Salto a lo desconocido

La Selección que debuta este jueves (13:30 horas, Cuatro) en el Eurobasket 2022 contra Bulgaria (número 52 en el ranking FIBA) en la caótica y bohemia Tiflis es mucho más que la España post-Gasol. Es un equipo que salta a lo desconocido, con siete jugadores debutantes en un gran torneo de selecciones (Alberto Díaz, Brown, Jaime Fernández, Brizuela, Pradilla, Parra y Sáiz), ocho caras nuevas respecto a los Juegos de Tokio (sólo repiten Rudy, Garuba, Willy y Arostegui) y sólo tres jugadores campeones del mundo en China en 2019 (el capitán y los Hernangómez).

Esta España rookie, que por encima de todo lamenta la pérdida de Ricky (referencia absoluta ya de La Familia en el Mundial de 2019 y los Juegos de 2020), pone la cara en un desafío complicado. Según la FIBA, y después de no haberse bajado de las semifinales desde hace 23 años (tres oros, tres platas. tres bronces y un cuarto puesto en diez Eurobasket), es la séptima favorita del torneo. “El momento más difícil del baloncesto español”, reflexionó hace unos meses Sergio Scariolo de vuelta de Riga. El seleccionador ha tenido un verano para intentar armar un equipo competitivo. Pero a las ausencias de rigor por retirada, falta de disponibilidad o lesión, se ha unido a última hora la de Llull, que obligó a llamar de urgencia a Alberto Díaz, que estaba tranquilamente en su casa de Málaga después de jugar un Unicaja-Granada a puerta cerrada y recibió una de las sorpresas más agradables de su carrera deportiva.

Que la Selección tiene limitaciones ya ha sido suficientemente repetido. Hay déficit de talento respecto a los equipos campeones y los relevos que ahora juegan en la NBA, especialmente Juancho y Garuba, han tenido un año difícil. Así que a Scariolo le ha tocado repensar la Selección. Allí donde se ha entrenado este verano, sea Madrid, Riga, Pamplona, Atenas, Las Palmas, Vilnius o Almere, se ha montado sobre sus jugadores para exigirles que den bocados en defensa. Sólo a partir de ahí podrá crecer el equipo.

Y, sin embargo, en el chárter que desplazó a la Selección a Tblisi se respiraba un ambiente de cierto optimismo. En el fondo, el grupo humano que forma la Selección se siente liberado de la presión de otros campeonatos, cuando era ganar o ganar. Ahora, se trata de competir y demostrar que está construyendo una nueva entidad. Y se considera que en agosto se han dado pasos para ver un equipo que “moleste” y que en la primera fase habrá tiempo para coger el punto perfecto con vistas a los octavos. Brown, Rudy y Willy forman la columna vertebral del equipo, Garuba ha recuperado sensaciones físicas y todos esperan que Juancho esté cuando se le necesite. Jaime, Arostegui, Parra y Pradilla deben darle versatilidad y actividad al equipo; Brizuela, siempre con puntos en las manos, puede ser el microondas de la Selección; y Alberto y Sebas, los perros de presa. La Bulgaria del zurdo Vezenkov, ex jugador del Barça y en uno de sus mejores momentos ahora en Olympiacos, es el primer rival en la ruta de Tiflis, que incluye a Georgia, Bélgica, Montenegro y Turquía. ¿Por qué no soñar?