Willy vuelve al Palacio de azulgrana con ‘Papá Edy’ ausente

Poniendo las cosas en perspectiva, un Clásico de Liga regular el 1 de octubre quizá sea el menos trascendente de la temporada. Más allá, resulta difícil que un Madrid-Barça surque aguas tranquilas. Y esta vez tampoco lo hará, siempre trae marejada, alicientes...

El primero, ver al fichaje del verano de vuelta a la que fuera su casa con la camiseta del eterno rival. Willy Hernangómez regresa al WiZink Center y “la afición es soberana para recibirlo como crea conveniente”, afirma Chus Mateo, que le desea lo mejor en lo personal, pero “que gane siempre el Madrid”. Tras formarse en la cantera blanca, participó con el primer equipo en algunos encuentros de la temporada 2012-13, se marchó cedido a Sevilla dos años y volvió en la 2015-16 para irse a continuación a la NBA. Apenas disputó 40 partidos de Liga con el Madrid. ¿Y ahora? “Pensaron que no tenía sitio”, ha explicado el pívot, que firmó como culé hasta 2026. Además, el contrato (12,5 millones brutos por tres años) era inalcanzable para su antiguo club. La situación recuerda a la de Mirotic, al que se le dijo de todo en su primer Clásico en el Palacio hace cuatro años en la final de la Supercopa. Mirotic sí exhibía un largo recorrido como merengue, hasta 168 partidos de Liga, 33 más de los que acumulaba con el Barça en su adiós en junio.

A Willy, el primer encontronazo con el Madrid, el 16 de septiembre en Murcia, no le fue bien. Tavares le paró en seco con un tapón antológico (fueron dos) y luego permitió que Campazzo se colara una y otra vez por su mala defensa del bloqueo y continuación. Venció el Real (80-90) con 0 de 6 del mayor de los Hernangómez, impotente ante un gran Tavares, un certero Musa (24 puntos) y un Campazzo genial.

El problema para el Madrid es que Papá Edy, como ayer se refirió a él su entrenador, no está: baja por una infección respiratoria. Y sin el gigante de Maio, al resto le toca apretarse los machos, empezando por Poirier, que, en Manesa, además de ser eliminado por una técnica, estuvo lejos de la versión exigible atrás. Tampoco Yabusele lució ahí. Sí lo hizo Ndiaye, pieza clave en el triunfo. Por dentro, repetirá presencia Hezonja (también falta Deck, aunque se espera que vuelva Rudy). En ausencia del referente interior, Campazzo y un Musa finísimo en el tiro (promedia 18 tantos) se antojan decisivos.

El Barça, por su parte, llega a Madrid desde Palencia, aún con el susto en el cuerpo porque ganó en la prórroga (83-84) un duelo perdido. Laprovittola lo hizo posible con Willy de máximo anotador: 21 más 10 rebotes. Reaccionó con bravura a una segunda parte defensiva muy pobre. El Clásico nunca amarga.

Eli Ndiaye, el canterano con “un valor fundamental”

La baja de Tavares y la eliminación de Poirier el viernes en Manresa, redobló el protagonismo de Eli John Ndiaye, de 2,04 m, que jugó los últimos minutos como cinco y fue clave en el triunfo blanco. Como lo fue en el primer cuarto ante Mirotic en la pasada Final Four, cuando lo sacó del duelo.

Ndiaye, nacido en Senegal en 2004 y en la cantera del Madrid desde que era infantil, con 13 años, recibió la nacionalidad española en 2020, días antes de cumplir los 16, y debutó en el primer equipo con 17 hace dos años, en una Supercopa. Desde entonces, acumula 45 partidos (24 de Liga y 19 de Euroliga) y lleva dos campañas como sénior en la plantilla.

“Está preparado y lo hace francamente bien —cuenta Chus Mateo—. No es un jovencito que salga con todo resuelto, sino que jugó contra LeDay en el playoff de la Euroliga, también en la semifinal de la Euroliga ante Mirotic. Es ya un sénior, con cosas por aprender, pero que tiene un valor fundamental por su intensidad, su energía, su ética de trabajo… Nos da mucha capacidad defensiva”.