El Madrid se carga de dudas

El Madrid volvió a quedarse lejos del nivel mínimo exigible en defensa, tanto, que la Virtus de Bolonia, que no había pasado de 66 puntos en ninguno de sus cuatro primeros partidos, se disparó hasta los 95 con un 67% en tiros de dos. Los blancos redoblaron sus problemas atrás, pero tampoco se mostraron fiables con el balón, a tirones, con un muy mal inicio del tercer cuarto y aún peor del último, en el que llegaron a viajar 15 abajo en el minuto 33 (67-82). Entre los dos Sergios, Llull y Rodríguez, -7 de valoración. Si añadimos a Abalde y a un Hanga que regresaba, -6 conjunto de los cuatro bases y ni un solo tanto (7 asistencias). Y pese al descalabro, Musa tiró a fallar el último tiro libre (92-95) para intentar atrapar el rebote y forzar la prórroga con un triple. Restaba un segundo y no hubo opción, aunque si creyó tenerla fue por el coraje y el talento de Deck (28 puntos y 34 de valoración) y por los 12 rechaces de más capturados (Tavares, 10). Hezonja lució en la primera parte, pero se quedó a medias en la segunda. Cuarta derrota, incluida la ACB, en los últimos seis partidos (balance de 2-3 en la Euroliga). En la Virtus, Lundberg y Bako fueron un seguro a los que se añadieron sobre la marcha Cordinier y Jaiteh mientras Teodosic daba pinceladas decisivas (14 tantos en 13:21). Shengelia, recién recuperado, finalmente no actuó.

El cartel de la velada era bueno: dos grandes cara a cara 20 años después, un reencuentro reconfortante para el baloncesto con Sergio Scariolo como protagonista, entrenador de ambos clubes, también con dos décadas de diferencia, y recibido con un sentido aplauso por la afición madridista. Con mirada merengue, siempre quedará aquella Liga del Palau en 2000 y su intento por modernizar una sección anquilosada en la despedida del siglo pasado. Con una visión actual, el seleccionador de los grandes éxitos y de algún milagro, incluido el oro en el pasado Eurobasket. El entrenador de todo un país. Así que sí, el regreso del duelo Madrid-Virtus a la escena europea venía cargado de emociones.

El arranque no estuvo a la altura, a cero durante más de dos minutos, pero poco a poco se entonaron, aunque sin alardes. Los de Bolonia apilaban 41 puntos al descanso (y aún iban a dejar 54 para la segunda parte). Lundberg llevaba el peso encestador inicial mientras los interiores Jordan Mickey y Jaiteh se cargaban con dos faltas rápidas. Luego, la entrada de Teodosic, que recibió tres mandobles involuntarios en la cara, les trajo creatividad. Pese a ello, solo seis asistencias al intermedio (16 en total) y Bako como referente en ataque con canastas bajo el aro, varias tras rechaces ofensivos. Al Madrid, el equipo italiano se le escapó de su control a partir del minuto 11, al que llegó con un +10: 30-20. El arreón final de Hezonja mantuvo a los suyos por delante en la media parte: 45-41 tras 13 puntos del alero croata.

La reanudación fue el inicio del hundimiento blanco. Dos pérdidas de bienvenida y un Jaiteh crecido en la media-corta distancia con su peculiar tiro. También acertaban de tres Ojeleye y Hackett. Y Teodosic. En seis minutos, 21 puntos encajados por el Madrid “sin estar en bonus”, como recordaba Chus Mateo en el tiempo muerto de urgencia. Es decir, había faltas por gastar para evitar canastas fáciles. Esos 21 tantos en 6 minutos eran un tercio de la anotación media de los de Scariolo hasta la fecha en 40 minutos. Y como hay talento, las facilidades y el chute de confianza catapultaron a los de la V negra.

Con seis abajo en el estreno del cuarto periodo (64-70), vimos la primera crisis de juego merengue de verdad de la temporada. Tres minutos de desbarajuste absoluto. Lundberg sumaba un 2+1, Tavares se hacía daño en una rodilla y Bako abusaba de Poirier en la siguiente acción con otro 2+1. El pívot francés duró en cancha menos de dos minutos, uno de los jugadores de capa caída en este comienzo de curso. En ese momento, la brecha era de 15 (67-82) y 7 minutos por delante. Mateo recompuso el quinteto y Deck fue el alma de la reacción, añadió en ese tramo 8 a sus 28 puntos, insuficiente. Para tamaña remontada había que andar e hilar muy fino, y no hubo para tanto. Un triple de Hezonja colocó el 91-93 a 14 segundos… La Virtus esquivó la falta rápida y siete segundos después Teodosic iba a la línea: 91-95. A Musa le dio tiempo para entrar a canasta, forzar la personal, meter el primero, tirar a fallar el segundo para buscar el rechace, el triple y la prórroga. Sin rebote no hubo más. La Virtus revive, el Madrid se carga de dudas.