El Bilbao Basket comienza pletórico
Convincente victoria del equipo de Ponsarnau en el estreno de Miribilla ante un Andorra con pocos argumentos. Un 12-0 tras el descanso, clave.
El Bilbao Basket enseñó su piel de ACB a un recién llegado a la primera categoría. El Andorra se fue al infierno de la LEB un añito y está de vuelta. Sabe que no va a ser fácil transitar en esta planta tan alta del baloncesto español y le dieron la bienvenida al sufrimiento en Miribilla. Un tercer cuarto demoledor aupó a los muchachos de Ponsarnau a inaugurar la temporada con triunfo, en una cita que acabó en paliza. Ya se había generado ilusión con esta propuesta diseñada en un verano intenso en el despacho de Pueyo, y se gustaron. ¡De qué manera! Si esta va a ser la mejor campaña de las vidas de los integrantes de este equipo, como proclama el preparador de Tàrrega, ya está puesta la primera piedra. Queda claro que hay una plantilla mucho más larga que el año pasado y con recursos multiplicados por diez. Se pueden repartir mucho los minutos, todos se sienten partícipes. El triunfo de la democracia. No hace falta que nadie levante la voz con una actuación portentosa para aplastar al adversario. Smith, eso sí, se siente el jefe. Y lo es. Llevaba un partido bastante oxidado y al final su metralleta disparó muy engrasada. El y sus compañeros fueron los amos y señores de los 40 minutos que abrían el curso.
Una temporada nueva y un telón que sube con la extraña postal de un aforo aplaudiendo a rabiar a un tercio de los integrantes del equipo visitante. Porque este Andorra está sembrado de ‘exhombres de negro’. Luz, Borg, Goudelock (gran abrazo con Ponsarnau al final, el técnico que solo pudo ‘disfrutarlo’ unos pocos días por culpa de su grave lesión), Dos Anjos, el ayudante técnico Paco Vázquez... Y faltaba Schreiner. Entre eso y que en una primera cita toca ir identificando a los baloncestistas propios, el primer tiempo fue un poco disperso. Además, el cuadro del Principado se trae un esqueleto de LEB y eso le da una ventaja en cuanto a conjunción. El Bilbao Basket ha cambiado mucho de chapa y pintura, va mezclando quintetos y alianzas con parejas de pívots o exteriores, así que su juego aún es irregular y por momentos inconexo, pero protagonizan fases de destrozar al más pintado. Tiene muchos argumentos e hizo cenizas de un rival que no podía contener el uno contra uno de los ‘jugones’ locales o no sabía tirar ayudas cuando les desbordaban. Las 22 pérdidas, muchas en primera línea, acabaron por condenarle.
Para abrir fuego en ese infierno llamado Miribilla, Bilbao y Andorra se pusieron a anotar con frenesí. Los visitantes se sostenían con sus transiciones y un Goudelock motivadísimo. Conocen de sobra en Bilbao a la Minimamba, pero su baloncesto de seda manejando la pelota entre las piernas para realizar un slalom para generarse una ventaja no lo han frenado ni en la NBA. Pantzar tomó el relevo a Renfroe y el Surne empezó a jugar más dinámico y vertical. Aún le queda a este equipo, bueno y a todos, entender un poco mejor lo que pide su entrenador, lo que demanda el juego en cada instante, ajustar los espacios y los movimientos sin balón, porque a veces se montaban las piezas. Tyson Pérez y Starks eran los únicos que podían seguir el ritmo de Goudelock en un MoraBanc con muy pocos argumentos ofensivos.
Un 7-0 llevó la ventaja local al 40-28, una vez que se pudo frenar la velocidad del Andorra. Los pequeños del equipo de Lezkano encontraban tiros con el bloqueo directo. A los grandes del Bilbao Basket les costaba cambiar. Y luego llegó un atasco ofensivo, que propició un 2-8: 42-36 a falta de 1:17. El equipo recién ascendido aprovechaba los errores locales. De Ridder y Kullamae no acababan de encontrar su sitio. Eso sí, los triples empezaban a condenar a los andorranos al descanso: 2-11. Disponían de un sinfín de lanzamientos sin puntear, pero no le apuntaban a una piscina.
Un 12-0 a la carrera tras el descanso, con contraataques, rompió el debate. Lo impulsó Andersson con cinco puntos seguidos y lo consolidó Killeya-Jones con un matazo y un desafío en la celebración a Maric, que fue reprobado por los colegiados. Lezkano no sabía cómo apagar el incendio y su impotencia le costó una técnica, que se unía a un 2+1 de Kullamae. Este cayó posteriormente tocado en la espalda. Rigo pudo recibir el calor de la gente y disfrutó de unos minutos, con dos puntitos en su haber. Quedaba por anotar De Ridder y lo logró en un aro pasado y otra acción de bella factura. La diferencia se fue a los 28 (89-61) a 3:37 para acabar tras una avalancha de triples. Smith se sacó la espina de un debut espeso. Una plácida tarde del Surne. Solidísima puesta en escena. Esta gente ha llegado para divertir con un abanico de velocidad, mates furiosos, triplazos, defensa e intensidad. Un cóctel explosivo. El Bilbao Basket sigue siendo una roca en casa. Su crecimiento parece que puede estar en lo que vayan arañando fuera.
Ponsarnau: “El primer paso siempre es muy importante”
Ponsarnau se mostró “contento” con la victoria porque, recalcó, “el primer paso siempre es muy importante”. “Pero después de este primer paso hay que poner el contador a cero y prepararnos para el siguiente, contra Baskonia. Así es como se consigue el máximo nivel competitivo”, subrayó el técnico catalán después de considerar que “el punto de inflexión definitivo fue la defensa del tercer cuarto”. “Estábamos con muchas dudas por lo que nos había faltado practicar en pretemporada, pero la puesta en escena ha sido bastante sólida. Andorra ha empezado con un plan que nos incomodaba, pero íbamos encontrando puntos y en defensa hemos ido aprendiendo durante el partido con muy buena energía en la rotación”, explicó.
El técnico catalán, además, destacó que encontraron “a muchos jugadores”, pero sobre todo destacó “el compromiso de todo el mundo en defensa”. “Nuestro mérito ha sido que los jugadores han ido encontrando baloncesto y desde la defensa ese tercer cuarto ha sido determinante”, incidió.
Lezkano: “Con 22 pérdidas es imposible ganar en esta liga”
Natxo Lezkano admitió que la clave de la derrota fueron los “errores defensivos” y las 22 pérdidas que acumularon sus jugadores. “Con ese número de pérdidas es imposible ganar en esta liga. Hemos cometido muchos errores en defensa y no fuimos sólidos en el uno contra uno, pero sobre todo han sido claves esas pérdidas en primera línea que han propiciado contraataques fáciles de Bilbao”, ha reconocido.
El preparador portugalujo añadió que la acumulación de fallos de su equipo en la primera parte, “aunque no fue definitiva para romper el partido”, le otorgó a los locales una “buena ventaja en el descanso”. “Y en el tercer cuarto si no metes nada es imposible. Tuvimos muchos tiros abiertos, pero los hemos fallado y ellos lo han aprovechado para irse en el marcador y coger confianza. A veces confundimos correr con jugar de manera precipitada”, lamentó.
“En esta liga la diferencia física con la LEB es evidente y tenemos que poner más de nuestra parte para que esa diferencia se note lo menos posible”, añadió el técnico de Portugalete, quien admitió que para él fue “especial” poder dirigir este encuentro ante “mis amigos y mi familia”.