Más presión para el Real Madrid

Las ocasiones en las que el Real Madrid se ha visto en una situación como esta son innumerables. Y la capacidad para sobreponerse es de sobra conocida. Ya lo avisó Sarunas Jasikevicius en la rueda de prensa posterior al primer partido: “Esto va a ser así”. Y parece que esa frase tan simple puede servir para definir una eliminatoria que se ha puesto de cara para los azulgranas, que mantienen un factor cancha que el Madrid tratará de robar en el segundo asalto.

Esta tarde (18:30, #Vamos) en el Palau Blaugrana se disputará un encuentro que será una auténtica batalla, una lucha titánica en la que toda la presión es para el Madrid. Es así, entre otras cosas, porque viajar al WiZink Center con una losa de 2-0 puede ser definitivo y determinante, con tres hipotéticos puntos de partido para un Barça que sale con sensaciones renovadas tras el duelo inicial.

El Madrid está obligado a repensar las cosas y, sobre todo, sacar más rédito de sus virtudes: perder con un 12 de 19 en triples es preocupante, al igual que no hacer eficientes los más de 30 minutos de Edy Tavares (15 puntos y 7 rebotes, pero -5 con él en pista en el primer partido) y de los casi 29 de Guerschon Yabusele (11 puntos, pero muchas lagunas en defensa). Las 12 pérdidas penalizaron demasiado a los blancos, que también perdieron la batalla por el rebote (31 a 26) y apenas repartieron 11 asistencias por las 22 del Barça, cuyo juego coral fue extraordinario: hasta 7 jugadores, por encima de los dobles dígitos en anotación.

En el Barça, las aguas parecen volver temporalmente a su cauce tras el anuncio de salida (cuando finalice la temporada) de Nikola Mirotic. El hispano-­montenegrino cuajó un buen duelo inicial con 14 puntos, 7 rebotes y 21 de valoración. Y, además, recibió los aplausos de la afición antes, durante y después del partido. Un signo inequívoco del posicionamiento del público, que se decanta sin disimulo por la estrella, cuyo enfrentamiento con la directiva queda en un segundo plano por el resultado, de momento favorable, de la final.

El nivel del resto se tendrá que mantener en un partido en el que los de Jasikevicius tienen poco que perder (el 1-1 dejaría la serie abierta) y mucho que ganar (un 2-0 les pondría a un paso del título). La coralidad fue una de las señas de identidad del duelo inicial: Nicolás Laprovittola aportó su talento habitual (19 puntos y 6 asistencias) y encontró un segundo distribuidor en la figura de Rokas Jokubaitis (7 pases a canasta). Sertac Sanli fue esencial para sacar a Edy Tavares de la zona y martilleó al Real con su tiro exterior (4 de 6 en triples). Y Oscar da Silva dio a Jasikevicius un soplo de aire fresco (10 puntos, con 5 de 5 en tiros de campo, todo en 16 minutos), mientras Tomas Satoransky trasmitía seguridad y Nikola Kalinic daba más opciones en el poste bajo.

Contra todo eso tendrá que luchar el Real Madrid, que también deberá superar a una afición envalentonada por el Caso Mirotic y muy metida en la final; y a un cansancio lógico y latente tras muchos meses de desgaste y el objetivo cumplido de la Euroliga. Tanto en 2015 como en 2018 ganaron la ACB tras conquistar la máxima competición continental. Esta vez, con Chus Mateo al frente, buscan repetir la gesta. Obligados, eso sí, a remontar.