El milagro de Nowitzki en 2005: verdugo de España y una plata para la historia
Como casi único referente de Alemania, la estrella lideró a su equipo a una final improbable, conquistando así una medalla extraordinaria y dejando a España por el camino.
En los torneos internacionales de cualquier deporte siempre se produce una extraña coincidencia que es casi poética: que, en el momento de las medallas, el equipo que se sube al tercer escalón suele estar tan contento como el que lo hace en el primero. Es lo que pasa cuando ganas el último partido de un campeonato, aunque el premio no sea el mismo. Y es el que se encuentra en el segundo escalafón el que parece triste y alicaído, como ausente, muchas veces con lágrimas en los ojos. Seguramente por haberse visto tan cerca de una maravilla, de un absoluto trofeo que en la mayoría de las ocasiones supone la justificación de toda una carrera. Con el tiempo y su posterior racionalización, siempre hay quién se siente orgulloso de lo conseguido. Pero eso no pasa cuando te cuelgas la plata al cuello y piensas mucho más en lo que podrías haber ganado que en lo que realmente has logrado.
Eso también le pasó a Alemania en el Eurobasket de 2005, pero de otra manera. Al fin y al cabo, el resultado de la final ante Grecia (78-62) permitió que los germanos asumieran la derrota antes de tiempo. Y, por otro lado, la plantilla que llevaban no les colocaba entre los principales favoritos al título por mucho que contaran con Dirk Nowitzki, el mejor jugador del Viejo Continente por aquel entonces. A la estrella le acompañaban, atención, Patrick Femerling, Robert Garrett, Marko Pešić, Robert Maras, Pascal Roller, Mithat Demirel, Demond Greene, Misan Haldin, Denis Wucherer, Stephen Arigbabu, Sven Schultze. Y les entrenaba Dirk Bauermann. Un equipo inequívocamente descompensado y con una distancia realmente sideral entre el jugador de Dallas Mavericks en la NBA (siempre jugó en el mismo equipo) y el resto de sus compañeros.
Alemania llegó al Eurobasket invicta, con un 6-0 en los amistosos previos, pero perdió en su debut ante Italia (82-84), en la prórroga y a pesar de los 27 puntos, 15 rebotes, 3 asistencias, 2 robos y 2 tapones de su estrella, que se fue a 42 de 45 minutos posibles. La plácida victoria ante Ucrania (58-84, con otros 27 tantos del alemán) daba tranquilidad, pero tuvieron que vencer por la mínima a Rusia (50-51) para pasar a la segunda fase, en la que se la jugaban los segundos contra los terceros de cada grupo, pasando los primeros clasificados directamente a cuartos. En ese duelo, Nowitzki se fue a 24 puntos (casi la mitad de su equipo) y 19 rechaces (de los 39 totales de los germanos). El pase fue merecido y ya todo era un win or go home. Ganar o morir, como en un séptimo partido de playoffs, algo que ya conocía el referente de los Mavericks. Turquía era el rival y Alemania superó el examen con nota: 66-57, con 33 y 10 de un Nowitzki desatado, que aportó literalmente el 50% de la anotación de su equipo. Algo pocas veces visto, desde luego.
El duelo ante España
Los cuartos de final fueron un extraño paseo para Alemania, que se enfrentaba a una invicta Eslovenia que nada pudo hacer ante ellos: 62-76. Nowitzki sumó 22 puntos y 9 rebotes en 37 minutos y apuntaló las semifinales, colando a los germanos entre los cuatro mejores equipos de Europa contra casi todo pronóstico y a un nivel sideral. Y ahí llegó un enfrentamiento muy esperado, contra España. Pero esta vez sin la narrativa inherente a estos duelos ni la batalla individual con Pau Gasol: la estrella de los Grizzlies, camiseta que defendía por aquel entonces, se vio obligada por la franquicia a un descanso que por otra parte era más que merecido. Eso dejaba muchas dudas sobre el pronóstico: Juan Carlos Navarro estaba a un nivel estratosférico y la plantilla española estaba más compensada, pero la incidencia de Nowitzki era tan grande que la posibilidad de frenarle era mínima.
Al final, decidió el alemán y se impuso su consabido talento. Y en un partido extraordinario, resuelto por la mínima (74-73) por obra y gracia de su inabarcable figura. Navarro se fue a 27 puntos, con 15 de 16 en tiros libres, aunque con dificultades en el triple (0 de 5). Fue suya la bombita que puso uno arriba a España a 15 segundos para la conclusión. Pero Nowitzki percutió hacia dentro defendido por Jorge Garbajosa, que contó con la ayuda del propio Navarro. Anotó igualmente. España, que pidió tiempo muerto, sacó de fondo con 3 segundos por disputarse. José Manuel Calderón corrió toda la pista e intentó un triple frontal con cierta desesperación al no tener tiempo para penetrar. El balón dio en la parte de atrás del aro y salió rebotado. Nowitzki anotó 27 puntos y jugó los 40 minutos. Héroe.
La final no tuvo historia: Grecia, que también ganó de uno a Francia (67-66) se impuso con solvencia a pesar de los 23 tantos de la exhausta estrella alemana. España, tocada anímicamente, cayó ante los franceses de 30 (98-68) antes de iniciar (o continuar, más bien) con su espectacular edad dorada, que tuvo su primer gran éxito con la victoria en el Mundial del año siguiente. Nowitzki, que fue internacional hasta 2015 con Alemania, no logró otro título, pero sumó al bronce de Indianápolis esa plata. Y fue elegido MVP del torneo al promediar 25,1 puntos y 11 rebotes por noche, además de liderar a su equipo en anotación, rechaces, robos y tapones. Una exhibición estratosférica que dejó a España casi por última vez con la miel de la medalla en los labios y que supuso, además, una actuación individual histórica para un hombre que lideró a una plantilla con muchas carencias a una plata extraordinaria.
¡Tus opiniones importan! Comenta en los artículos y suscríbete gratis a nuestra newsletter y a las alertas informativas en la App o el canal de WhatsApp. ¿Buscas licenciar contenido? Haz clic aquí