SELECCIÓN ESPAÑOLA (M)

Así es Lorenzo Brown, nuevo nacionalizado de España

España buscó un base a nacionalizar para que participara en el EuroBasket de este año y el estadounidense Lorenzo Brown ha completado el proceso.

La FEB estaba buscando un jugador extracomunitario al que nacionalizar de cara al EuroBasket 2022, se fijó en Lorenzo Brown, con el proceso completándose este 5 de julio tras la publicación en el BOE de la aprobación de su carta de naturaleza. La baja por lesión de Ricky Rubio y la retirada del equipo de Sergio Rodríguez dejaba a España sin dos opciones fijas durante los últimos quince años y mostraba que otras como Quino Colom, Alberto Díaz o Dani Pérez, presentes en las ventanas de clasificación, no llegan a ese escalón. Se buscaba la vía de Brown, un combo estadounidense que en el momento en el que se dispute la cita continental de selecciones tendrá 32 años. Una solución de urgencia para la Selección Española en la búsqueda de una mejor participación este verano, en el que ya estará huérfano de la absoluta femenina, y para la que la Federación y el Gobierno han hecho este esfuerzo.

Brown es un jugador que puede combinar la posición de base con la de escolta, extremadamente ágil a la hora de llevar el balón y con muchos puntos en las manos. No es un director de juego al uso que cuide con mimo del balón, pero sí da salidas en ataque que otros jugadores no ofrecen. Un desatascador al que le gusta tener la pelota cuando ésta quema. Penetraciones de calidad y arrojo sin cortapisas. No es, por lo tanto, un base o un escolta especialista, es un 1-2. Podría convivir perfectamente con los Colom, Díaz o Pérez antes mencionados, ya que éstos sí son bases con mucha más rectitud.

La razón principal para tener a un jugón como él en el asalto a un EuroBasket que con este seleccionador es una prioridad no es otra que la relación con él, con el técnico Sergio Scariolo. Cuando el italiano estuvo en la NBA como asistente de Nick Nurse en Toronto Raptors uno de los jugadores que tuvo a su cargo fue Brown. La buena relación fue, por tanto, un también un aval.

A Lorenzo le hemos visto en la última temporada en la Euroliga con el Unics ruso. Abandonó el equipo después de la invasión de Rusia a Ucrania en febrero y la posterior decisión de la competición de apartarles tanto a ellos como al CSKA y al Zenit. Lleva en Europa desde antes de que estallara la pandemia de COVID, pero no ha alcanzado un estatus de figura representativa porque va de club en club cada temporada. En 2019 fichó por el Estrella Roja serbio. En 2020 se marchó al Fenerbahçe turco. En 2021 ha llegado el turno para un nuevo equipo y este 2022 será igual: acaba de fichar por el Maccabi de Tel Aviv, donde compartirá la posición de armador con el ex-baskonista Wade Baldwin.

La carrera profesional en el baloncesto ha llevado a este hijo de Rockford, en el estado de Illinois, a conocer numerosos lugares. Estudió en un high-school de la ciudad en la que creció, el Centennial de Roswell (Georgia), para luego pasar a una academia militar en Chatham (Virginia). Sus estudios universitarios, en los que le dio por el paisajismo y la gestión de espacios turísticos, los realizó en North Carolina State. En los Wolpacks estuvo tres años jugando, siendo uno de los destacados de su generación junto a otros NBAs como C.J. Williams, T.J. Warren, Rodney Purvis o el tirador Scott Wood (Murcia). En 2013 decidió probar suerte en la NBA y salió elegido el 52º en el draft, yendo a los Timberwolves. Desde entonces ha tenido etapas cortas o poco brillantes en equipos como los Suns o los Raptors, que le cortaron antes de ganar el campeonato en 2019 con Kawhi Leonard, Marc Gasol, Kyle Lowry, Serge Ibaka o el mencionado Scariolo. No es, por tanto, campeón de la NBA de pleno derecho. También ha pasado por la rica liga china: en 2016 por Jinhua y en 2019 por Guangzhou.

Brown, para más señas biográficas, nació el 26 de agosto de 1990. Mide 1,94 metros.

En el equipo que le aupó a la NBA, Minnesota, coincidió con Kevin Garnett. La relación que tuvo con él fue más allá de la cancha y el joven Lorenzo tomó a K.G. como mentor. Convivió con él en el verano de 2015, justo cuando el veterano volvía al equipo que le hizo grande a nivel individual. “Tuve la oportunidad de ver cómo vivía y de meterme en su mente un poco. De ahí saqué hambre para jugar. Sentí que había pasado por demasiadas cosas. Para mí fue el mentor más importante y una herramienta de motivación. Verle crecer y mejorar hasta hacer campeón a su equipo [Boston] es lo que tomé yo como energía positiva”, declaró en aquellos años. Pero el clic en su cabeza llegó en Toronto en 2017, donde se cambió el dorsal al ‘4′ que lució allí y que mantenía en el Unics hasta fechas recientes, con una razón reivindicativa: “Por cada uno de los cuatro años que llevaba como profesional y sentía que había estado dormido”.

En el curso 2021/22, en Rusia, mejoró sus números en la Euroliga. Sus medias están en 11,5 puntos y 4,5 asistencias y él se puso en 13,8 puntos y 6,1 asistencias. La configuración del Unics de Perasovic le dio más libertad pese a la competencia que le suponían Spissu y Canaan y acabó haciendo un papel reseñable en el club de Kazán. Ahora toca Israel y, claro, España.

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