BALONCESTO

LeBron James y los máximos anotadores de la historia en la NBA

El jugador ohiano superó a Kareem Abdul-Jabbar en la cima histórica de la tabla de máximos anotadores de la mayor competición baloncestística mundial.

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Oscar Robertson. 26.710 puntos

El rey del triple-doble no sólo reboteaba y asistía, lógicamente también anotaba. Es el último de esta lista, pero su puesto está claramente amenazado por Kevin Durant. Sólo jugó 13 años, con los Royals y con unos Bucks a los que llevó a ganar el campeonato en 1971, y 1.040 partidos. Es uno de los que más rendimiento le sacó a los tiros libres, ya que es el quinto que más ha anotado en toda la historia (83,8%).

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Hakeem Olajuwon. 26.946 puntos

El campeón entre los dos tripletes de los Bulls, el héroe para la ciudad de Houston, hizo del poste bajo un sueño con sus movimientos de pies, de los que sacó rendimiento económico como asesor una vez retirado, para aparecer en esta lista. Sólo en la última temporada de su carrera, la única que no disputó con los Rockets sino con los Raptors, bajó de los dobles dígitos en puntos.

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Elvin Hayes. 27.313 puntos

Su primera temporada, en los Rockets cuando estaban en San Diego, fue la más rompedora: 28,4 tantos por encuentro. Se había curtido en la universidad con Houston, la ciudad en la que precisamente acabaría esa franquicia, y contra Kareem Abdul-Jabbar en el que algunos coincidieron en apuntar como el partido del siglo XX. Llevó a la gloria a los Bullets en 1978, cuando ya llevaba diez años en la NBA, y terminó jugando quince con 1.303 encuentros de fase regular.

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Dan Issel. 27.482 puntos

Este caballo de las pistas, como se le conocía cariñosamente, es uno de los supervivientes de la ABA en esta lista. De hecho, con 12.823 es el segundo máximo anotador de aquel torneo sólo por detrás de los 13.726 de Loiue Dampier. Issel fue un elemento rompedor para aquellos Nuggets de los 70 que entrenaba Larry Brown, que después hizo una larga carrera en los banquillos y fue campeón con los Pistons de 2004. Dan jugó en la ABA, donde promedió un doble-doble de 25,6+10,9 tras salir de la prestigiosa Kentucky y por ese camino llegó a la NBA. Un pívot bien considerado para la época que se empezó a animar con los triples aunque sólo anotara el 20%.

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Carmelo Anthony. 28.289 puntos

A falta de ofertas, está semiretirado. Es el otro de aquel gran Draft de 2003 en el que LeBron fue el número uno y él se quedó con el tres, con el segundo puesto para el peculiar Darko Milicic. Un genio que estalló en Syracuse durante su etapa en la NCAA y que también hizo historia con Estados Unidos a nivel FIBA, por lo que sus registros anotadores no sólo se acotan a la NBA. El alero neoyorquino vio cerca el título en los Nuggets pese a la competencia en el Oeste y más tarde llegó a jugar en los Knicks, en su propia ciudad, con resultados menos floridos en lo colectivo pero igual de impresionantes en lo individual. Un experto en los tiros de suspensión, con sapiencia para hacerse sitio con el cuerpo en el poste bajo y sacar puntos también ahí, con querencia por la media y larga distancia y con un 35% en triples, que para un líder anotador no está nada mal. A sus 38 años todavía busca un sitio en el que poder ampliar su marca.

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Shaquille O’Neal. 28.596 puntos

Para muchos, el mejor pívot de la historia o, por lo menos, el prototipo para esa posición en la cancha. Los Magic le eligieron, pasó a los Lakers con un traspaso de récord, salió por patas rumbo a los Heat, y, en el ocaso de su carrera, buscó sitio en los Celtics, los Suns o los Cavaliers de LeBron James. Se sobrepuso a un muy mal porcentaje, y también un estigma que tuvo nombre (‘hack-a-Shaq’, cuando los otros equipos le hacían falta a propósito para mandarle a la personal), en los tiros libres: únicamente metió el 52,7% de los lanzamientos que valían un punto. Y lo compensó sin triples. No tenía tacto con el balón, pero sí un cuerpo hecho para el pecado en la zona y habilidad para leer el juego. Fue líder anotador en tres temporadas de la NBA (1994/95, 1998/99, 1999/00) y en el lustro de dominio con los Lakers, del que sacó tres de sus cuatro Anillos, fue el que mejor PER -ratio de eficiencia de un jugador- tuvo en toda la NBA. 11.329 tiros de dos anotados como sustento de su gran marca.

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Moses Malone. 29.580 puntos

Un caníbal a la hora de pelear por el balón cerca del aro sobre el que quizá, por esa razón, haya quedado un poco deslucida su capacidad para meter el balón en el mismo. Dominó en dos décadas, los 70 y los 80, y pasó por numerosos equipos hasta triunfar en los Sixers de 1983. Quedó deslucido su final, en los Bucks, en su vuelta a los Sixers y en los Spurs. En Houston llegó a promediar 24+15 tras seis campañas, bárbaro. Sólo encestó ocho triples en veinte años de profesional. Su total de partidos disputados, 1.455. Murió en 2015.

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Julius Erving. 30.026 puntos

El ‘Dr. J’ fue la pieza pivotal de la unión entre la ABA y la NBA. Por eso en las clasificaciones sólo de la NBA no se le incluye, pero aquí se le debe hacer mención. Una plasticidad nunca antes vista para un alero de más de dos metros. Una potencia que ayudaba a quitarse rivales del camino. Sus mejores promedios estuvieron en los primeros años, cuando todavía formaba parte de la ABA; primero en Virginia Squires, luego en New York Nets. En la ciudad que nunca duerme se hizo legendario y después, tras las negociaciones entre instituciones, acabó en Filadelfia, donde pasó once años para colonizar también aquella liga. En la ABA jugó 407 y ganó dos títulos, y en la NBA estuvo 836 y ganó un título, siempre refiriéndonos a la fase regular de las temporadas. Sus vuelos para el recuerdo también impulsaron al último de la lista en alcanzar los 30K.

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Wilt Chamberlain. 31.419 puntos

La dominación personificada. Un abuso en la zona. El jugador de los 100 en un único partido. Los 60 llevaron su nombre en la NBA. Warriors o Lakers disfrutaron con su inmenso talento para esto del baloncesto. Jordan supera su media por cinco décimas, pero ahí anda también. Sin triples, porque no había, y añadiendo marcas en rebotes que difícilmente se van a poder tocar en la vida. En la temporada 1961/62 llegó a 50,4 de promedio. Este pívot de 2,16 era imparable cerca del aro, acabando con un 54% de acierto en tiros en juego, y por eso infló tanto sus números. Se retiró a los 36 y disputó 1.045 enfrentamientos sin contar la postemporada.

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Dirk Nowitzki. 31.560 puntos

El primer europeo en esta lista y otro ‘one club man’ que sólo visitó una camiseta: la de Dallas Mavericks. Todo un pionero en el uso del triple como arma arrojadiza contra sus rivales midiendo tanto (justo siete pies, unos 213 centímetros). Fueron casi dos mil tiros de tres, 1.982, los anotados y acercándose a porcentajes de escoltas especialistas: en global, un 38%. Una leyenda para el baloncesto de su país, para el de su continente y que en Estados Unidos es tratado también como ello. Patentó un tiro a una pierna echándose hacia atrás para potenciar su mecánica, trabajada hasta el punto de ser considerada una de las mejor perfeccionadas de la NBA. Fue subcampeón en 2006 y campeón en 2011. En su último año, con 40 de edad, le pasó el testigo a otro europeo que está destinado a hacer historia: Luka Doncic, hombre de récord, aprendió de un pionero.

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Michael Jordan. 32.292 puntos

A la leyenda de los Bulls que se retiró tres veces y acabó en los Wizards se le pegan numerosas marcas de impresión en una carrera en la NBA a la que pocos se van a acercar. Su mejor promedio en fase regular estuvo en la 1986/87, en la que llegó a 37,1, cuando aún no había sido campeón. Y luego llegaron los dos tripletes con Chicago. Es destacable la marca de 1.072 citas para llegar a ese total de puntos: su 30,1 es el mejor promedio de toda la historia. Y también cuenta en su sabroso cóctel que, además de las defensas interior y exterior, la visión de juego cuando se cerraban sobre él y una larga lista de ingredientes, anotaba cuando el balón más quemaba y era el líder que cualquier jugador ansiaba al lado para ser campeón. La comparación con LeBron vuelve a estar de moda por el récord de anotación y ahí, para valorar al mejor jugador de siempre, todo cuenta.

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Kobe Bryant. 33.643 puntos

Es imposible no acordarse del momento en el que LeBron pasó a Kobe. Por lo icónico y lo trágico, todo en uno. Fue en Filadelfia, ciudad natal de Bryant, la noche antes del accidente de helicóptero que acabó con la vida de éste. Años antes Kobe había superado la marca del ídolo al que imitaba, Michael Jordan, en un encuentro en Minnesota en el que también quedaron grabadas las imágenes en la memoria de muchos. Debutó con sólo 18 años. Una lesión en el tendón de Aquiles mermó su participación en los últimos tres años y estropeó tanto sus porcentajes como su productividad. Fueron 1.346 partidos los que disputó en fase regular. De todos sus tiros 1.827 valieron el triple. Sólo jugó con la camiseta de los Lakers. Michael Jordan. 32.292 puntos. A la leyenda de los Bulls que se retiró tres veces y acabó en los Wizards se le pegan numerosas marcas de impresión en una carrera en la NBA a la que pocos se van a acercar. Su mejor promedio en fase regular estuvo en la 1986/87, en la que llegó a 37,1, cuando aún no había sido campeón. Y luego llegaron los dos tripletes con Chicago. Es destacable la marca de 1.072 citas para llegar a ese total de puntos: su 30,1 es el mejor promedio de toda la historia. Y también cuenta en su sabroso cóctel que, además de las defensas interior y exterior, la visión de juego cuando se cerraban sobre él y una larga lista de ingredientes, anotaba cuando el balón más quemaba y era el líder que cualquier jugador ansiaba al lado para ser campeón. La comparación con LeBron vuelve a estar de moda por el récord de anotación y ahí, para valorar al mejor jugador de siempre, todo cuenta.

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Karl Malone. 36.928 puntos

Su mejor temporada fue la 1989/90, disputando los 82 partidos y la única en la que pasó de los 30 de media, y sus mejores años se conforman en el lustro que va desde 1987 a 1992. Paradójicamente fue un tiempo más tarde, en 1997 y 1998, cuando más cerca estuvo del título que jamás ganó. ‘The Mailman’ sólo entregó cartas a sus rivales como miembro de los Jazz hasta que cerró su carrera en los Lakers, sólo un año y con más pena que gloria. En 1.476 encuentros terminó con 25 como promedio, añadiendo el doble-doble en rebotes, y anotando más de la mitad de sus lanzamientos.

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Kareem Abdul-Jabbar. 38.387 puntos

El hombre que acaba de ser sacado del liderato de esta clasificación, y parecía inamovible, labró su éxito en veinte temporadas y sólo dos equipos: los Bucks, donde estuvo seis, y los Lakers, donde llegó a catorce. Seis anillos de campeón, uno en Milwaukee y cinco de púrpura y oro. Entró relativamente tarde en la NBA después de ser un histórico de UCLA y aguantó en la liga mayor hasta los 42 años, todo un hito, y sólo flaqueando en el último de ellos. Llegó al récord habiendo anotado un solo triple, habiendo lanzado únicamente 18, en toda su trayectoria. Se apoyó en recursos que terminaron creando tendencia, como su ‘skyhook’ en el poste bajo para mitigar la amenaza de los taponadores. Sus mejores campañas fueron las tres primeras, en las que acumuló cerca de 8.000 puntos. En 1.560 partidos de fase regular anotó 15.837 canastas en juego, con un acierto del 55,9%, y 6.712 tiros libres. Su total contando los ‘playoffs’ es de 44.149, donde ya era segundo por detrás de LeBron desde hace un tiempo.

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LeBron James. 38.390 puntos

Su anotación no se ha resentido con el paso de los años y es lo que le ha llevado a batir tan rápido el récord de Kareem. Lideró en puntos totales la temporada 2017/18 (2.251) y en promedio la temporada 2007/08 (30,1), a una década de distancia. Es el jugador en activo con más partidos a la espalda y con más minutos en ellos. Ya había batido el récord total de puntos (‘regular season’ + ‘playoffs’). La guerra por ser el considerado el mejor de la historia se libra en batallas como ésta, que ha ganado de pleno, un jugador de época que ha brillado en Cavaliers, Heat y Lakers, su equipo actual, con campeonatos (4) para todos ellos.