Llull y Hezonja hacen al Madrid líder en solitario

, el Barris NordmalditaEn la cancha , donde puso punto final a la peor temporada de su historia en mayo de 2003, la única en la que no se clasificó para el playoff y donde había caído en tres de sus cuatro visitas, el Real Madrid ha pasado a ser nuevo líder en solitario de la Liga Endesa. Por su victoria (84-95) y por la derrota este sábado del Unicaja en Lugo frente al emergente Breogán de Luis Casimiro. Llegará a la Copa, al Gran Canaria Arena, en posición de privilegio tras encadenar ocho triunfos ligueros, pero a la vez con sensaciones encontradas y más de una duda. Pasó las de Caín para doblegar a un Hiopos Lleida que, pese a sus siete traspiés en ocho jornadas, en casa se defiende como gato panza arriba.

Chus Mateo necesitó exprimir a varios de sus principales, en especial a Hezonja, que venía de una sanción de un partido en la Euroliga. El croata, 36 minutos en pista y récord personal de valoración: 33 después de apilar 22 puntos, 12 rebotes y 4 asistencias. Y 32 minutos para Abalde, casi 29 Campazzo… Tavares recibió un golpe y descansó algo más. Ibaka se había quedado en Madrid, Musa y Deck andan lesionados y Rathan-Mayes y Garuba no participaron.

Supermario, en plan figura. Y Sergi Llull, que cuajó una de sus mejores actuaciones en bastante tiempo. Impecable. Buenos números y aún mejor aportación al bloque: 16 tantos, 8 pases de canasta y 21 créditos en 25:35 para un +32 con él en cancha. La guinda del capitán, alcanzar los mil triples en la ACB, una cota que solo han tocado Herreros y Navarro.

De los fichajes, Bruno Fernando mejoró al final, cuando ayudó a romper el pulso, tras sufrir atrás de inicio. Y Dennis Smith Jr regresó de urgencia al banquillo en el primer desplome visitante. Muy bien el Lleida. Plantó cara, mucha: 65-63, minuto 29. El base holandés Van der Vuurst y el croata Luka Bozic le dieron un extra.

La primera parte fue una escenificación perfecta de la realidad blanca ahora mismo, un equipo con dos caras, la de los titulares, con el nivel habitual de Final Four de los últimos años, y la de la rotación, capaz de encajar un parcial de 22-6 en solo ocho minutos para echar por tierra una ventaja de 15 puntos levantada en los ocho primeros minutos con Campazzo, Llull, Abalde, Hezonja y Tavares: 11-26.

La arrancada resultó una exhibición merengue, lo que vino a continuación un despropósito ofensivo y defensivo. Cierto, también, que las incorporaciones de Van der Vuurst, todo criterio, y del referente Bozic desde el banquillo cambiaron la cara a los suyos. El Barris Nord y su empuje, que vivió el duelo como uno especial, añadió su granito a la recuperación.

La crecida local (33-32, minuto 16) se frenó con la vuelta de los titulares del oponente. Campazzo, Tavares… y muy bien Llull, perfecto para su equipo hasta abrazar un +24 con él en acción en 11 minutos. Y la demostración, evidente, de que Hezonja es capital en esta plantilla. Como cuatro no tiene relevo si se ausenta, no hay nadie con más amenaza de tres ni con su talento y es de los pocos que puede crearse sus propios tiros en situaciones complicadas. Su sanción ante el Fenerbahçe, demoledora.

Los dientes de sierra y la técnica a Oriola

Tanto abismo entre un quinteto y otro que, como toca rotar a la fuerza, quizá Chus Mateo se plantee mezclar jugadores para buscar una línea más plana, sin semejantes dientes de sierra. Smith Jr y Fernando llegaron para contener los bajones sin Campazzo y Tavares. Y sin ellos, la cuesta abajo en la rodada se mantiene en general, incluso ante un rival que pelea por la salvación.

En el tercer cuarto vimos más de eso. Los principales conservaron la renta y la elevaron por encima de los diez (47-58). Con los cambios, cuatro minutos después y un parcial de 18-5 mediante, 65-63 y eso que Oriola cayó eliminado por cometer la cuarta personal y recibir una técnica al reclamar que un jugador merengue había tocado el tablero en un lanzamiento. Es decir, los cinco tantos visitantes en ese tramo vinieron desde los tiros libres. La cosa no fue a mayores por Llull, autor de su triple mil en la ACB y de 10 tantos en el tercer periodo, incluido un 2+1 para darle la vuelta a la tortilla.

Ese 65-66, en realidad, significó el pistoletazo al empellón definitivo. No estaba Tavares, que había recibido un golpe en una pierna (luego volvería), tampoco Campazzo, pero sí Llull. Más Abalde y Hezonja. Y Fernando, que sumaba tres canastas, un par de mates espectaculares. Quinteto mezclado ahí, por cierto.

El Madrid podía correr más de lo que lo había hecho hasta entonces, un 2-16 dinamitó las aspiraciones del Hiopos (67-79), aunque aún Mateo tuvo que amarrar la conquista con Facu y Edy. Una recuperación con galopada, matazo y grito triunfal de Hezonja daba el jaque mate. Un alarido que expresaba bien la dificultad de la victoria en una cancha maldita que esta vez les trajo a los blancos el liderato en solitario.

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