El Unicaja no supera la muralla del Breogán

Tenía argumentos Ibon Navarro para desconfiar del Breogán, independientemente de que las lesiones limitaran su rotación. Luis Casimiro había sabido sacar el perfil respondón de su equipo y el técnico del Unicaja sabía que el partido no era un spa previo a la disputa de la Copa del Rey, independientemente de que dejara fuera de la lista a Osetkowski. Y así fue. El Breogán, en un maravilloso ejercicio de fe y el virtuosismo del emergente Vila, se llevó un partido que le acerca a su objetivo. Por su parte, el Unicaja podría despedirse de la condición de colíder si el Real Madrid es capaz de ganar al Lleida.

Comenzó el partido con rachas. El Breogán marcó un 4-0 de salida gracias a dos acciones cerca del aro. Sin embargo, el Unicaja se despertó con un 0-9 que le dio el control de la contienda. Para ello, se basó en acciones sencillas de ataque y una defensa que hizo dudar a los locales, que incurrieron varias pérdidas de balón que fueron castigadas por los verdes.

Por si no fuera bastante, Sakho, muy buscado por los suyos en las primeras posesiones, no era capaz de culminar acciones en la pintura. Hasta Casimiro le llevó un ratito al banco para meditarlo. Porque eran puntos que luego sí producían los malagueños para provocar su primera escapada. Para limitar los daños, llegaron los triples consecutivos de Vila y, sobre todo, Hilliard para estrechar el marcador. Traducido en el marcador, se pasó del 9-15 a la igualada a dos minutos del final. Para ello fue básica una mayor paciencia de los lucenses en sus ataques. Apic, con un mate, amplió el break al 0-8, devolviendo la ventaja a los locales 17-15. Pero la racha final, rubricada por el Unicaja, cerró el cuarto con un 17-20 para los de verde.

Empezó frenética la segunda entrega. Los dos equipos compartieron acciones acetadas de primeras, pero después las alternaron con vaivenes en las dos zonas. Sin control. Se contagiaron de imprecisiones. Unicaja dominaba mantenía la renta del descanso pese a los arranques de los locales. Incluso, Hilliard tuvo balón para retomar, en el nombre del Breogán, la ventaja con el 24-25, pero su triple no entró.

Tras ese lance, el decorado del partido mutó. Carter y Pérez impulsaron al Unicaja, algo que se vio reflejado en un parcial (0-9) que les puso con un 24-34. Para enmendarlo, el Breogán optaba por los triples, pero sin conversión. Casimiro pidió un tiempo muerto con el fin de ajustar sistemas de los lucenses. La idea era no verse demasiado lejos antes de llegar al descanso. Y ese paso por el banquillo dio cierto efecto para los lucenses, encestando en dos acciones seguidas. Aunque el Unicaja les supo responder con acciones similares. Eso permitió llegar al descanso por delante y de manera holgada a los de verde por 34-42, aunque también tuvieron su incidencia los “pecados” de los locales con pérdidas de balón o su pobre bagaje en los tiros libres, en los que fallaron los cinco primeros que tuvieron a su disposición.

Tenía mucho que mejorar el Breogán y la primera jugada fue una intención de intenciones, ya que un inspirado Vila forzó una acción de dos más uno. Como en el arranque de partido, los lucenses comenzaron con un 5-0 de parcial. También creció en la defensa, con Sakho como protagonista, fue clave para un parcial de de 11-2 que daba una nueva delantera en el partido a los de Casimiro. Ibon Navarro, visto el panorama, pidió un tiempo muerto de activación para los suyos, porque para la Copa todavía quedaban unos cuantos días.

Carter acabó con la sequía de los malagueños, aunque Kurucs amplió la renta al 50-46, devolviendo la máxima que tuvo en el partido el Breogán. El contexto del partido no guardaba relación con la primera parte y el Breogán, incluso, estiró la renta hasta los seis puntos. Perry, Pérez y Kalinoski, con sus virtudes, emergieron para recordarle a los locales que el colíder estaba en el Pazo y empatar el partido a 56. Otro triple de Perry ponía el marcador en 58-59. El Breogán tenía el debe de los tiros libres, como ya arrastraba de la primera parte. De no ser así, su ventaja habría sido mayor al cierre del tercer cuarto. Los locales ganaban 62-61.

Y el espíritu combativo del Breogán siguió presente en los primeros minutos del cuarto definitivo. Los jugadores de Luis Casimiro le ponían fe a cada balón. Sin embargo, Tillie emergió para empatar a 70 y Kravish rubricó la remontada con un tiro de media distancia y una bandejita. Eso sí, al partido todavía le quedaban más de cinco minutos. En todo caso, Casimiro pidió un necesario tiempo muerto.

Vila, por su parte, no quería que la historia llegara a su fin y frenó la racha del Unicaja de nueve puntos seguidos con un triple. Hilliard se sumó a la causa con una penetración y una buena defensa daba un balón para que el Breogán volteara el 75-76. Pero, tras tiempo muerto, los locales perdieron el balón.

La secuencia siguió con un balón barrido por Kravish, pero dos triples de Hilliard y de un desbocado Vila pusieron por delante al Breogán entrando en el último minuto de la contienda. Haciendo caso al frenesí del partido, pasó de todo. Hilliard, con ventaja de dos (81-79) en el marcador para su equipo, cometió una violación de ocho segundos cuando su equipo ganaba de dos. Pero Sakho, imperial en defensa, salvó el trance con un tapón. Los locales no anotaron y dieron un último balón al Unicaja, pero la lejana tentativa Kalinoski no llegó al aro. Al final, fiesta en Lugo, donde se nota la mano de Casimiro, y los verdes ya pueden centrarse exclusivamente en la Copa de Gran Canaria.

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