El Madrid cae con estrépito

El Madrid perdió sin paliativos en El Pireo, donde cedió los cuatro cuartos y en ninguno superó los 16 puntos tras firmar un escandalosamente malo 3 de 25 (12%) en triples para un exiguo 73-60 final, su marcador más bajo de la temporada. Esas cifras recuerdan a las del año pasado, cuando cayó en un pozo profundo del que logró salir a tiempo. El Olympiacos, que llegaba como el bloque más anotador, más asistente y más valorado, tiene muchos registros y esta vez se puso el mono de brega para batir al adversario en uno de sus puntos fuertes, el rebote: 43 a 36. Los casi 80 rechaces dan idea del elevado número de fallos en un duelo donde Walkup (18 tantos) fue el más preciso y Vezenkov, en un día flojo, acabó con 15. En el Madrid, Tavares de más a menos, dos o tres ramalazos de Hezonja y ya. Acusó tener únicamente a Llull y Hanga al timón, y este aún lejos de su mejor forma tras la lesión.

Nuevo traspié ante uno de los potentados de la Euroliga y es que, de los siete encuentros disputados con uno de los actuales siete primeros, ha perdido seis, incluidos los dos con el Olympiacos (ganó al Fenerbahçe). Eso sí, la diferencia entre el equipo griego, de nuevo líder por el basket-average con un 35% de derrotas (13-7) en las 20 jornadas, y el octavo, el Maccabi, es de apenas dos triunfos. Cuatro equipos igualan en la primera plaza, los dos protagonistas de este cara a cara más el Fenerbahçe y el Barça.

El mejor partido posible del continente a fecha de 20 de enero salió intenso, aunque poco lucido. El Olympiacos tomó el control de inicio con una mejor circulación del balón y más amenaza exterior frente a un Tavares que era la única vía encestadora visitante (19-12). El Madrid respondió en el segundo cuarto (21-22) ya con la rotación lanzada, donde Hezonja surgía con cinco tantos y Poirier reboteaba bien, igual que Cornelie. Los locales se atascaban algo, pero Sloukas les devolvía la ventaja y McKissic aliviaba los problemas ofensivos batiendo a Musa, que necesita dar un paso al frente atrás para no ser la diana recurrente del castigo rival.

Con un triple de nueve intentos (al descanso, luego fue incluso a peor) no se puede asaltar el fraternal pabellón de La Paz y la Amistad. Las siete pérdidas entonces (14 al final con cuatro de Tavares y tres de Llull) hacían pupa a los blancos. Esas transiciones después de errores (forzados y no forzados) en ataque permitían a la armada rojiblanca viajar varios cuerpos por delante (36-28). En un día sin duende de Vezenkov, el MVP de lo que va de curso, el todoterreno Walkup asomaba en carrera y con tiros liberados (13 puntos en el arranque, a más de uno por minuto). En la pelea en el barro se notó que Deck ha perdido ritmo con su lesión muscular, como se notó la ausencia de los dos bases más puros, Sergio Rodríguez (golpe en una rodilla) y Williams-Goss (fiebre), de baja momentánea en un compromiso de exigencia extrema (y faltó Abalde, otro manejador, por une esguince).

En la reanudación, la brecha se estiró hasta el +12 (52-40) ante la inoperancia merengue, que llevaba a Llull, por el colapso general, a asumir demasiados tiros. También Tavares, que acabó con un golpe en una pierna, se jugaba dos al poste forzado frente a otro gigante, Moustapha Fall (2,18). Nula fluidez más allá de una acción previa encontrando el lado débil y enorme defensa de los de Bartzokas. La deriva no se modificó y el partido se convirtió durante un tramo en un revoltijo de malas decisiones de todo tipo y, sobre todo, de muchos fallos en el lanzamiento. Así que en cuanto el Oly se serenó, abrió más la brecha: 65-50. No hubo color. El Madrid se pareció al que zozobró ante el Barça en el estreno de 2023 y muy poco al de los cinco duelos siguientes, donde ofreció una gran imagen. Sin bases, no hay paraíso; o cuesta más llegar a él.