales.
Y el Bilbao Basket, desde su humildad, trata de recuperar la vieja inspiración, una sonrisa ya perdida, porque se está metiendo en una espiral de derrotas peligrosa. No cumplió para nada esa premisa que subrayan muchos técnicos de empezar y acabar bien los cuartos. Pone voluntad, pero permanece bloqueado, pensando en las consecuencias de un posible error. Su juego en transición fue un verdadero caos y en campo ofensivo viven estáticos. Se nota el cansancio de los viajes en la FIBA Europe Cup, eso resta mucho colmillo e ideas. Y sus tiros de tres son un lastre tremendo: 3/23. El segundo peor equipo de la ACB en esta faceta tan importante en el baloncesto moderno. Uno de ellos, de Gielo, no sirvió para nada, tan solo para alimentar una falsa esperanza, ya que ponía el 67-69 a falta de 1,2 segundos. Fueron un desastre en muchos de tramos, quitando el final del tercer acto e inicio del último, donde al menos sí exhibieron orgullo y cierta mentalidad competitiva. Su desacierto desespera a la grada.
Por lo tanto, el derbi era pura supervivencia, los violines podían quedar para otro día. Solo hubo emoción en el último acto, cuando los locales se vieron en la ruina y reaccionaron a la desesperada. Esta versión moderna del derbi es un partido frío, sin energía, hasta se echa de menos algún rifirrafe que recuerde que estamos ante un duelo entre vecinos que tratan de decir quién manda en Euskadi.
El Baskonia llegaba de un triple esfuerzo grande, ante Valencia en Liga y la doble entrega de Euroliga ante Fenerbahçe y Bayern. Dos derrotas en estos tres compromisos le apretaban con urgencias. Salió a llenar la mochila de moral con un 0-7, subido a la chepa del excéntrico Moneke, que llevaba 13 puntos en el 12-20. Sedekerskis encontraba las ventajas posteando ante Dragic, mientras que Kullamae estaba sobrexcitado. Moneke empezó con su obra maestra, encontraba la línea de fondo con facilidad y campaña a sus anchas. El Bilbao Basket echaba de menos la energía de sus dos colosos, Pantzar y De Ridder, pero lo peor era que no sabía leer los ataques con ideas claras. Los lanzamientos de tres eran una tortura: 1/22 llevaban en los 17 primeros minutos. Kullamae embocó el primero de los locales tras once fallos.
Había poco rastro de buen baloncesto y acierto. Laso pedía dejar espacio a Rubén Domínguez, que se precipitaba al ver que tenía tiros claros. Los bilbaínos vivían del pick and roll lateral y del juego cercano al aro de Hlinason. También Frey está dando un paso adelante en este naufragio general.
Ni la tercera de Hall preocupaba a los vitorianos, que echaban de menos correr, meter ritmo, anotar a la carrera, parecían estar con el freno de mano echado. El inicio de la segunda parte fue con claro color azulgrana. Demarró el Baskonia. Se llevaba todos los balones divididos, se puso 15 arriba y no encontró respuesta de un Bilbao Basket que se va quedando en nada jornada a jornada.
El cuadro de Ponsarnau no cerraba bien ni contraataques claros. Su miopía era galopante. Y Moneke aprovechaba para seguir haciendo sangre, hasta erigirse en MVP de la jornada. Los locales están sin confianza, entran rápido en el bucle de la ansiedad al querer limar con urgencia la diferencia de puntos, la dinámica del equipo se ve arrastraba por esa melancolía. Pero, con un 14-2, al fin sacaron un atisbo de rabia al final del tercer acto e inicio del último, para que hubiera al fin algo de emoción: 54-58 a 7:03 para acabar. Levantó el ánimo sin los americanos (llamativo que no saltaron al parqué en el último acto) y primeros espadas como Dragic y Gielo. En momentos tan comprometidos se echa de menos el liderazgo de Rabaseda, ahora lesionado. No es un anotador, pero sus golpes en la mesa en ocasiones se agradece.
Pero el Bilbao Basket no consolidó la reacción. Con 56-60 se le salió un tiro claro a De Ridder, el esférico se pasó por el ero. Y con 58-62 falló un triple Pantzar y luego otro Kullamae. El equipo era un manojo de nervios. Se agradece ese arrebato de carácter, pero lo que se le pide es encontrar el baloncesto colectivo, porque no tiene referencias individuales para sacar los compromisos. Moneke, magistral a partir del juego sin balón, sentenció con un triple con falta y tiro adicional, aunque no encestó este añadido. Dragic quiso entrar ante su ex, el equipo con el que ganó la Liga en pandemia, pero llegaba tarde. Un derbi descafeinado camino del Buesa. Cuarta derrota seguida del Surne, que se acerca peligrosamente al abismo. Ya está en número de derrotas de plaza de descenso.
Ponsarnau: “Nos faltó acierto en el triple”
Ponsarnau lamentó que una de las claves de la derrota fue el escaso acierto de sus jugadores en los lanzamientos triples. “A un equipo tan bueno como Baskonia es difícil ganarle sin el triple”, admitió recordando el pobrísimo 13 por ciento de efectividad (3 de 23) en los tiros desde más allá de la línea de 6,75 metros.
Para el preparador de Tàrrega “el acierto o la suerte” para el Baskonia en “unos cuantos balones divididos” les privó también de haber tenido más opciones de alcanzar la victoria.
“Estoy satisfecho porque en la segunda parte hemos tenido mucho mejor ritmo defensivo del que hemos tenido en los últimos partidos. Este es nuestro camino”, apostilló el ilerdense.
Laso: “Hemos estado muy bien aunque al final nos faltó gasolina”
Laso se mostró “contento” por la victoria en un partido en el que vio “muy bien” a su equipo, aunque “al final” les faltó “gasolina y seguridad para cerrarlo”. “Ha sido muy duro. Era nuestro quinto partido en diez días y nos ha faltado algo de piernas. De todas formas sacar una victoria como esta nos debe dar confianza en el trabajo porque sin hacer un gran partido hemos sido capaces de dominarlo”, aseguró el técnico vitoriano.
Para Laso “la pena” fue que “después de dominar en muchos aspectos” el partido estuviera apretado prácticamente hasta el final y solo hayan podido ganar por dos puntos.
“Nos faltaba esa sensación de terminar de romperlo aunque el trabajo defensivo estaba siendo muy bueno. Debemos de ser conscientes de que en ACB cada partido es así“, concluyó el entrenador baskonista.
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