Al Betis y al Fuenlabrada se les atraganta la LEB Oro

La LEB Oro ha recuperado su esencia tras superar su sexenio negro, de 2012 a 2017, en el que los ascensos a la Liga Endesa quedaron en suspenso por los criterios que solicitaba la ACB a los equipos que querían ser parte de su club. Unos 4,8 millones de euros de acceso que los conjuntos de Segunda se veían incapaces de hacer frente, salvo en contadas excepciones (Andorra, Tenerife), por los problemas económicos derivados de la crisis que azotó al país en la década pasada.

Ahora, con una mejora presupuestaria y unos requisitos más laxos, la competición de la FEB se ha vuelto a convertir en la antesala a la élite, en un categoría que ha aumentado su nivel y la ambición de sus participantes. Una división complicada, dura, en la que si caes, la salida no es tan sencilla. El Movistar Estudiantes, con tres temporadas seguidas, es el gran ejemplo. Y que el Betis y el Fuenlabrada, recién descendidos desde la Liga Endesa, están dando fe de ello en este primer tramo de temporada.

Después de ocho jornadas, los andaluces son colistas con tan solo una victoria, mientras que los madrileños son 13º con un balance de 2-6… el mismo que el del Cantabria, Menorca, Melilla y Clavijo, los equipos que van de la 14ª a la 17ª plaza. Los tres últimos caen a la LEB Plata. Ninguno de los dos ex-ACB sabe todavía lo que es ganar en su propia cancha tras cuatro partidos disputados en San Pablo y el Fernando Martín, respectivamente. El caso fuenlabreño en su feudo es aún más dramático: de los 21 encuentros jugados como local desde el 29 de septiembre de 2022 solo ha cosechado tres triunfos. El último, el pasado 15 de abril ante el Surne Bilbao.

Betis

Que el Betis iba a tener un inicio de campaña complicado era previsible, pero no tanto. Los andaluces, que sumaban cuatro temporadas seguidas en Primera tras un paso glorioso por la LEB en la 2018-19 (ascenso con un balance de 30-4 y Copa Princesa), no solo empezaban de cero en lo deportivo, sino también en lo institucional con la venta del 99,9% del club al grupo mexicano XOY Capital. Una operación que no se cerró definitivamente hasta principios de octubre, con el curso en marcha, una plantilla ya confeccionada con deficiencias en casi todas sus posiciones y que sufrió las lesiones de Almazán y Caio Pacheco y la imposibilidad de inscribir hasta la 5ª jornada al uruguayo Joaquín Rodríguez al no obtener su pasaporte italiano.

Carlos Lazo, nuevo presidente de la entidad, se puso rápidamente manos a la obra para resolver todos los problemas. El empresario venezolano “sacó la billetera”, como el mismo dijo, para traer de una tacada a Jordan Barnes y Eddy Pacheco después de perder frente al Estudiantes en la 3ª jornada el 20 de octubre. Ondrej Hanzlik llegó cedido días después y Kaspars Berzins firmó la semana pasada. Nada ha funcionado por el momento: son cuatro derrotas consecutivas, la peor racha de la LEB junto a la del Clavijo y el Cantabria.

Un escenario negativo que comenzó con Javi Carrasco, hombre de la casa, en el banquillo, y que ha continuado con Bruno Savignani. El brasileño ha perdido en sus dos primeros partidos al mando, contra el Tizona Burgos y el Ourense, las dos grandes revelaciones del año en Segunda. Eso sí, ambos tropiezos por tan solo un punto. “Tenemos capacidad para salir adelante”, dijo el técnico de 41 años tras perder en Galicia. “Vamos a seguir trabajando para ser más sólidos, con más presencia física. Tenemos que ser conscientes de que si queremos ganar partidos debemos ser más duros en defensa”.

Fuenlabrada

“Necesitamos una reacción importante por parte de todos ya. Tiene que cambiar de raíz esto”. Toni Ten, entrenador del Fuenlabrada desde este verano, fue completamente claro con la deriva del equipo después de la abultada derrota en casa contra el Estudiantes (55-80), la quinta de la temporada. La más dolorosa al ser en un derbi ante unos ramireños que temían el Fernando Martín como al Templo Maldito.

Y, sobre todo, porque llegaba después de doblegar, bien y con solvencia, al Ourense en su cancha. Un triunfo que parecía poner, por fin, en rumbo una máquina que había sido construida con mimo, buenos profesionales y jugadores con conocimiento de la categoría, aunque con un nivel por debajo del de los cocos de la LEB (Burgos, Estu, Coruña, principalmente). Comenzar con cierta tardanza la reconstrucción no es muy recomendable en la categoría.

Solo Rodijs Macoha y Osas Ehigiator continúan en una plantilla que cuenta con Tanner McGrew, uno de los mejores cuatros la pasada campaña, la veteranía del retornado Tomás Bellas, el desparpajo de Mateo Díaz, la mano de Edu Durán y Petar Aranitovic y la presencia de Khadim Sy, que se perdió las cinco primeras jornadas por problemas médicos. Todo ello, bajo el manto de Ten, técnico con mucha experiencia después de pasar 16 años en el Castelló, ocho de ellos en Segunda.

La reacción solicitada por el castellonense tendrá que esperar. Al menos una semana más. El Alicante volvió a dejar con la miel en los labios el pasado viernes a los madrileños, que mejoraron, eso sí, pero que acumulan dos derrotas seguidas y presentan el tercer peor ataque por partido de la LEB (74,1) solo por encima del Menorca (64,1) y el Clavijo (65,3).

Un cúmulo de derrotas, de dificultad para levantar el vuelo que provoca nervios en una afición que sufrió un infierno la temporada pasada: el Fuenla, en su 25 aniversario en Primera (18 años consecutivos desde 1996), hizo el peor curso de su historia con tan solo cuatro victorias en 34 jornadas. Enlazó 19 derrotas entre el 20 de noviembre y el 9 de abril y cerró su longeva estancia en la Liga Endesa con siete tropiezos seguidos más. Muchas piedras encima que el Fuenla y el Betis deben quitarse lo antes posible para caminar con soltura por la LEB por su historia, identidad, presupuesto y plantilla. Aún hay tiempo, pero no hay tiempo que perder.

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