VALENCIA BASKET

Valencia Basket huele a fin de ciclo

El club valenciano ha cerrado una temporada desastrosa. En verano debería habrá una reestructuración integral para revertir la situación.

ALBERTO IRANZODiarioAS

Valencia ha cerrado una temporada gris que empezó de manera ilusionante y que ha tenido diferentes momentos marcados por las lesiones, la polémica y los problemas dentro del vestuario. Podríamos decir que es un equipo de rachas, pero el paupérrimo tramo final deja con muy mal sabor de boca a los aficionados que tenían puestas muchas esperanzas en el equipo esta campaña.

El club apostó por un proyecto diferente encabezado por Álex Mumbrú que firmó por tres temporadas y llegaba para remodelar el equipo y dar otro aire distinto al club. La participación en la Euroliga marcaba la confección de la plantilla. Hubo que pasar de un roster de doce jugadores a uno de quince. El objetivo en la máxima competición era quedar entre los ocho primeros y eso significó sacrificar, de alguna manera, la competición doméstica. El técnico tiene carácter y lo demostró durante un tiempo muerto ante Baskonia cuando el equipo tocó fondo (perdió de 39).

El 10 de febrero el equipo asaltó el OAKA gracias a un triple sobre la bocina de Chris Jones que puso a Valencia Basket en la cresta de la ola de toda Europa. En la Euroliga las cosas iban bien. Eran séptimos y la ilusión florecía en los aficionados que soñaban con lograr algo grande. Desde entonces y hasta el final de temporada, Valencia ha jugado 28 partidos y solo ha ganado nueve. En Europa el equipo entró en barrena, en la Copa rozaron el pase a semifinales y en la liga, aguantaron la octava plaza con sufrimiento.

El equipo ha sufrido a lo largo de la temporada multitud de lesiones. Llegó a tener a todos sus bases titulares K.O. y tuvo que jugar con canteranos. Desde el club decidieron apostar por Shannon Evans para reforzar la posición de 1. El norteamericano llegó procedente del Betis con el cartel de máximo anotador de la ACB, pero su rendimiento no ha sido el mismo en Valencia que en Sevilla. Mumbrú exigía un rol diferente que Evans no ha sido capaz de encontrar.

El rendimiento de jugadores como Prepelic, Claver, Alexander o Pradilla, no ha sido el esperado y eso ha lastrado al equipo. El caso de Klemen Prepelic abrió una pequeña brecha en el vestuario cuando el entrenador catalán no lo convocó por decisión técnica. Su rendimiento en la pista ha dejado mucho que desear. El capitán, Dubljevic, ha completado una temporada muy irregular con grandes actuaciones, pero con muchos grises. Chris Jones se ha convertido en el mejor jugador de la temporada. El base llegaba como uno de los mejores en su posición de la Euroliga y sus números y su juego lo han corroborado. El club se afanó en renovarlo y, será casualidad, pero su rendimiento desde entonces fue empeorando igual que el juego del equipo.

El futuro inmediato del club pasa por una remodelación integral. Desde la dirección deportiva hasta la plantilla. Todavía está en el aire la participación en la Euroliga de la próxima temporada y eso tiene que hacer que el club se planteé el objetivo y afine en la confección de la plantilla. Mumbrú tiene contrato las próximas dos temporadas y tiene que reforzar su idea con numerosos cambios este verano. La afición ha dejado, por momentos, de apoyar al equipo. La Fonteta ha sido históricamente una caldera y esta temporada se han visto muchas butacas vacías en numerosos partidos porque el equipo no “enganchaba” a la afición.

La apuesta de Juan Roig por el club es clara. El presupuesto global del club es de 24.2 millones de los cuales 15.6 salen del bolsillo del mecenas. Es el tercer presupuesto de la ACB por detrás de Real Madrid y Barça. Con esos números Valencia no puede ser eliminado a las primeras de cambio en la Copa del Rey, sufrir para ser octavo en liga y quedar lejos del Top 8 de la Euroliga. Lo único positivo esta temporada es la sección femenina del club que se proclamó campeón de liga.

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