El Madrid y Campazzo suben como la espuma

El Baskonia mostró una versión seria, certera en el tiro, luchadora pese a algún altibajo; pero eso no basta si el adversario que tiene enfrente es este Madrid, uno en crecida que huele ya los trofeos y ha elevado su ambición y concentración a niveles máximos (101-90, récord encestador del club en un playoff de la Euroliga). Un poco como Campazzo, que ejerció de pequeño martillo pilón golpeando sin cesar las esperanzas vitorianas. El argentino acabó con 24 puntos (solo dos tiros marrados), 4 rebotes y 7 asistencias para 33 de valoración en 26:55. Dejó momentos geniales en el pase cuando los blancos desnivelaban el pulso al final del tercer cuarto, al tiempo que Yabusele regalaba mates y carreras a la grada, también Tavares se colgaba del aro, como antes Poirier. Ese dominio en la pintura de los dos colosos merengues (16 rebotes entre ambos) fue otro clavo en la tapa que mantuvo encerradas las opciones de los de Dusko Ivanovic pese a sus 16 triples con un 47% de efectividad.

El campeón lució en ataque, sí, y mostró, en general, concentración atrás. Markus Howard tampoco resultó un factor esta vez. Nadie ha remontado antes un 2-0, aunque sí un 0-2 (el Madrid hace un año contra el Partizán). El Real se ha llevado seis de los ocho cuartos disputados, solo perdió el último del primer duelo (20-21) y ha empatado el último del segundo (27-27), en ambos con el desenlace ya abrochado. A un triunfo de su décima Final Four en 13 ediciones.

La primera parte nos dejó un muy buen Madrid, efervescente, al alza, pero algunos detalles y el monumental acierto de tres puntos del Baskonia daban solidez a su gancho, el que habían trabado los visitantes en el parachoques trasero local para no soltarse: 46-40. El equipo vitoriano apenas sumaba cuatro canastas, en cambio, apilaba diez triples (de 20 intentos), cinco por cuarto con hasta ocho jugadores embocando, fantástico registro. Esa puntería compartida avivaba su pulso. Algunos de esos aciertos habían llegado tras pérdida o precipitación en la ofensiva de un rival que no armaba el balance ataque-defensa a tiempo. El mayor lunar blanco, las transiciones no frenadas. Más allá, con el balón volvía a mostrarse muy fluido, como el martes, y esta vez además dominaba el rebote, las alturas.

La segunda falta de Costello, frente a un Tavares muy incisivo al poste, castigó a los baskonistas. A continuación vendría el show de Poirier, con tres mates, seis rebotes y cuatro tapones (15 créditos) en sus primeros ocho minutos. Previamente, Sergio Llull, homenajeado por la grada, por el club (incluido Florentino a pie de pista) y por sus compañeros antes del salto inicial por su récord histórico de triples en la Euroliga, lo celebraba en la cancha sobre la bocina del primer acto y añadía dos dianas más encadenadas, de recibir y tirar, bien plantado (+27 con él en el parqué). El encuentro tomaba velocidad, también con el talento de Hezonja, después de necesitar diez minutos de tiempo real para llevar únicamente dos de partido. ¿El motivo? Problemas en el reloj que forzaron varias interrupciones. Cuando todo cogió vuelo, Campazzo estaba al mando, el Facu rompedor del primer trimestre del curso al que a ese nivel es casi imposible echarle el lazo. Del 0-6 al 16-11 y respuesta azulgrana: 18-19.

Los blancos abrazaron los diez de ventaja (37-27) en plena exhibición de Poirier y… el gancho alavés era bueno y resistía. Lo hacía en la reanudación, cuando una técnica a Musa por sacar el pie levemente en un triple, estrechaba bastante el cara a cara: 51-47. Yabusele había entrado a ese tercer periodo con un cañonazo desde la equina, tras una primera parte fallón, y estaba a punto de desatar su furia baloncestística con tres grandes mates y un triple (14 tantos entonces). Al ritmo de Campazzo, que regaló dos magníficos pases para que Tavares se colgara (74-60). El Madrid era una máquina engrasada con una decena de piezas funcionando, entraban unas y salían otras, gran acople.

La renta alcanzó el +23 (89-66), el Baskonia exhibió aún orgullo y Chus Mateo tuvo que pararlo por si las moscas. La reacción llegó hasta el 98-88, después de que Hezonja fuera expulsado por dos técnicas por protestar una decisión arbitral. Rudy cortó en seco el acercamiento con un triple. Victoria centenaria en anotación por novena vez esta temporada; la primera de siempre en un playoff de la Euroliga. Mucha dinamita. El próximo miércoles, en el Buesa Arena, el tercer asalto, veremos si con Moneke recuperado...

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