Madrid-Barça, hacia una final imposible

En menos de seis semanas, tres Clásicos, caprichos del calendario. El de este jueves (20:45, #Vamos) no lleva a una final, como el de la Supercopa, trofeo que ya luce el Madrid en sus vitrinas, pero tiene su aquel, muy representativo del gran momento de ambos. Los únicos dos invictos en la Euroliga después de cuatro jornadas y tras haber superado a rivales de peso: Baskonia, Efes, Zalgiris y Milán, los blancos; y Efes, Olympiacos, Partizán y Bayern, los azulgranas. Los culés marchan primeros por su basket-average de +74 (18,5 puntos de ventaja media por partido frente a los 14 del Real) y en España solo han caído ante su eterno adversario (dos veces). El crecimiento del Barcelona se aprecia por semanas con Roger Grimau ganando confianza para él y para su apuesta en la pista, menos encorsetada que la de Jasikevicius (para bien y para mal, claro). Su estilo parece haber calado en el vestuario, donde hay un gran ambiente, y al técnico se le ve manejar muy bien la rotación, con preponderancia del núcleo duro del año pasado: Laprovittola y Vesely, también Satoransky, Kalinic y el papel creciente, tras el adiós de Mirotic, de un Da Silva con buenos porcentajes. A la vez, va dando paso con bastante habilidad al protagonismo ofensivo de Willy Hernangómez y a Jabari Parker. Los dos equipos más anotadores, los que más asisten, los que cierran mejor su aro en el rebote e igualmente los que más valoran. Solo el Fenerbahçe mete más de tres, aunque con peores porcentajes. A 26 de octubre, dos de los gigantes de la competición van a la caza de una final imposible, porque nunca se ha dado; pero quién sabe si en mayo de 2024…

¿Qué debe pasar para que haya un Madrid-Barça en la final?

Tienen que alcanzar un gran nivel, ganar mucho, algo evidente, y luego que la clasificación los lleve a cada uno por un lado del cuadro, algo que nunca ha pasado, aunque, inicialmente, cuando había dos clubes de un mismo país en la Final Four, se les enfrentaba automáticamente en semifinales. Hasta ahora ha sido imposible ver a los dos cara a cara en el duelo decisivo, pero sí en cinco semifinales (el Barça suma 17 presencias en la Final Four y el Madrid, 13), la última en mayo pasado en Kaunas, donde se rompió una maldición: por primera vez el vencedor del Clásico acababa llevándose el título. La clasificación actual, primero y segundo, sí permitiría una final entre los dos.

¿Cuál es el momento actual de los dos equipos?

Por juego, que se puede traducir en números, son los dos más fuertes en este primer mes de competición. Lideran la anotación (90,8 puntos el Madrid y 89,5 el Barça), la valoración (107,3 y 114, respectivamente), arriba en asistencias (igualan a 22 de media) y tapones (3,5 y 3, solo con el Partizán intercalado, 3,3), comandan los rebotes defensivos (26,3 y 27) y son segundos y terceros en triples anotados (12,3 con un 42,2% y 11,8 con un 44,8%). Solo los de Chus Mateo, en el estreno ante el Baskonia (77-79), sufrieron para llevarse la victoria. En el resto, no hubo color.

¿Por qué el Madrid ha dado un paso adelante?

“El fichaje de Campazzo ha ayudado, como lo ha hecho que llevemos más tiempo juntos y que conozcamos mejor a lo que queremos jugar”, explica Chus Mateo, que añade: “Defendemos con intensidad, tenemos hambre de triunfos, nos pasamos el balón y somos solidarios, y si hay carencias, sacamos el pundonor. Todo eso me gusta”. El argentino ejerce de líder con 11,8 puntos y 8,5 asistencias para 18 de valoración en 23:07 de media en cancha. Con él, los roles están más definidos, es el base que el Madrid necesitaba, aporta también una vía de anotación importante y cubre parte de esa figura defensiva vacante en el perímetro tras las salidas de Taylor en 2022 y Hanga este verano. Poirier, en un gran momento, luce números parecidos (12,2 tantos y 5,2 rebotes) a los del Facu con una conexión especial con el Chacho. El equipo no ha bajado el pistón pese a la ausencia temporal de Tavares por enfermedad, lo cual es muy indicativo del nivel alcanzado como grupo. Y ahí hay que destacar el empeño de Musa, nada pendiente de los números y sí de ayudar al colectivo, de progresar en aspectos como el rebote y la defensa, lo que le convierte en un jugador más valioso.

¿Es el Barça mejor bloque que el que abrió la temporada hace un mes?

Sí. Chus Mateo ve ciertos paralelismos entre la situación que vivió hace un año y la que encara ahora Roger Grimau, aunque cree que el técnico catalán “está encontrando muy rápido la manera de jugar”. “Somos mejores que la última vez en Madrid”, afirma Grimau. Entonces, el 1 de octubre, triunfo local incontestable (86-79) con Poirier e Ismaila Diagne (16 años) haciendo de Tavares, que no participó. Desde entonces, un crecimiento continuo, apoyado en unos fantásticos Laprovittola (13,8 tantos, 6,8 asistencias y 18,5 de valoración) y Vesely (12,5, 5,2 rebotes, 2 pases y 1,5 recuperaciones para 18,2 créditos). El pívot checo es clave atrás y uno de esos jugadores que de verdad hacen más sólido al grupo. Un núcleo duro que ha tomado protagonismo, tras las dos derrotas ante los blancos, y ha capitalizado una parte sustancial de ese crecimiento, dejando a la vez espacio a la integración de los nuevos, de Brizuela, Jabari Parker… y de un Willy del que Grimau saca cada jornada más partido al tiempo que trata de esconder sus debilidades defensivas.

¿Qué opciones hay de un Clásico en la final?

La final imposible es improbable, pero, a siete meses vista, no se intuye como algo inalcanzable. Tanto el Madrid como el Barça han arrancado pletóricos, Messina, entrenador del Armani Milán, habla de “un equipo blanco imparable” en este inicio. La Euroliga, sin embargo, es tan dura y hay tantos candidatos que hablar del futuro es más un entretenimiento que otra cosa. De momento, eso sí, los blancos siguen primeros en los pronósticos y los azulgranas han pasado de ser sextos en septiembre a segundos ahora tras rebasar al Mónaco, Panathinaikos, Olympiacos y Fenerbahçe. Seguimos jugando.

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