Conde: “Ir a París sería un sueño, una alegría”
María Conde, alero del Praga, es una de las grandes bazas de España en el Preolímpico que comienza este jueves en Sopron (Hungría).
La Selección comienza este jueves el Preolímpico de Sopron (Hungría). El objetivo, acabar entre las tres primeras de un grupo de cuatro. El primer rival es la caótica Japón (16:30 horas, Tdp). El viernes llega la Canadá del español Víctor Lapeña (15:30 horas, Tdp) y el domingo clausura frente a la anfitriona (17:30 horas, Tdp). Un reto mayúsculo para estar en París este verano y para el que España contará con la calidad de María Conde.
La alero (27 años y 1,86 m) solo pudo jugar la fase de grupos del pasado Eurobasket por una lesión en el hombro izquierdo. Sin ella, el potencial ofensivo de España se vio afectado de manera significativo. Pero todo eso quedó atrás. La canterana del Estudiantes está recuperada completamente, en cuerpo y en mente, para afrontar el desafía de la clasificación para París.
¿Cuántas ganas tenía de volver con la Selección?
Muchas. Sobre todo con un reto como el que viene, que es muy grande y complicado. Estábamos todas con ganas de cambiar el chip, venir aquí, y ponernos a entrenar rápido para empezar.
¿Cómo está su hombro?
Bien, bien. Estoy muy contenta este año. Esperemos que siga así… toquemos madera. El cuerpo está respondiendo muy bien, la cabeza también que es lo importante. Luego, el resto de las cosas van viniendo.
Fue un poco frustrante su experiencia en el último Eurobasket por culpa del hombro, ¿no?
No fue solo el Eurobasket. Venía de un año complicado con varias lesiones, los tobillos… La sensación de que no podía coger el ritmo. Es un pelea constante, no solo contra tu cuerpo, sino también con tu cabeza. Remar para poder estar y que vuelva a pasar otra vez… Al final, esas cosas hacen mella en las personas que somos. Terminó con lo que pasó en el Europeo, pero venía ya de antes también, así que bueno.
Triste por no poder ayudar, contenta por formar parte de un equipo en el que todo el mundo estaba preparado para aportar. Muy contenta por los resultados: a pesar de no conseguir el oro, creo que hicimos un campeonato muy serio, del que hay que estar orgullosas. Feliz de haber formado parte de ello y, ojalá, poder seguir ayudando a la Selección muchos años más.
¿Todos esos problemas físicos le hacen jugar con algo de miedo?
A la cabeza afecta como todo porque antes de ser deportistas somos personas. Y si a cualquiera le afectan las cosas que pasan en su trabajo, en el día a día, las lesiones son parte del nuestro. Es verdad que cuando pasas periodos de lesión tras lesión, de lesiones grandes, al final se generan dudas en tu cuerpo, en tu cabeza… Dudas que no estarían si las cosas fueran bien. Hay trabajo por detrás, del que no se habla mucho. A los deportistas nos ponen mucho en la imagen de la dureza, de salir y competir, pero hay mucho trabajo por detrás, físico, pero también mucho mental.
Cuando acabé el Eurobasket, empecé a hacer terapia porque era algo que sentía que necesitaba, y que era el momento de ir con ello. Me ha ayudado un montón. Ha sido uno de los puntos que enfocamos en un principio: volver a jugar con comodidad, confiar en mi cuerpo y en mi cabeza, en las cosas que puedo hacer. En el momento se juntaron muchas cosas y no siempre podemos solos. En este caso, a mí me ha venido muy bien, así que contenta.
Ha crecido desde ese momento, ¿no?
Desde luego. Personalmente, pero también deportivamente. Al final, las temporadas siguen y estoy en Praga en plena pelea por los playoffs de la Euroliga. Y estamos aquí, con la Selección. Así que deportivamente algo tendremos que estar haciendo bien, pero creo que personalmente ha sido un año muy importante para mí, por sanar muchas cosas que habían pasado el año anterior. Estoy muy contenta por cómo se están dando las cosas, con muchas ganas de seguir porque viene ahora un periodo muy importante: el Preolímpico con la Selección y, luego, con mi equipo y la Euroliga. Pelear por todo y, con suerte, si nos clasificamos estar en los Juegos Olímpicos este verano. Vienen cosas muy bonitas y estoy con ganas.
Del 1 al 10, ¿cuántas opciones ven que tienen para clasificarse para los Juegos?
¡Es un grupo tan complicado! Le diría que puede ser un 1 como un 10. Los expertos dicen que es el grupo de la muerte. Es muy complicado porque miras y dices ‘quién es el débil’. ¿Hungría? ¿Qué juega en casa? Creo que como lo estamos enfocando Miguel (Méndez), el cuerpo técnico y todas nosotras es lo mejor: ir a cada partido como si fuera una final. El primero, el segundo, el tercero. Por cómo es el grupo y los equipos que hay, te lo puedes jugar todo en la última jornada, aunque hayas ganado el primero o el segundo. Una victoria no te asegura nada. ¿Las posibilidades? No sé. Solo sé que estamos todas con muchas ganas de competir. Lo mejor preparadas posibles con las condiciones que hay y listas para empezar y darlo todo porque el premio es muy grande.
Dice que no sabe quién es el débil del grupo, pero ¿quién es el más fuerte?
No lo sé… creo que para nosotras Japón va a ser un equipo complicado. Es muy distinto su estilo de juego a lo que nosotras estamos acostumbradas en el baloncesto europeo. Incluso al americano, que es más parecido al nuestro que el de las asiáticas. Siempre suponen un problema porque es un juego totalmente diferente: muy estructurado, pero a la vez muy caótico. Muchos tiros desde todas las posiciones. Mucha velocidad, agresividad. Creo que empezar con ese partido es una buena prueba para ver cómo nos encontramos. El caos nos puede venir bien en un momento determinado porque es el primer momento, cuando te cuesta adaptarte y puede que nosotras nos encontremos. Va a ser un equipo muy complicado. Canadá y Hungría son más similares con sus cosas también y sus puntos fuertes, pero son más similares a los estilos de juego a los que estamos acostumbradas.
Ir a París, ¿qué sería?
Un sueño, una alegría. Para mí es muy emocionante, pero estoy intentando no ponerme ahí todavía porque hay trabajo que hacer, tenemos días intensos por delante. Me emociona pensarlo porque es lo más grande. También un reconocimiento a todo lo que hacemos y a todos los meses que pasas en la cancha, las temporadas, la dureza porque no es todo lo bonito de los Juegos. Somos unas privilegiadas por poder vivirlo, pero hay mucho detrás para poder llegar a esa posición. Un reconocimiento también a mis compañeras, a todo lo que hacen.
No está Silvia Domínguez por lesión, ¿no sé si han recibido algún mensaje amenazante por si no se clasifican para los Juegos?
(Ríe). Otra persona a lo mejor si nos amenazaría, pero Silvia… No la veo yo. Sé que están siendo momentos duros para ella, también porque las lesiones musculares no son fáciles. Sé que ella tenía muchísimas ganas de estar aquí y ayudar al equipo. Para nosotras es fundamental que esté, pero notamos su presencia, notamos la fuerza que nos manda y vamos a pelar por ella y por otras compañeras que no han podido estar.
¿Cómo ve a Megan Gustafson?
Bien. Muy contenta de estar aquí. Es bonito ver a la gente ilusionada por estar y que tiene esa oportunidad. Se está intentando integrar con todo el mundo, que no es fácil en su situación, y con muchas ganas de entrenar, de competir. Haciendo muchos esfuerzos por entendernos, por encontrarse, por comprender al cuerpo técnico en los entrenamientos, que al final es un idioma que ella no conoce. Estoy muy contenta de verla con nosotras.
¿Ya la han enseñado palabras en español?
Ya venía con alguna como sabía que iba a estar pues está con el Duolingo y todas estas cosas, aprendiendo. Algunas respuestas te las da en español e intenta enterarse… pero son tantas cosas, tantos estímulos que está todavía, la pobre, tratando de ubicarse. Pero está haciendo un esfuerzo muy grande y lo valoramos, lo apreciamos todas. Contentas de tenerla aquí.
¿Qué le ha aportado estar seis años seguidos fuera de España?
Le diría que madurez. Igual temprana en algunas cosas que se van asentando más ahora. También salir a Estados Unidos cuando lo hice (18 años) es un salto de madurez muy grande en comparación con otra gente de mi edad en esos momentos. Un salto que luego se tambalea un poco porque entras en ligas profesionales y tienes que ir encontrándote como jugadora, encontrar tu sitio y creo que en este año, especialmente, se va asentando todo un poco más.
Ya me voy notando como una persona y una jugadora que lleva un tiempo fuera, jugando en competiciones internacionales y ese poso empiezo a notarlo ahora. Es un proceso lento de cocción, pero que, poco a poco, da resultados y otros que espero seguir viendo y por los que voy a seguir trabajando.
Y, ¿volver a España? El Estudiantes, su equipo de cantera, está muy bien…
Sigo mucho la competición, así que estoy al tanto. No lo sé, lo que sí le digo es que está más cerca que lejos, eso seguro. Ya son muchos años fuera y la Liga está dando pasos muy importantes. No solo a nivel de competición, sino también con el convenio colectivo. Se están dando pasos muy importantes para las jugadoras y para la profesionalización. Empieza a ser algo jugoso para todo el mundo, no solo para las españolas que estamos fuera, sino también para jugadoras extranjeras. Cada vez me veo más cerca de volver, pero no le puedo decir cuándo, pero es algo que se va acercando más porque pasan los años y llevo mucho tiempo fuera. También volver a casa siempre es algo bonito y especial, así que está ahí, presente en mi cabeza.