Mejoría y diversión

Se quitó España la suciedad de Portugal con un triunfo aseado ante República Checa (87-73). Sin deslumbrar, pero se terminó divirtiendo el equipo de Scariolo, que pedía consistencia e intensidad, dos rasgos que tuvo su equipo ante los checos, sin Satoransky, que redujo el potencial del rival. Scariolo contó con las bajas de Aldama y Abalde por pequeñas molestias, y Alberto Díaz acabó tocado. Pero España presumió de fondo, con la aportación de actores alejados del foco, como Puerto o Arostegui, de los más destacados, o el niño Saint-Supéry, con destellos de jugador especial en su tierra. Pequeños objetivos cumplidos, además de ganar y convencer (con márgenes abismales) para marcharse de Málaga con buena cara y neutralizando ese aire externo de cierta inquietud. Ahora sí, la Selección se pone en marcha. Y la preparación se irá empinando en los próximos test (el siguiente, ante Francia en Badalona el 14), pruebas de mayor utilidad frente a los galos o Alemania, dos gallos del Eurobasket, lo que pretende ser España. Pero a su manera.

Empezó guerrera la República Checa de Diego Ocampo, instructor de Saint-Supéry en su año en Manresa, chocaban y departían. Y el malagueño agitó el ritmo espeso de España desde el 7-16, con un acierto superlativo de los checos, desinhibidos, pero oliendo sangre tras el accidente de Portugal. Sin alardes y con alguna fase caótica en el juego, propio de comienzos de agosto, pero España empezó a sonreír, o a intentarlo, tras el primer cuarto (17-16). Antes Saint-Supéry hizo el trabajo de incentivar al Carpena, rendida con Alberto Díaz, el dueño del cortijo. Ambos malagueños compartían pista en un ligero sprint eficaz de la selección: Díaz patrullaba atrás y el benjamín ejecuta delante. A partir ahí un disfrute efímero los de Scariolo, con una buena entrada de Santi Yusta y Puerto, jugadores para dar intendencia. Y los picotazos de Brizuela, que anotaba un triple en un primer rugido. No contó República Checa con Tomas Satoransky, su estrella y algo más, por ascendencia y mando dentro de una selección que jugará el Eurobasket. Brizuela y Willy, sus compañeros del Barça, daban una buena ventaja a España antes del descanso (36-27), pero el partido tenía cloroformo. Se respiraba un ambiente de pesadez en el Carpena, con más público que el martes ante Portugal, que antes cedería con la ‘baby’. Un triple de Peterka, que de nuevo Saint-Supéry respondía con una entrada a canasta, concluía una primera parte de suficiente, con poco que reclamar (40-31).

España empezó a gestionar la renta, lo que no hizo con Portugal. El carácter checo resultaba peligroso, como el sello de Ocampo, un baloncesto vertiginoso y de parciales endiablados, bien lo saben en Manresa. Pero aparecía una respuesta de España, como el triple de Puerto tras el de Bohacik (58-50). Scariolo insistía con Saint-Supéry, antes con alguna fase de Brizuela de ‘1’, una vía que será recurrente en Chipre. Manejaba Scariolo cemento armado, con Arostegui y Parra, también Yusta, sangre guerrera y estresar a los checos, pegajosos. Saint-Supéry, verso libre, colocaba el 67-57. Concluía Arostegui el tercer cuarto (71-59). Otro taronja, Puerto, más renta con un triple en carrera, y España ganaba tranquilidad con el viento a favor. Pero no entregaban la cuchara los checos, mientras Scariolo exageraba en el reparto de minuto. Continuaban los Hernangómez, el destino de los ataques, de ellos dependerá en parte el techo de España, sobre todo Willy, que defiende MVP del Eurobasket. Lo paraba Ocampo con el 77-63. Faltaba por aparecer De Larrea, de costa a costa y un triple para seguir abriendo distancia (82-64). Lo controló España, que se estrenó en Málaga, el primer paso de un viaje sin saber hacia dónde.

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