Supermario entra en trance

El Madrid suma y sigue, nadie discutía su marcha clasificatoria, en la pelea por el liderato siempre; pero necesitaba un triunfo con brillantina contra un buen rival en una pista complicada, y más que eso, necesitaba ponerle fuego, añadir espectáculo a su seriedad habitual. Y este viernes incendió con su acierto el Segafredo Arena (79-96), quizá lo más parecido lo vimos cuando ganó en Mónaco y, como entonces, con Mario Hezonja de protagonista. Aquella vez el alero croata se disparó a los 30 puntos, en esta ocasión dinamitó el duelo en Bolonia en el último cuarto con seis triples (cinco en solo 3:20) para acabar con 8 (de 11 intentos), récord de siempre de un jugador merengue en la Euroliga. Es decir, 18 de sus 26 puntos cayeron como flechas letales en el acto definitivo para abatir a la Virtus de un inspiradísimo Belinelli (otros 26 tantos, 6 de 9 de tres).

El gran show de Supermario se añadía a la exhibición previa de Guerschon Yabusele, que hizo 24 puntos más 6 rebotes y 3 asistencias para 30 de valoración. Y más: lectura modélica de su superioridad en los emparejamientos y de los momentos del partido. De propina embocó un triple a lo Llull desde más de 20 metros para cerrar la primera parte. El Madrid, a cuatro jornadas del cierre de la fase regular, tiene el factor cancha agarrado casi con las dos manos y acelera todavía por ser primero (iguala al Olympiacos, que cayó en Belgrado). Alardes individuales de un equipo que jugó como bloque, rehaciéndose a las dificultades en el puesto de base, y de eso se felicitaba Chus Mateo. Si mueve bien el balón y mete de fuera (15 de 30 esta vez), sube a un nivel superior.

El Madrid salió como acostumbra, que es muy bien. Hanga hacía de base y el Chacho lo relevaba en el minuto 5. Yabusele había comenzado muy fino en el tiro y Tavares, con poco protagonismo en ataque, condicionaba totalmente el duelo. Los blancos arrasaban en el rebote (cinco de Musa en el primer acto). Al cruce con el minuto 8, +17 (6-23) tras un mate al contraataque de un recién entrado Hezonja. El Madrid volaba y solo un par de triples de Ojeleye sujetaba la brecha. Con Tavares en el banquillo perdió algo de su imponente presencia y con Belinelli enfrente, uno de los grandes de siempre del baloncesto italiano, empezó a sudar atrás, porque el escolta entró en trance con su muñeca galáctica (luego Hezonja lo superó) y descerrajó 15 puntos (tres triples y seis tiros libres forzados en dos intentos de tres) en 3:10, una catarata ofensiva en tiempo récord que acercó a la Virtus a siete: 31-38.

El Real, además de sin Tavares, tampoco tenía base en pista entonces, ya que primero ejercieron ahí Hezonja y Abalde a la vez y luego mostró un perímetro con Musa, Rudy y Deck. Belinelli se fue al banco. Viéndolo desde fuera y desconociendo otros condicionantes, un poco pronto, porque no había comenzado a fallar y si está tocado por una varita mágina… quizá convenga esperar a que el duende le abandone. Los de Chus Mateo despidieron el cuarto con un 0-9, una traca coronada con un triplazo de Yabusele desde más de 20 metros, desde la línea de tiros libres rival: 33-50. Yabu se lo dedicaba a Llull cuando todo acabó.

A la vuelta de vestuarios vimos más de Belinelli, la Virtus lo iba a intentar tras la petición de Scariolo a los suyos de una mayor concentración, y algo de eso sucedió. El Madrid también pondría de su parte con un carrusel de tiros libres fallados inaudito, con Deck marrando cuatro cuando solo había desperdiciado seis en toda la temporada. Ocho erró su equipo en ese tercer cuarto, contando el de la técnica a Scariolo al final del acto, mientras que el contrincante viajaba en 15 de 15 y, al final, 18 sin mácula. Ese era el motivo de que el pulso no estuviera muerto, ese y los triples locales, porque más allá los merengues encestaban con una eficacia de dos del 60% y los de la V negra andaban en un paupérrimo 28%.

Quedaba el cuarto decisivo, el que reventó Supermario con ¡cinco triples en 3:20! Una demostración descomunal, a la que añadió un sexto acierto posterior para poner el +23 (71-94). Un broche fantástico a un muy buen partido del Madrid.