El Madrid cae a plomo en Mónaco

El Madrid completó en Mónaco su peor partido de largo de la temporada y algo más (98-74). Podemos hacer hincapié en la significativa ausencia de Tavares, y decir aquello de que los blancos sin su referente interior pueden pasar mucho frío. Indiscutible, aunque no sea solo eso. La actuación merengue fue especialmente mala, quizá por la fatiga, por la acumulación exagerada de encuentros y de viajes; pero por primera vez este curso se vio al equipo fuera por completo de un choque. Sin fluidez, ni acierto, ni piernas; y sin concentración y con una actitud insuficiente, muy mal en defensa frente a un espléndido AS Mónaco, también atrás, y un pletórico Mike James: 15 puntos, 6 rebotes, 12 asistencias y 5 recuperaciones para 32 de valoración. Asoma aquel bloque que en mayo pasado alcanzó la Final Four y que andaba algo extraviado. A James, además, se le unió uno de vuelta, Jordan Loyd, muy certero (19 tantos).

El carrusel de pérdidas de salida, algunas muy nocivas por la reincidencia en el error, lanzó a los locales. Solo se veía algo más metidos a Causeur y Hezonja, pero el croata marró dos tiros liberados y se descolgó. Poirier, primero peleando con Jaiteh y luego con Motiejunas, tampoco encontraba el aro y el rival fluía al ritmo de Michael Perry James, que acumulaba 7 puntos y 6 pases en el acto inicial y se marchó al descanso con 9+9 y 21 créditos en 17:42 sobre el parqué. Campazzo no tenía el día en el pulso de candidatos al MVP con James. Hasta 4 pérdidas apilaba el argentino al intermedio (10 entonces su equipo y 19 al final).

Deck y Yabusele evidenciaban que es muy difícil reincorporarse al tren en marcha después de un parón prolongado (un mes de ausencia el primero y un mes y medio el segundo). Con 13 abajo (33-20, minuto 10), Sergio Rodríguez encadenó dos triplazos y una buena entrada (35-28), el único conato de reacción. Duró poco. Cornelie, ahora rival y con una conocida alergia a la pintura, metió una ahí y palmeó otra cómodo; Loyd embocaba un 3+1; Yabusele desperdiciaba su tercer intento bajo el aro y la diferencia se quedaba en 16 (56-40) tras dos canastas merengues y algunos errores de los de Sasa Obradovic. Parecía incluso una renta exigua según lo visto sobre la cancha.

“El cansancio hay que superarlo como sea”

En la reanudación ya pareció más. Si en la ida el Madrid vencía por 30 al final del tercer cuarto (80-50), ahora era el Mónaco el que rozaba la treintena: 80-54. Y más que se acercó en el arranque del último (83-54) con un rival que tocaba fondo. Chus Mateo arrojaba la toalla (cuatro triunfos de ventaja al segundo) y prefería dar presencia a Alocén, que de los nueve duelos previos continentales solo había disputado tres (16 minutos en Múnich y apenas unos segundos en los otros dos), en vez de forzar a un desdibujado Campazzo. Y antes había metido a Ndiaye mientras que Rudy lideraba el ataque (3.010 puntos en la Euroliga, 17º en la clasificación histórica) después de ocho partidos sin participar por la maltrecha espalda, imagen elocuente de la situación. Recuperaba sensaciones en pleno naufragio de la nave, afectada por un calendario durísimo. “El momento pasará y nos encontraremos en uno mejor en lo físico que el actual”, había dicho el técnico madrileño en la previa. Y también: “El cansancio hay que superarlo como sea”.

Un derrota dura, de las que obligan a reaccionar. Todavía a cierta distancia, eso sí, de la peor de siempre en Copa de Europa, aquel -35 ante el Varese (108-73) en 1970. En la Euroliga cayó por 30 frente al Baskonia (105-75) en 2017.

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