España saca las garras

Una bala salvada y de qué manera. La Selección, contra las cuerdas tras la cruel derrota frente a Letonia en el estreno, sacó a pasear su genio, su calidad colectiva y sus garras para doblegar con autoridad a Montenegro (78-57)… aunque hubo cierto pánico en el tercer cuarto cuando las balcánicas, con una zona 2-3, se pusieron a tan solo un punto (52-51). La artillería de María Conde en la primera parte (15 de sus 20 puntos fueron ahí), el esfuerzo de Laura Gil y Paula Ginzo, y la aparición cuando peor estaba pasándolo España de Leo Rodríguez permiten al conjunto nacional recuperar la sonrisa. Y mantener la esperanza, aún, de acabar primera y viajar directamente a cuartos, a Liubliana (Eslovenia), gracias al triunfo de Grecia sobre Letonia… aunque no depende de sí misma: las bálticas deben perder en la última jornada y la Selección sacar su encuentro frente a las helenas.

Intensidad defensiva, rebote, velocidad. España recuperó sus ingredientes básicos ante las Damas Rojas. Esos que se quedaron olvidados en la despensa en el debut frente a Letonia. Los nervios del primer día se esfumaron. Se comprendió cuál era el nivel que permitían los árbitros desde el minuto uno y todo comenzó a rodar. Las balcánicas controlaron el duelo los primeros tres minutos, el tiempo que necesitó Torrens para descerrajar dos triples, los mismos que toda España en 40 en el estreno europeo, y poner el 8-6.

Y a volar. Cazorla cogió el timón, Casas puso la muralla atrás y Gil, los brazos para el rebote (6 al descanso). Pero la mejor noticia fue la vuelta de María Conde. ¡Menuda explosión en sus primeros 12:52 en cancha! 15 puntos impolutos con un 3 de 3 desde el triple. En los seis partidos previos, entre amistosos y oficiales, promediaba 3,1 tantos. Añadió 3 rebotes y 1 asistencia para 17 de valoración, y la sensación de comodidad, de amenaza. Creaba pánico en Montenegro porque no había lugar que no explotase.

No fue la única buena noticia de un encuentro que se fue al descanso 13 arriba para España (42-29). Gil y Carrera, exigidas contra Letonia, pudieron tomarse unos buenos respiros gracias a la notable labor de Paula Ginzo y la capacidad de Quevedo de adaptarse al cuatro. Ouviña se desataba con 8 puntos y un 2 de 2 desde el triple que dejaba el acierto exterior español en dos periodos en un maravilloso 8 de 12.

Montenegro decidió bajar las revoluciones del partido. El ritmo alto, el uno contra uno, el intercambio de golpes eran incontrolables para ellas y Skerovic ordenó zona, una 2-3 que se le atragantó a España. Con algunas malas decisiones en el pase y desacierto en el triple (2 de 9 en el tercer cuarto), la Selección fue agotando vidas. Parcial de 0-11 y casi cinco minutos sin anotar colocaron una presión (44-42) que las españolas supieron achicar con algo de Leo Rodríguez y un poquito de Torrens. El parcial de 10-22 con el que se cerró ese periodo ponía un inquietante 52-51. Mack era un dolor de cabeza al igual que Jovanovic y Lekovic.

Todo el trabajo, el buen y enorme trabajo realizado, pendía de un hilo. Un escenario que las de Méndez no estaban dispuestas a permitir. Y había armas para ello… aunque pocos contaban con que Paula Ginzo iba a dar varios pasos hacia adelante con 6 de sus 8 puntos y una falta sacada que sirvieron para el despegue definitivo de la Selección, del 55-51 al 75-55 a falta de 30 segundos. La presión de Gil en defensa y un poco más de acierto de Conde y de Rodríguez hicieron el resto. España está viva y con las garras bien afiladas.