Una derrota inexplicable

De noche feliz a desenlace inexplicable con victoria del AS Mónaco (94-95), que sigue arriba en la clasificación, solo a la estela del Fenerbahçe. Tiene talento, el infinito de Mike James (28 puntos), y da muestras de que es un equipo. También el Madrid, pero sus errores lo condenaron a la derrota después de seis victorias seguidas en la Euroliga. Un triunfo que se escapó incomprensiblemente de las manos, como el día del Olympiacos, aunque peor. Porque vencía por cuatro (88-84) antes de la prórroga y concedió un 3+1 difícil de justificar, pese a que fuera Tavares, el mejor, el que la liara (17 puntos y 18 rebotes para 26 de valoración). Musa hizo 24 tantos con 10 de 11 desde la personal en un duelo con 71 tiros libres (91% el Real y solo 65% el Mónaco) que se estiró hasta las dos horas y media. Para rematar la mala noche, los locales no cometieron falta en el último ataque visitante y el tiempo se consumió hasta casi la nada, como en la pasada Final Four. El Mónaco celebra su segundo puesto, el Madrid medita.

La primera parte no fue para sacar conclusiones precipitadas, pese a que algunos tramos daban pie a ello. Los blancos viajaron con una renta de 10 en varias ocasiones y repitieron tras un tapón de Tavares y una carrera de Musa, y la brecha pudo ser de 13 si en la recuperación y el triple posterior el bosnio también hubiera acertado. De ahí al descanso, en solo dos minutos, emergió Mike James con dos triplazos impecables en el uno contra uno (al primero se añadieron dos libres de propina por falta de Abalde a Blossomgame) para dejarlo todo en un pañuelo: 48-45.

El base estadounidense llevaba 14 puntos en 14 minutos. La pieza casi por sí sola que lograba abortar el demarraje local. Un Madrid que sin Deck (“Está sobrecargado”, informaba Chus Mateo en la previa) salía con Abalde de titular, aunque inicialmente este no cogía a James, lo hacía Williams-Goss (bien en el inicio pese a que sumó dos faltas pronto). El alero gallego metía tres triples rápidos. El pulso era igualado y un Llull certero daba un buen relevo a Goss. La rotación de Tavares se estiraba, pero al entrar Poirier (apenas 4:20 en pista por cometer dos personales), el Real pegó un acelerón con 8 tantos del pívot francés: 38-28.

Entre Mike James y Jordan Loyd lo habían igualado todo y el tercer periodo resultó un volver a empezar encabritado, con un ritmo en el que el AS Mónaco sacó tajada. También porque mejoró su defensa del bloqueo directo y empezó a atrapar rebotes en aro ajeno (seis), lo que le entregó segundas opciones, varias muy fáciles. Y vinieron los errores merengues y las pérdidas, seis de golpe y… 60-65. Sonaba con fuerza la alarma.

Era apretar ya o llegarían curvas, y empujó con un arranque en tromba en el cuarto decisivo de Yabusele, que dio la vuelta al calcetín (72-68) al tiempo que Mike James fallaba tres tiros libres consecutivos, algo difícil de imaginar y mucho más de ver. El testigo monegasco ya andaba en manos de Loyd (19 tantos, 4 asistencias y 3 recuperaciones) cuando Abalde, Hezonja y Causeur acumulaban cuatro faltas cada uno en el marcaje de la estrella rival. En adelante, los dos primeros se alternaron en pista y aguantaron hasta la prórroga. El Real llegó a encadenar cuatro triples, la mayoría tras buenas circulaciones, de las de pase extra. Y Musa generaba también ventajas y, sin embargo, el Mónaco no se soltaba.

Al minuto final se entró con 86-81, Okobo la clavó de tres, Tavares parecía sentenciar desde la personal y… Loyd sufrió un fortísimo golpe involuntario en la cara de Yabusele y salió de la pista en camilla y con oxígeno. Un parón grande y al regreso del mismo James irrumpió con un triple más personal adicional de Tavares, que saltó en vertical pero cayó en el espacio del oponente. Un 3+1 increíble a cuatro segundos de la bocina, un error del pívot, que no debió arriesgar tanto y… a la prórroga. Y más revisiones en vídeo, el baloncesto empieza a tener ahí un problema grave. Un partido no puede durar 2 horas y 11 minutos, tiempo extra aparte.

La prórroga congeló a los blancos, que no supieron reaccionar y tampoco habían aprovechado los cuatro últimos segundos que dejó James en el marcador con empate a 88 (triple muy lejano de Musa sin intentar nada antes). Tavares, exprimido con 37:52 (y recuerden, 18 rebotes, su récord), se marchaba en la prolongación eliminado con cinco faltas y entraba fresco Poirier. También regresaba después de muchos minutos Sergio Rodríguez para combatir el apagón ofensivo. Marró dos triples para igualar a 95 y, tras la captura del rechace, Musa elevó el 94-95 desde la línea. Restaba 27 segundos y el Madrid defendió sin hacer falta, nos recordó a la final de la Euroliga frente al Efes, así que cuando el rechace llegó a las manos merengues solo quedaba lanzar una mandarina de campo a campo. Un error, como la falta de Tavares. Lecciones del baloncesto.