¡España estará en París!

¡Sí, sí, sí, nos vamos a París! La Fonteta rugía a 29 segundos de final cuando Rudy Fernández se encaminaba a certificar la victoria frente a Bahamas (86-78). Desde la personal, el capitán colocaba el 85-77 y clasificaba a la Selección para los Juegos Olímpicos. Los séptimos consecutivos. Todos sin interrupción desde Sídney 2000. Seis de ellos con la enorme figura del alero, que se tapaba la toalla de emoción nada más acabar la final del Preolímpico: se convertirá en el jugador masculino con más Juegos.

Los últimos de una enorme carrera en los que se recordará este partido. Por su liderazgo, por su inteligencia. Lo dio todo. Como el resto de sus compañeros, que disputaron un encuentro de campanillas. Uno que volvió a demostrar qué nadie juega estos duelos, a vida o muerte, como ellos. Fue una actuación fabulosa. Soberbia. En carácter, seriedad y calidad frente a un rival que parecía imparable con sus tres NBA, limitados a 51 puntos por la telaraña defensiva que colocó Scariolo sobre ellos. Arostegui (¡vaya final, de 10!) fue la sombra de Hield. Ayton sudó todo el duelo con Willy y Garuba. Bahamas llegaba con 12 triples de media y se quedó en 8… y dos llegaron en el arreón final. Fue, ante todo, un trabajo colectivo.

Como el ataque. La Selección cogió confianza poco a poco hasta que a mediados del segundo tiempo parecía todo controlado. No tanto por diferencia, sino por las sensaciones, por el enorme papel de Willy otra vez en la zona (15 puntos). El de Lorenzo (18 con 4 de 5 de tres) en instantes cruciales (¡qué tres triples antes de llegar al descanso!). El mencionado liderazgo de Rudy y también el de Llull. Y, claro, la enorme figura del nuevo jefe de España, un Santi Aldama colosal. En la lucha por el rebote y con su mano de seda. Fueron 12 puntos (2 de 4 desde el perímetro) y 7 rebotes para el MVP del Preolímpico.

Iba a ser físico el enfrentamiento. Scariolo y sus chicos lo sabían. Y no se amedrentaron. Sabían que habría caídas, que habría momentos duros, pero ellos ya habían estado ahí, mirando al vacío sobre un cuerda y lo habían sacado. España salió sin miedo ante el trío NBA bahameño. Arostegui se pegó a Hield y luego Alberto Díaz. Rudy Fernández ayudaba en el dos contra uno. Willy se fajó con Ayton y luego Garuba. Iban a anotar, seguro. Iban a cazar rebotes ofensivos, sí, pero había que minimizar daños y España lo consiguió.

Willy empezó como acabó contra Finlandia: con muchos puntos y presencia interior. Seis puntos en su primera intervención con Aldama dando latigazos como lleva haciendo todo el Preolímpico. Ambos respondían a Hield y Ayton (13 tantos entre los dos en los primeros 10 minutos). Garuba se unió a la resistencia frente a unos caribeños que exprimían hasta el máximo el contacto en defensa. ¡Qué intervención inicial del pívot! 6 tantos, 2 tapones que marcaban terreno. Sujetó con eficiencia a Ayton. Rudy lanzaba de tres y se atrevía a traspasar la zona rival. Marcador apretado, 30-28… y rugió Lorenzo. Y La Fonteta. El de Albacete comenzó con mal pie (0 de 4) para luego levantarse en 90 segundos: tres triples seguidos que sumados a uno de Llull pusieron el +12 (42-31). Al descanso, 42-34.

Y a su vuelta, una sensación de calma chicha. De escenario controlado por los españoles frente a unos caribeños que tenían de punto de ancla a Ayton (17 tantos y 14 rebotes), que sacaba los pasos prohibidos de baile en la zona para martillear el aro de la Selección una y otra vez… pero no les bastaba. España se sentía cómoda. Mantenía alta la intensidad defensiva, rotaba y lograba puntos, desde la personal, principalmente. Brizuela, con un triple de malabarista, ponía el +14 (61-47, minuto 28). El duelo continuó con esa misma sensación de dominio por parte del anfitrión, mientras crecía la desesperación de Bahamas, que se lanzó a tumba abierta: presión y lanzamientos rápidos con su contestación española sin miramientos. Su reacción final no fue suficiente. España estará en los Juegos. París espera.

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