Joventut

Ricky Rubio regresa al baloncesto con el Joventut

El base de El Masnou vuelve al club en el que debutó en la élite para un baile más, según informan varios medios catalanes, tras más de un año de parón.

RODOLFO MOLINA
Licenciado en Periodismo por la Complutense, comenzó en AS en maquetación en 2010. Tras su paso por fútbol, se unió en 2014 a baloncesto. Ha cubierto en directo la Supercopa de 2020, las Copas de 2020 y 2021 y partidos de España de las Ventanas. También el Eurobasket femenino de 2023. Escribió sobre la pandemia de la COVID en el confinamiento.
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Del amago de retirada, con extraños y misteriosos mensajes en redes sociales, y una entrevista en profundidad con Jordi Évole, a la ilusión por su vuelta. Porque según diferentes medios catalanes como L’Esportiu, Badalona Comunicació y Sport, Ricky Rubio (34 años y 1,88 metros) jugará una temporada más al baloncesto, con el Joventut, el club que le vio nacer al más alto nivel. Todavía no hay confirmación oficial.

El mago de El Masnou, el chico prodigio del baloncesto español prosigue así su increíble historia. Brillante, extenuante, que había recorrido sus últimos kilómetros hasta la fecha el pasado 2 de junio de 2024 en el Palau Blaugrana, en el tercer partido de las semifinales de la Liga Endesa ante el Real Madrid. Más de un año de parón.

Esta aventura en Badalona, con la que ya se especuló en el verano de 2024, será un nuevo capítulo para Rubio, que vuelve al equipo que le hizo debutar en la ACB en 2005 con tan solo 14 años, 11 meses y 24 días, y con el que ganó dos títulos continentales (FIBA Eurocup, ULEB Cup) y la Copa del Rey de 2008 antes de dar el salto al Barcelona y, a continuación, a la NBA.

En la Liga norteamericana, Ricky jugó durante 12 temporadas en cuatro franquicias diferentes: Minnesota, Utah, Phoenix y Cleveland. Una etapa marcada por dos graves lesiones y por la muerte de su madre de un cáncer de pulmón. Su fallecimiento le llevó a implicarse en la investigación contra la enfermedad a través de su fundación, la Ricky Rubio Foundation.

La gran lucha de Ricky siempre ha estado en su cabeza. “Una de las noches que estaba en el hotel, dije ‘no quiero seguir, ya no con el baloncesto, con la vida’. Tengo una familia, un hijo... Fue un pensamiento muy difícil y no quiero, para nada, magnificarlo, pero me sentí así un segundo. Puedo entender a mucha gente, tanto que está en el momento de éxito como, por desgracia, muchos se han quitado la vida. O como gente normal que dice ‘es que no puedo seguir’. Hay un momento donde todo te pesa tanto... Yo lo recuerdo, en el Mundial. Cuando digo ‘paro’. Parecía que me moría y que mi vida no tenía sentido”, dijo en la mencionada entrevista en La Sexta.

También la frase que hizo temblar a más de uno: “Yo quiero jugar al baloncesto, pero no puedo”. Una sentencia de muerte que finalmente no se ha cumplido y que se conmutó, según medios catalanes, en una comida entre el propio jugador, Jordi Martí, director deportivo, y Dani Miret, entrenador de la Penya. El regreso a las canchas del base tiene, incluso, fecha: el 4 de septiembre, en el torneo de Sant Julià de Vilatorta, contra el Hiopos Lleida.

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