El rey de Europa ruge

El duelo, en el escaparate de privilegio de la Euroliga, sirvió para asistir a la evaluación definitiva del actual Real Madrid, sin exagerar, una de las versiones más lucidas de su historia, por lo menos a estas alturas de la competición, en el tercer mes. Para el peritaje estaba el maestro Zeljko Obradovic, su creciente Partizán, que se mostró impotente. “Tenemos jugadores muy buenos, pero también atentos y enchufados, y hemos desarbolado así a uno de los grandes rivales”, resumía Chus Mateo, tan contento como cauto. Hasta 116 de valoración agruparon los suyos pese a echar el freno al final: 25 asistencias (9 de Sergio Rodríguez) y 10 recuperaciones con un 75% en tiros de dos. Musa comenzó asombroso (16 de sus 23 puntos en la arrancada), el Chacho sentó cátedra en el segundo acto, y Poirier y Hezonja remataron la faena con la hinchada gritando aquello de “reyes de Europa”. Un triunfo total, de puro equipo (y faltaban Deck y Yabusele).

Era el duelo del momento en el continente, con el mejor hasta ahora frente al que aspira a serlo casi 32 años después de que aquel Partizán de Fuenlabrada hiciera cima. El líder contra Obradovic y compañía, un adversario que venía en plena crecida, cinco victorias seguidas, y, lo que es más importante, en una gran evolución de su juego tras la asunción de protagonismo de Zach LeDay, la recuperación de Kevin Punter, el fichaje de Bruno Caboclo y la increíble asimilación de conceptos de PJ Dozier para jugar de base, alumno aventajado de Zeljko. Era el par-ti-do, el que apetecía ver, quizá un poco con la esencia del antiguo Torneo de Navidad apenas tres días antes de Nochebuena. Tantos alicientes que sobraba recordar la pelea del pasado 27 de abril, porque no aportaba nada bueno. En la grada, quizá algo más de medio millar de aficionados serbios. Armonía y tranquilidad.

El pulso no defraudó de inicio: un ritmo alto e intercambio de carreras, aciertos… Causeur salía sobre Punter y era capaz de sujetarlo mientras que Caboclo, con su buena mano y movilidad, trataba de hacer daño a Tavares. Hasta el 12-12, todo en un filo, a partir de ahí el Madrid se desató, lo siguió haciendo Musa penetración tras penetración (6 de 6 y un triple sin fallo) para ¡16 puntos y 22 de valoración en 11 minutos! Buena circulación de balón previa y dominio, esta vez sí, del rebote. Ndiaye, muy bien contra LeDay, ejercía de pasador y hallaba dos veces a Campazzo liberado para el triple. Fantástico el canterano: muy currante y con más talento del que algunos intuyen, una combinación prometedora.

El Real cerró el primer cuarto 26-19 y se disparó en el inicio del segundo con dos roqueros, los Sergio, más Musa, que sacaba cinco puntos de dos acciones seguidas calcadas de canasta con personal adicional sin bajar a defender porque un rebote ofensivo de Hezonja las encadenó. Llull descerrajó un triple en carrera con su sello de autenticidad, made in Sergi: 38-21. Y se incorporaba el que faltaba, Rudy. Obradovic apostaba por un quinteto extraño, grandísimo, con tres torres y sin base. Nunnally, de falso timonel, apoyado por Ponitka más Vukcevic, Smailagic y Caboclo a la vez en pista. El excanterano merengue, Tristan Vukcevic, sabía leer sus ventajas por tamaño y para el tiro. Muy aplaudido. Enfrente, momentazos del Chacho, que se iba a 7 asistencias en 10 minutos. Qué maravilla verle pensar y ejecutar sin siquiera presentir lo que va a ocurrir. Al descanso, sin embargo, solo 48-36. El Partizán aprovechó que los locales inclinaran demasiado la balanza hacia el triple (varios cuando no tocaba) para no descolgarse del todo.

El mejor Madrid desde...

Mejor alargar la agonía que rendirse en la primera parte, aunque no tardaron en sacar la bandera blanca antes incluso de finiquitar el tercer periodo: +27, 76-49, minuto 29. Caboclo castigaba a la salida de los vestuarios con dos triples y ya. Aluvión de todo en el Palacio, de un Madrid desatado imposible de contener. Una nueva demostración colectiva: defensa, velocidad, circulación, tiro, presencia física… Los títulos vienen en primavera, pero ay el camino cómo se disfruta cuando el paisaje merece la pena.

El juego merengue se volcó sobre Matador Poirier para despedir la noche y, luego, más rotación y más el Chacho; y más Ndiaye. Y Hezonja. El mejor Madrid desde la temporada perfecta, incluso algo más allá, desde la 2013-14. No hay función que desentone, así que la afición (9.563 espectadores) responde incluso aunque el horario coincida con el fútbol.

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