La España de Mara y Folgueiras jugará la final del Mundial Sub-17

Con Pau Gasol, Juan Carlos Navarro, Felipe Reyes, Berni Rodríguez y Carlos Cabezas viéndolo desde la grada, unos júniors volverán a pelear por ser de oro. Lo harán también ante Estados Unidos en una final (este domingo a las 21:00) que huele a aquella de Lisboa en 1999.

La generación de 2005 se ha estrenado con paso firme. Con una pandemia mediante, el Mundial Sub-17 era la presentación en sociedad de esta generación que recuerda a la de 1980. Un equipo con muchísima calidad, pero también con carácter, como demostró con su remontada en cuartos ante Australia y en los últimos minutos ante Francia, a la que sacó del partido. El gigante Aday Mara (2,20) puso a la Selección por delante (48-49) antes de cometer su cuarta personal y marcharse al banco. La Selección después no dio ninguna opción más a Francia. Parcial de 5-19 para el 53-68 que permite a esta generación bañarse en oro.

Y eso que el partido no fue tan fácil como podría parecer con ese marcador final. Francia se puso enseguida por delante (6-0). España estaba espesa y no anotaba ni los tiros libres. Hugo González, con su segundo lanzamiento, estrenó la cuenta de la Selección que pegó un cambio con la entrada en pista de Aday Mara y Conrad Martínez. El base de la Penya, el revulsivo ante Australia para conseguir el pase a semifinales, le dio otro aire al equipo y conectó con el pívot del Casademont Zaragoza (2,20 de altura con 17 años) que llevaba 11 puntos y 4 rebotes en los dos primeros cuartos.

Conrad, a la carrera, le dio la primera ventaja a los de Javier Zamora en el partido (19-20, min. 20) y la Selección se marchó al descanso con una ligera ventaja (30-32). España, más atascada en estático, corrió cada vez que pudo, dominó el rebote (27 rechaces a 15 al descanso) y sacó ventaja de una zona que permitía los triples de Francia... que no entraban (2/12).

El tiro fue un lastre para los franceses, que acabaron con un pésimo 10,5% en triples (2/19) y, lo que fue más preocupante, un 44% desde la línea de personal (11/25). Si lograron mantenerse en el partido en el tercer cuarto fue gracias al rebote ofensivo y a las segundas oportunidades. Pero en cuanto España comenzó a divertirse, desaparecieron.

El último asalto arrancó con ese 2+1 de Mara que supuso el principio del fin para los franceses. Izan Almansa, más discreto en ataque que en otros partidos, saltó a pista por el gigante del Casademont y, lo que más importante, entró en el partido. Aunque no tuvo un buen día en el tiro libre (0/7), todos los rebotes iban a sus manos (14 en total, 6 ofensivos) y comenzó también a aportar en ataque. Langarita, con un triple tremendo, dejó helados a los franceses (53-62, min. 37), que se quedaron clavados en esos 53 puntos y el Carpena se convirtió en una fiesta. No era para menos. Será la primera medalla masculina mundial en formación desde los júniors de oro. Y lo que incluso mejor: esta generación pinta tan bien como aquella.