La frialdad de Moneke da la primera victoria a Ivanovic

El Baskonia venció al Partizán Belgrado (84-83) en el redebut de Dusko Ivanovic, en su cuarta etapa en el banquillo vitoriano, en sustitución de Joan Peñarroya. “Dusko, Dusko...” gritaba la grada a falta de menos de un segundo para terminar el partido. Moneke, con LeDay y Nunnally comiéndole la oreja, metió los tiros libres decisivos y se llevó el partido. Luego, cuando ya no venía demasiado a cuento, falló dos y miró de reojo a los estadounidenses, sonriendo, devolviéndoles la presión. Ivanovic debutó con victoria en un duelo que pudo ganar cualquiera. Cara o cruz y salió cara. Con pocos efectivos, “con cinco se puede ganar un partido”, había anunciado el Sargento de Hierro.

El Partizán llegó a Vitoria sin Punter ni Ponitka. El choque arrancó muy igualado (empate a 23 al final de la primera entrega) con un Chiozza que debutó muy despistado. Los jugadores de Ivanovic estaban muy agarrotados y los de Obradovic tampoco destapaban el tarro de las esencias. Parecía que Peñarroya llevaba meses fuera del club aunque los jugadores lo tenían muy presente. Gente como Raieste y Sedekerskis en pista, guerreros en los que confiar. A falta de soltura, intensidad y ganas de agradar. Lo suficiente para que el marcador estuviera apretado en todo momento.

Con el 38-29 del ecuador del segundo cuarto parecía que las cosas fluían y estaban encaminadas. Pero los serbios recondujeron su baloncesto y empezaron a acertar de cara al aro. Al descanso se llegó con un apretado 48-42. No había grandes diferencias y cada uno jugaba sus cartas. Howard llevaba 0/6 en triples pero Ivanovic le llamaba a la banda y le animaba. Lejos de abroncarle, trataba de enviarle inputs positivos.

Los de Belgrado endosaron un parcial de 2-16 al Baskonia a la vuelta de vestuarios y todo se volvió a nublar en el Buesa. El parcial de tercer periodo fue de 15-24. Poca pegada y permeabilidad atrás. Se pasó del 57-61 al 58-66 del minuto 29. Los problemas defensivos, la falta de prestancia en ataque, la personalidad en duda volvió a aflorar en el Buesa. Con Luis Scola de testigo porque su camiseta con el número 4 se había subido al techo.

78-77 en el 38, 80-77 segundos después. El Partizán por delante con el 82-83... Dos tiros libres del equipo local. Chima Moneke, el loco terminó siendo el más cuerdo. Con su peinado de Micky Mouse y sus gestos. Pero frío como un témpano. Dusko saludó a Zeljko y el nigeriano a Nunnally y a LeDay. Todos se partían de risa, uno por ganar y otros por perder pero después de un pulso mental. Lo ganó el que menos se podía esperar. Te meto los importantes y luego, con el segundero a cero y tras falta personal, dos fuera. No adrede, pero alejados del aro a fin de cuentas.

Dusko Ivanovic ha llegado a Vitoria, a su cancha legendaria, y hay mucha gente escéptica con su cuarta etapa. Si algo tiene el montenegrino es capacidad de convencer a una tropa menguada de que todo es posible. Howard sigue con permiso para lanzar pero debería contenerse a partir de ahora. Hay que defender y, a partir de ahí, aportar lo que se pueda. Como ocurre con Tadas Sedekerskis, que conoce el percal de sobra: 14 puntos, 8 rebotes y 22 de valoración. El domingo llega el Gran Canaria. Ya no estará Scola. Como jugador en sus buenos tiempos, el partido se habría terminado antes.

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