El Madrid no quiere perder

Cuando le tomas el gusto a ganar, cuesta parar. No ves nunca ni el día ni la hora de torcer el brazo y, quizá, en el caso del Madrid, menos en Valencia, dentro de una rivalidad creciente entre ambos clubes. Desde la óptica opuesta resulta parecido: romper la racha de los blancos era un aliciente enorme para la familia taronja. Así que el partido, que arrancó bonito, se resolvió en el barro con una defensa y una intensidad impropias de la fase regular y típicas de una eliminatoria (73-76). Y en ese contexto, el triunfo se lo llevó el carácter argentino, el de Campazzo (15 puntos, 5 asistencias y 23 de valoración) y el de Deck (17), también la fuerza de Tavares y la aparición clave de Hezonja (12 tantos), que aunaba un poco de todo lo anterior y añadía bastante talento. Mascarones de proa de un gran grupo. Enfrente, Brandon Davies (22), Ojeleye (13), Chris Jones e Inglis (12 cada uno). Muchas piezas para armar un enorme puzle, un equipo para soñar con cotas altas. Uno que rozó el éxito, aunque el Madrid repitiera victoria dentro de una cuenta que no se detiene: 18 consecutivas para abrir el curso, 7-0 en la Euroliga con un partido pendiente, la visita al Maccabi.

Un virus había castigado al Valencia la semana pasada en Milán, una derrota por 31 puntos muy dura, pero el equipo tenía ganas de desquite, de probarse ante el campeón continental con La Fonteta repleta de aficionados y de optimismo. El cambio de rumbo en la confección de la plantilla, la apuesta por un bloque muy físico, se hizo con un doble propósito: aguantar el ritmo del calendario y plantarle cara a rivales como este Madrid. El acicate era aún mayor por la fantástica racha merengue. “Por supuesto que podemos ganar”, decía Puerto en la previa. Lo demostraron; no lo consiguieron por detalles.

Los blancos empezaron arriba, con Campazzo al timón, aunque pronto asistimos al repunte local con un Brandon Davies imperial que hacía una pareja interior fantástica con Damien Ingles. El primero, ex del Barça y del Milán, lo hizo perfecto contra Tavares, lo conoce bien y sabe cómo atacarle, otra cosa es que fuera capaz de alargar lo exhibido en un primer cuarto que concluyó con 18 puntos (20 al descanso con 7 tiros de dos sin fallo y 2 de 3 en triples más 2 asistencias). Poirier relevó a Tavares, pero tampoco fue un factor. La movilidad y circulación de balón sacaban de sitio a los pívots merengues. En ataque, los bases no conectaban con ellos. El Chacho extraviaba dos balones en sendos intentos de alley-oops con el francés.

El Real pasó de mandar por 6 (15-21) a verse 8 abajo (37-29). Aparecía Ojeleye, certero de tres, como cañonero de refresco. El Facu regresaba justo entonces tras darse un respiro en el banco de 4:42. La réplica visitante llegaba con el base, con una entrada de Llull y un triple de Rudy. La contrarréplica taronja, con Ojeleye y la canasta final de Chris Jones sobre la bocina del descanso. Sobre él, marcándolo, salió Causeur en la reanudación. Defensa durísima de ambos, nivel playoff. Y, pese a la fantástica aplicación atrás de los de Mumbrú, Deck, Musa y Campazzo levantaban un parcial de 0-9 en 2 minutos para agarrar la iniciativa. Tavares, con sus tapones (luego se llevaría un susto tras un golpe en una rodilla), alteraba la inercia. Todo en un puño, sin embargo.

Un giro radical

El pulso había cambiado, del ritmo y acierto de la primera parte, encabezado por Davies, a la pastosidad de la segunda, donde se veía a diez jugadores a la vez en el lodo. De hecho, el Valencia sumó 51 puntos en los primeros 20:04 y apenas 22 en los últimos 19:56. Una muestra de la magnitud de la intensidad en la retaguardia. En esos ataques grumosos, se impusieron la determinación de la pareja argentina, del Facu y el Tortuga, y la clarividencia de Hezonja con cinco tantos fundamentales. Y pese a la dificultad, Chris Jones cargaba con la mochila de la responsabilidad e igualaba a 70 con uno de sus unos contra unos característicos y repetía para empatar a 72 a falta de 54 segundos. Turno para Campazzo, que no fallaría. Penetración certera, error de Jones a continuación y de Inglis, que no pudo levantar el balón cayéndose tras atrapar el rechace. El Facu remató desde la personal, menos fatigado por las rotaciones previas de Chus Mateo. Lo ganó otra vez con el respaldo de todo un equipo del que su entrenador alabó “la mentalidad colectiva”. Líder e invicto… todavía.

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