El Mónaco desata la crisis

El Barça está en crisis. Una obviedad viendo los últimos resultados del equipo y una evidencia tras el rendimiento en Mónaco. Otro partido desastroso en el que fueron un contendiente menor y minorizado por un equipo que ni siquiera tuvo que realizar una actuación excelente para llegar a ganar de 30. Este Barça ni ataca bien ni sabe defender pero, lo peor de todo, le falta alma. Sin prácticamente participación de Willy, Nnaji le pasó por delante en la rotación, no se puede salvar a nadie. Nadie dio la cara, nadie estuvo al nivel. Un naufragio individual y colectivo que debe preocupar y mucho en los despachos. Grimau no está siendo capaz de remontar el ánimo o de evolucionar al equipo en lo deportivo. Las dos mayores responsabilidades de un técnico que, ahora sí, está en entredicho.

El parcial de inicio fue terrible para los intereses del Barça. Para un equipo tocado en lo anímico, que encajó 14 puntos y solo anotó una canasta en los primeros cinco minutos. Mónaco estuvo más acertado, sí, pero sobre todo mucho más intenso y físico que los azulgranas. Tres pérdidas de Laprovittola, el dos contra uno sobre Satoransky o el absoluto control del rebote fueron las consecuencias. La entrada de la segunda unidad le sentó bien a los de Grimau, que limaron diferencias gracias a dos triples de Jabari Parker. Nnaji jugó por delante de Willy en el primer cuarto pero ni así solucionaron los problemas por dentro. El menor acierto de los locales, tras un inicio impecable, fue una bendición para el Barça. Y aún así encajaron demasiados puntos (27-15).

Pese a que la defensa ha sido el problema recurrente de este Barça, ante el Mónaco, también falló el ataque. Dependieron demasiado de la inspiración individual, que esta vez no apareció. No estuvo fino Laprovittola, no siempre puede estarlo, pero tampoco Vesely. La entrada de Willy mejoró las prestaciones en el rebote, pero como si siempre con claroscuros en su juego. La terrible defensa exterior, con un punto de apatía, disparó la distancia en el marcador (44-28). Y todo ello sin una actuación decisiva de Mike James.

La actitud, además, también fue muy diferente. No es que el Barça no lo intentara o no se esforzara, al menos al inicio, es que simplemente no le llegó en muchas acciones. Tiros exteriores, rebotes largos, balones divididos… todos para el Mónaco. Una dinámica que acrecentó la confianza local y minó la visitante, que agrandó los problemas y dejó otra vez estampas preocupantes ya a corto plazo. Expresiones corporales de equipos derrotado. Ya en el primer cuarto. Se fueron once abajo al descanso y quizás esa fue la mejor noticia.

La diferencia navegó sobre los diez puntos, con un Barça más sólido tras el descanso (con algún rato en zona) y un partido más controlado. Frenaron la sangría defensiva y mejoraron arriba, no era complicado, pero todavía no lograron remontar el partido. Se acercaron a ocho (llegaron a perder de 16) pero sin el punto extra necesario para darle la vuelta al marcador. Y sin él, el Mónaco no tuvo problemas para volver a poner tierra de por medio (67-52).

El último cuarto no tuvo mucha historia. Mónaco llegó a la máxima del partido (+30) a pocos minutos del final. Un calvario para un Barça que entra de lleno en crisis. Sin excusas y sin paliativos. Acabaron el partido andando. Y el siguiente rival es el Real Madrid...

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