Vuela el Unicaja y Málaga sueña

El Unicaja lleva un año y medio de ensueño. El baloncesto en Málaga vive una nueva edad de oro arropando a su club, que ha renacido en las últimas tres temporadas. Porque en 2021 y 2022, hay que recordarlo, viajaba hundido en la clasificación, más pendiente casi de evitar el descenso que del playoff. La llegada a la presidencia de Antonio Jesús López Nieto y de Juanma Rodríguez a la dirección deportiva prendió la llama, que avivó el fichaje de Ibon Navarro, con su plan a cuestas. Un cambio radical en la dinámica del equipo, regresaba la ilusión. En este último año y medio, desde febrero de 2023, cuatro títulos. La guinda la puso este domingo con una Supercopa que le arrancó de las manos al favorito, al Real Madrid, que encadenaba seis trofeos seguidos. Un triunfo (80-90) para estrenar palmarés en el torneo y para añadirlo a la Copa del Rey, a la Champions FIBA y a la Intercontinental conquistada en Singapur apenas siete días antes. Una semana mágica.

El Unicaja aprovechó lo que tantas veces antes había impulsado a su rival en esta cita: el bloque, la continuidad, el proyecto. Y aunque casi perdiera 17 puntos de ventaja (en el primer cuarto) y luego 14 (en el tercero), guardó fuerzas y serenidad para la estocada final. Visto de otra manera, lo ganó tres veces, las tres con Kameron Taylor, un MVP estelar: 22 puntos, 6 rebotes, 6 asistencias y 29 de valoración. Lo secundó Yankuba Sima, que en una plantilla exuberante, con siete interiores, saca los codos para hacerse sitio: 14 tantos, 3 pases, 3 recuperaciones y 2 tapones. Capital ante Tavares y compañía, esencial en defensa. Al Madrid le lastraron los cambios, las novedades aún no acopladas, ser todavía menos equipo, perder a Hezonja, no tener un cuatro-cuatro titular, su mal porcentaje de tres…

Y es que la baja de última hora de Hezonja, con fiebre, descarriló a los blancos de salida. Garuba jugó sus primeros minutos desde los Juegos Olímpicos en el puesto de ala-pívot y la cosa no funcionó de inicio. El agujero fue general. Los de Chus Mateo comenzaron con dos marchas menos y, cuando llegaron los fallos en ataque, se encontraron con la respuesta rápida del Unicaja, que aprovechaba las dudas para correr y anotar cómodo. Y si no, después de mover el balón, siempre hallaba a un tirador liberado. Taylor y Perry capitalizaban ese dominio. Del 0-12 letal de salida, al 5-21 en menos de cinco minutos y, luego, la máxima: 13-30, minuto 8.

Ibon Navarro había aprovechado el tiempo de bonanza para darle brío a la rotación, que contra el UCAM no fue tan espléndida como acostumbra. Las seis pérdidas blancas eran un lastre, el 5 de 9 en triples verde, pura propulsión. Deck había entrado cuando se llevaban 3:48 por Garuba y el argentino cargó con todo (10 puntos). El nivel físico, sin embargo, lo ponía el campeón Intercontinental. Llull pisaba la cancha para asumir la responsabilidad en plena zozobra, nunca se esconde, 8 puntos entonces para frenar la caída. Solo eso, porque el Madrid no reaccionaba. Mediado el segundo cuarto, 30-44.

La remontada del Madrid

Acababan de regresar después de un buen descanso Campazzo y Tavares, y entraba Ndiaye por primera vez en esta Supercopa. Su actividad y sus rebotes ayudaron a los suyos a emerger. El Unicaja ya no disponía de los tiros sencillos de antes (1 de 9 en el triple) y atrás cometía muchas faltas, aparecía Musa: 11 de 15 desde la personal el Real en ese segundo acto. Tocó la remontada (43-44), no la abrazó. Dejó escapar la ocasión y… un magnífico Taylor (triple, rebote y canasta final, 16 puntos) insuflaba aire a los malagueños justo para irse a los vestuarios.

El regreso del descanso recordó al inicio, aunque menos salvaje: parcial de 2-12 y +14 hasta un 3+1 de Campazzo con técnica incluida a Perry. En esta ocasión, sí, la presencia de Garuba era energética, con algún tramo pletórico atrás, y la de Feliz, que cabalgaba siempre que podía. Dos carreras del dominicano y un triple de Llull ponían el 73-74. Y luego al capitán blanco se le iba el balón en plena galopada. Reclamaba falta desesperado.

El Madrid volvió a quedarse a las puertas, el Unicaja lo ganó de nuevo, por tercera vez, la definitiva. Su solidez atrás es una garantía, algún rechace ofensivo le otorgó vidas extra en momentos duros y el temple de Kalinoski y de un fantástico Taylor, con dos triples, remataron. El club malagueño hace historia, más aún, y alimenta un sueño que no quiere que acabe nunca. “Siempre te llevo conmigo, siempre seré tu bandera, no juegas solo si yo estoy aquí, porque vuela el Carpena, y Málaga sueña, Unicaja yo vivo por ti”, cantaba la grada verde presente en Murcia. Pura pasión.

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