Italia sube el listón

Italia y España juegan esta noche (20:30 horas, La2 y RTVE Play) un partido de emociones. Sergio Scariolo, seleccionador nacional, pero también italiano de pura cepa, de la lombarda Brescia, se mide al combinado nacional de su país por quinta vez, y quizá última, en partido oficial en su carrera. Le toca desempatar, porque tiene un balance de 2-2. Una de las victorias, sin embargo, tiene un peso sentimental especial. La que España consiguió en el Mundial de 2019, curiosamente en Wuhan, la ciudad donde por esas mismas fechas estaba a punto de propagarse el Covid, le dio un espectacular chute de confianza a la Selección, que voló hacia el título en el Wukesong. Aquella Selección que dirigía, claro, era distinta. De allí sólo quedan los Hernangómez. Willy era el suplente de lujo de Marc; y Juancho era titular, pero veía muchas veces los minutos de la verdad desde el banquillo, reemplazado por Claver.

Han llovido ya seis años. Como entonces, España tampoco es favorita ahora, pero tiene ganas de reivindicarse. A los jugadores no les hizo falta siquiera leer las crónicas después del descalzaperros que perpetraron contra Georgia. Ya salían de la pista admitiendo que había sido una derrota “inaceptable”. Tocados en el orgullo, se juntaron la misma tarde del jueves en las habitaciones del hotel Parklane de Limasol, se conjuraron y han reaccionado con dos palizas a Bosnia y Chipre. Desde las entrañas de la Selección aseguran que el nivel de compromiso y ambición es máximo. Los jugadores han rechazado incluso alguna actividad de tiempo libre para estar cien por cien focalizados en el torneo. La prueba del algodón, sin embargo, es Italia. Gianmarco Pozzecco trabaja hace años con un grupo de jugadores que están elevando de nuevo el nivel del pallacanestro en el país trasalpino. Un equipo, además, que ha ganado físico gracias a su multirracialidad. La imagen de una nueva Italia, con dos jugadores de origen senegalés (Niang y Diouf), y otro nacido en Treviso pero con antecedentes zaireños y pasaporte del Congo. Además, la ausencia de DiVincenzo abrió la puerta a Darius Thompson, con pasaporte azzuro gracias al matrimonio con una italiana. Los líderes del grupo, sin embargo, son Simone Montecchio, que viene de meterle 39 puntos a Bosnia; y Nicolo Melli de quien, dicen, tuvo un rifirrafe con Pozzecco antes del campeonato. Por lo visto en su rendimiento, la cosa no fue a más.

El siempre peligroso predictor de FIBA le da un 58,7% de opciones de victoria a la Selección, de la que podría decirse que está en una situación peligrosa si no fuera porque la clasificación del grupo D, con Francia y Eslovenia tercera y cuarta respectivamente, le obliga a jugar casi a ciegas esta noche. España corre serio riesgo de acabar cuarta si no gana por una distancia amplia a Italia. En el caso de perder con Grecia, sólo evitaría la cuarta plaza si gana a los trasalpinos por 13. Así, sería tercero; y subiría al segundo puesto si es capaz de ganar por 16 a los de Pozzecco, porque el triple empate parece inevitable (siempre en el caso de perder contras los helenos). Dentro del vestuario, sin embargo, esas combinaciones numéricas no tienen cabida ahora. El objetivo es ganar primero a Italia; luego, a Grecia, y llegar a Riga como líder de grupo. Justo igual que en 2022, cuando después del varapalo contra Bélgica, la Selección se repuso contra Georgia y Turquía y voló a Berlín primera para enfrentarse a Lituania. ¿Recuerdan?

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