Un huracán amarillo pasó por Polonia

Tras la derrota de la semana pasada ante el Turk Telekom, caída que además le volvió a quitar el primer puesto del Grupo B de la Eurocup, más le valía reaccionar al Gran Canaria reaccionar ante el Slask, colista. No es que recupere el codiciado liderato, que sigue en manos del Bourg, que también hizo sus deberes (68-76 en Salónica), pero al menos sigue metido de lleno en la riña a falta de dos jornadas para el final de la primera fase. En caso de empate la primera plaza será para el Granca, que tiene un average global bastante mejor.

Hoy, además, el atracón de baloncesto que se dieron los muchachos de Lakovic fue colectivo. De hecho, anotaron los 12 jugadores en liza. Un buen subidón de autoestima antes de recibir el domingo al todopoderoso Real Madrid.

Por mucho que fuera el colista del Grupo B, el Slask Wroclaw lo disimulaba falta en los primeros compases del partido. Animado como estaba, vitaminado delante de su público, el equipo de Jacek Winnicki empezó contestón, encontrando soluciones a todo lo que proponía el Gran Canaria. Tanto es así que la formación insular vino a coger algo de resuello, costoso arranque el suyo, con sendos triples de Landesberg y Bassas que le permitieron cerrar el primer acto con la sensación de que no había muchos motivos para confiarse: 21-26.

Sin embargo, pese a su buen inicio, el Slask se empezó a derretir como hielo en vaso ancho conforme iba avanzando el segundo cuarto. Primero Pelos y después Slaugther enchufaron desde la periferia de la zona para darle un +9 al Granca, 25-34, lo que trajo consigo el obligado tiempo muerto del banquillo local, que tampoco es que encontrara soluciones detrás de este receso de urgencia. De hecho, cuatros puntos consecutivos primero de Prckacin, luego de Salvó y para acabar de Happ parecían romper el partido al descanso: 33-50.

Si no lo estaba ya, el Gran Canaria se empeñó en hacerlo pronto. Así, dos triples de Kljacic le dieron un copioso 35-58 con el que, el menos, destensarse un poco. Quizás lo hizo demasiado la hueste de Jaka Lakovic, que de pronto se vio con un 8-0 de parcial en contra. El marcador le seguía sonriendo ampliamente, mas hubo que parar para salir más fuertes. De hecho, entre Slaugther, Lammers y Salvó fabricaron un 0-10 que le sirvió a los amarillos para abrir otro socavón en el marcador: 43-68. El duelo adquirió tintes de pachanga cuando un mate de Salvó, que además sirvió para alzar el telón del tercer cuarto, reflejara en el marcador la máxima diferencia del partido: 48-75.

El último periodo se jugó simplemente por obligación, pues ya estaba todo más que decidido. La victoria del Gran Canaria estaba más que confirmada, por lo que tocaba forzar lo mínimo la máquina. Ese definitivo 68-92 final, con el que un huracanado Granca se quedó tan a gusto, resume a la perfección lo sucedido durante los 40 minutos anteriores.