Eslovenia
104
Estonia
83
Finalizado

VENTANAS FIBA

Luka Doncic no sabe descansar

Eslovenia se impuso a Estonia en las Ventanas, en un partido que Luka Doncic, que jugó casi 30 minutos, dominó de principio a fin y en el que tanteó con el triple-doble.

Eslovenia se impuso a Estonia en las Ventanas, en un partido que Luka Doncic, que jugó casi 30 minutos, dominó de principio a fin y en el que tanteó con el triple-doble.

Los días de descanso no van con Luka Doncic. La estrella eslovena sigue a lo suyo, ya sea un amistoso, un partido de las Ventanas o la final del Eurobasket. También en la NBA, claro. No hay rival que se le resista ni momentos de descanso para un jugador único, mágico, místico. Histórico y legendario, enormérrimo. Y ya es todo eso con tan solo 23 años, una anomalía en un mundo en el que las jóvenes promesas tardan en emerger y no siempre cumplen las expectativas. No es así la situación para Doncic, que tras liderar a los Mavericks a sus primeras finales de Conferencia desde 2011 (las primeras para el jugador en toda su carrera), quiere reeditar el oro europeo que conquistó con Eslovenia en 2017.

Ante Estonia, Eslovenia afrontaba un duelo teóricamente cómodo para asegurarse el liderato del Grupo J de las Ventanas FIBA clasificatorias para el Mundial 2023. Y así fue, una victoria holgada (104-83), paultaina en las distancias pero clara en su conclusión. Y Doncic, un todoterreno, un inmortal que camina entre humanos, hizo lo que quiso a una semana de la gran cita, la del Eurobbasket: ya estaba en 10 puntos, 9 rebotes y 4 asistencias en el primer cuarto (27-23 a favor de Eslovenia). Y acabó con 25 (9 de 18 en tiros de campo y un espectacular 6 de 10 en triples), 11 y 8 al final, para 30 de valoración y una exhibición constante que le vuelve a encumbrar como lo que es: un jugadorazo.

Doncic no estuvo solo ni lo va a estar en el Eurobasket, en el que Eslovenia parte como uno de los claros favoritos a expensas de lo que puedan hacer Francia, Grecia, Serbia y compañía. Klemen Prepelic, titular, se fue a 13 tantos. Vlatko Cancar, en el banquillo, a 14. Y Goran Dragic, que en la NBA no acaba de compartir equipo con Doncic (con 36 años, ya es difícil que lo haga), a 19. El base es el otro gran lugarteniente de una generación joven que tiene en él a su veterano de lujo, a su ejemplo a seguir. Y con su sola presencia consigue imprimir una calma y una personalidad al equipo indiscutible e inigualable. Lleva una carrera espectacular a sus espaldas. Y se nota. En Estonia, un poco de Kitsing (12 puntos en 12 minutos), algo de Kullamae (10), y aportaciones intermitentes de Kotsar (10) y Kriisa (14).

Así están las cosas a una semana del Eurobasket. Doncic, siempre sonriente y protestando a los árbitros de forma acusada y habitual (sino no sería él), ha dejado atrás las habladurías sobre su peso, se ha mantenido en forma durante todo el verano y lidera a una selección joven y talentosa que ya no es el futuro, sino el presente. La medalla olímpica se escapó ante Australia en los Juegos Olímpicos de Tokio (93-107 en la lucha por el tercer puesto) y ahora toca la redención y la reivindicación. La demostración de que hay generación para rato y que serán los dominadores de los próximos años. Hasta que Doncic quiera, claro. Al fin y al cabo, la estrella eslovena no descansa. Jamás.

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