El Barça demuestra su oficio ante el Bayern

Necesitaba ganar el Barça tras dos derrotas consecutivas, caer a la cuarta plaza y ver crecer las dudas alrededor del equipo. Lo hizo ante el Bayern. De manera brillante al principio, con oficio al final. Dio igual. Lo importante para los de Grimau era ganar los tres partidos que les quedaban, ahora dos, para asegurar el factor campo en el cruce de cuartos. Amasaron rápido una ventaja de 20 puntos, que fue a la postre lo que les permitió asegurar la victoria, para relajarse demasiado después. Tras una primera parte donde el Bayern presentó muy poca batalla los de Laso reaccionaron y fueron poco a poco, palmo a palmo, recortando las distancia. Se pusieron a seis a falta de un minuto. Pero las malas decisiones de sus bases durante todo el partido y el notable rendimiento de la parroquia azulgrana acabaron por decantar el choque. Ibaka y Weiler-Babb del lado local y Laprovittola y Parker del visitante, los mejores.

El partido dejó pronto varias certezas. Algunas inamovibles, como el hambre del Barça en un partido clave, otras menos previsibles, como el nivel del arbitraje. Muy alto pusieron el listón de la falta los árbitros, exagerado incluso, convirtiendo un partido físico en uno duro. Pero llegaban bien mentalizados los hombres de Grimau a Alemania que tras un inicio dubitativo pronto cogieron las riendas del partido. Se jugó a lo que quiso el Barça, con un Vesely a su nivel habitual y una aportación coral. De hecho, lo mejor del Bayern en los primeros minutos, fue mantenerse cerca en el marcador (19-25). Un parcial de 0-9 y los buenos momentos de Willy, también en defensa, fueron los responsables del primer hueco serio en el electrónico.

La dura realidad para el Bayern de Laso es que son un equipo inferior al Barça. Puede ser una opinión mayoritaria viendo las plantillas, pero una verdad irrefutable si nos ceñimos a la clasificación. Y, en el segundo cuarto, se plasmó sobre la pista. Una diferencia casi sideral, con un parcial de 0-15 que catapultó a los azulgranas, donde cada uno de los culés superó individual y colectivamente a sus rivales. Laprovittola enrabietado, Jabari muy fino, Abrines desde la esquina, Satoransky dominador… Podríamos citar prácticamente a todos los jugadores azulgranas y aún nos dejaríamos por destacar alguna buena actuación individual. La defensa, que a veces les ha faltado, deslumbró en Múnich. El Bayern perdió muchos balones, no todos forzados, con un Francisco jugando acelerado y muy lejos del aro. Casi perdido. Tardaron cinco minutos en meter una canasta en todo el segundo cuarto. Metieron solo diez en los primeros 20 minutos (30-47).

Al Barça le costó arrancar tras el descanso. De hecho, ya le costaron los últimos minutos del segundo período. Con un Jokubaitis errático no encontraron el camino en ataque, abriendo un resquicio a la remontada local. Con un gran argumento. Quizás el único. Serge Ibaka fue un gigante en la pintura y el único capaz de poner en problemas reales a los azulgranas hasta la aparición final de Weiler-Babb. Tuvo el Barça un momento delicado, pudo bajar el Bayern de diez puntos de diferencia, pero un triple de Kalinic calmó las aguas. Y en aguas tranquilas ningún barco se hunde. Volvieron los titulares a pista y entre Parker y Vesely elevaron la distancia otra vez hasta los 20 puntos. La defensa del Bayern, muy permisiva para la desesperación de Laso, facilitó las cosas.

Con la meta ya a la vista el Barça bajó una marcha. Con el último rayo de esperanza, el Bayern subió otra. Y paso a paso los de Laso limaron diferencias gracias a Weiler-Babb. 63-74 a siete minutos del final, solo seis abajo a falta de uno. Tiraron de oficio los azulgranas que, con más suspense del que le gustaría al aficionado, acabaron amarrando una victoria importantísima que en nunca estuvo en verdadero peligro.

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