El Madrid es un superviviente

El Barça pareció mejor, lo fue durante bastantes minutos, pero perdió. El Madrid se vio por debajo, a veces incluso algo impotente, y ganó (91-86) porque nunca se entregó, porque supo remontar desde la defensa, con alguna recuperación importante, con Hezonja, Rudy y Deck apretando mucho atrás y con la irrupción feroz en ataque de Lull (15 puntos en el último cuarto) y de Musa en la prórroga (9 de sus 18 tantos entonces). Esta vez, Tavares nunca se sintió cómodo (Jasikevicius jugó la baza de Nnaji y descartó a Tobey) y Deck fue el único salvavidas a la vista durante tres cuartas partes del duelo. Actuación magnífica del argentino encarando en el uno contra uno hasta el mismo aro (23 puntos y 33 de valoración), y en todo lo demás.

“No supimos matar el partido”, repitió por enésima ocasión Saras. Mirotic (17) no fue un factor en el desenlace y se le escapó algún balón importante (protagonizó 5 de las 25 pérdidas visitantes), Higgins tuvo un rato y los suyos necesitaban al menos dos, Satoransky y Kalinic no perseveraron en su acierto previo, Laprovittola no apareció y Kuric no actuó. Los azulgranas se vieron algo huérfanos cuando tocaba cruzar la meta (ahora, 2-2 en los Clásicos de este curso). Y venció el Madrid, que necesitaba tumbar a uno de los grandes en la Euroliga, porque de los siete primeros solo le había ganado al Fenerbahçe. Y sigue arriba, de momento y hasta que se complete la jornada, líder en solitario.

Al Madrid no le faltó intensidad de inicio, como en el Clásico liguero del 2 de enero, cuando fue claramente superado en el rebote. No era eso, porque el equipo salió activo, simplemente era batido por el juego rival: más certero, mejor en el pase y en la movilidad para buscar y encontrar espacios, y mucho más consistente atrás. En menos de tres minutos, 2-9 y en siete, 6-18, lo que forzó a los de Chus Mateo a viajar en el remolque. Solo la entrada de Deck con su verticalidad y fuerza para encarar el aro, incluso con Sanli plantado debajo, recortó la desventaja. El pívot turco marraba cuatro triples sin oposición que frenaron la inercia culé. La apuesta inicial merengue en la posición de base fue Hanga, pero recibió un golpe y entró Williams-Goss (apenas 57 segundos) y pronto el Chacho, que no estuvo fino en el tiro aunque aportó creatividad. Y luego Llull ahí, así que parece que las cartas en ese puesto están boca arriba y no traen novedades.

El Real redujo a tres (28-31) con un triple de Rudy y la vuelta de Musa y se descolgó de nuevo frente al acierto de Satoransky y la presencia de Nnaji, que limitó bastante a un Tavares que regresaba a pista con dos faltas tras un largo paso por el banquillo. Su espacio lo había ocupado un desacertado Poirier. Como Cornelie quedó descartado antes del duelo, Deck hacía de cuatro. Y Hezonja salió de titular con mal resultado al principio (no encontraba su espacio) y fantástico al final. El Barça tenía la puntería y la consistencia, el Madrid avanzaba desmadejado, a tirones, con Tavares neutralizado (gran mérito culé) y Deck casi como único estilete. Y pese a ello, en el tercer periodo, llegó a ponerse a dos: 42-44. Un fogonazo momentáneo, porque los de Jasikevicius seguían a lo suyo con sus tiradores ocasionales finísimos (Satoransky antes y Kalinic luego). Y otra vez +10: 47-57.

El camino parecía desbrozado para los culés, aunque eso en la actual Euroliga suele ser un espejismo. Al Barça no se le hinchó la vena, careció de ese instinto letal que reclama su técnico, apiló pérdidas en cascada y dejó colear al Madrid, a Llull, que enlazó 13 puntos sin fallo (llevaba 0) en 7 minutos y dio la vuelta a la tortilla como un chef majestuoso: 69-67. Y hubiera rematado con otro triplazo de no haberlo anulado los árbitros por falta previa en un bloqueo de Tavares, que segundos después cometía la cuarta. Contestaba Higgins (69-73) y… Hezonja y Llull, este desde la personal, igualaban en el último minuto. Quedaba tiempo: a Mirotic se le iba, Llull hacía pasos y con dos segundos Hezonja se la volvía a sacar a Nikola. Prórroga.

Sanli estaba eliminado y Tavares le seguiría pronto. Cada falta daba dos lanzamientos y el Madrid se agarró a eso y a Musa, que dominaba la escena y controlaba la tensión: canasta, personal forzada, otra canasta, triple y asistencia para Hezonja (87-78). Restaban 70 segundos y no, tampoco esta vez nada quedaba resuelto. La presión azulgrana le limpió varios balones a los blancos y Mirotic puso a los suyos a un triple: 87-84. Llull sentenció desde la línea, ahora sí. Él y Musa, también Deck, decisivos. Agarraron un triunfo que durante muchos minutos parecía listo para coger el puente aéreo rumbo a Barcelona. La Euroliga no para.