La vida sigue igual con Campazzo

Un Clásico nuevo, plagado de novedades y con un Barça reforzado, y un resultado parecido a lo que recordábamos (89-83). Manda el Madrid, sigue mandando, como lo hizo el curso pasado. Pese a la estrechez del marcador, se le vio superior (106 a 78 en valoración). Capaz de sobreponerse con oficio y experiencia en las alturas, donde escasea el oxígeno y se nubla la mente, a un mal día en el tiro (y bueno en los triples del Barça: 11 con un 46%). Hezonja estuvo errático (33% en el lanzamiento y 5 pérdidas) y Musa falló sus seis triples.

Y ganó el Madrid, pese a su 4 de 17 en tiros campo en los diez minutos finales, porque por ahí andaban Campazzo y Tavares, frescos ambos por la rotación de Chus Mato. En especial el argentino que, en los últimos 50 segundos, se involucró en 7 de los 9 últimos puntos merengues con cinco tantos (incluido un robo capital) y una asistencia. Terminó con 18 puntos (porcentajes modélicos), 5 rebotes y 6 asistencias más dos recuperaciones y un tapón para 33 de valoración en 28:11. La Supercopa empieza en Murcia como acabó la pasada en el mismo escenario, con el base en modo MVP. El Barça fue el de Jabari Parker (17+5) con las ráfagas de apoyo de Brizuela (cuatro triples) y la inteligencia de Laprovittola (8 asistencias). Insuficiente de nuevo contra un oponente que reboteó algo mejor en ataque (10 capturas totales de Deck), intimidó más (8 a 2 en tapones) y asistiendo poco cuidó el balón.

Mírenlo como quieran, inicio de curso o final de la pretemporada, da igual. Un equipo con más entrenamientos a cuestas, pero con un entrenador nuevo (Joan Peñarroya), frente a otro que no lleva ni tres semanas de preparación, aunque mantiene el núcleo de principales con seis bajas. Quizá por eso las sensaciones en la pista no duraban demasiado. El Barça parecía dominar el primer cuarto y, a falta de unos segundos, caía 20-15. Los blancos agarraban el control (32-24) y, poco después, un Brizuela en racha igualaba a 32 y ponía después el 41-42 del descanso con sendos triples.

A vueltas con el fichaje

Para empezar, una declaración de necesidades. Chus Mateo dijo en la previa que el club busca un fichaje. En la convocatoria, dejó fuera de la lista de doce a Ndiaye, el cuatro más puro de la plantilla. Más claro, agua. Y también hizo otra cosa, puso de inicio a Xavier Rathan-Mayes, su nuevo multiusos canadiense, sobre el fichaje estrella culé, Kevin Punter. Y lo sujetó muy bien a la vez que rompía en ataque: 6 puntos entonces pese a su dramático 1 de 5 en tiros libres, que de haberlos embocado (no lo suele hacer) hubiera elevado su actuación a sobresaliente.

Campazzo llevaba las riendas, Deck entraba para mejorar a Hezonja de cuatro (Garuba, solo cuatro segundos en cancha) y la irrupción de Abalde les daba a los blancos un gran impulso. Con las rotaciones, Feliz vigilaba a Laprovittola y Llull, a Juan Núñez, que rompía bien hacia el aro para buscar el pase en tres o cuatro acciones. Brizuela (tres triples) y Jabari Parker (7 tantos) invertían el ritmo, contribuía Hezonja totalmente fuera del duelo. El croata, en plena crecida azulgrana, encadenó un triple marrado, una pérdida y una falta para el 2+1 de Parker. No estaba... se le esperaba. Mientras que Peñarroya elegía entre Punter o Laprovittola (o uno o el otro), Brizuela les arañaba cinco minutos en la rotación del escolta y añadía otros cinco minutos en pista para un +6 con él en cancha antes del cierre del tercer acto.

Un cuarto en el que Hezonja seguía apilando errores, ahora, en cambio, alternados con su talento, ese que le permitía descerrajar tres triples sin inmutarse. El Madrid viajaba 12 arriba, 60-48, minuto 26. Buscaba más a Tavares, se articulaba bien con Rathan-Mayes repitiendo su buena puesta en escena defensiva. A falta de fluidez, tirones. Chus Mateo habló luego de ansiedad. Dos bombazos de Abrines y otro 2+1 de Jabari reenganchaban al Barça pese a una antideportiva de Willy a Campazzo por darle con el codo bajo el aro. Se equivocó el pívot en el uso de la fuerza porque la ventaja era suya.

Campazzo resuelve el apagón

El Barcelona alcanzaba vivo el último cuarto y más que iba a colear tras sobreponerse a otros dos gorros de Ibaka (cuatro en total). Atrás sujetaba a un rival cuyo quinteto (Feliz, Llull, Abalde, Deck e Ibaka) no veía aro y se echaba en brazos de Llull sin éxito. Solo añadía dos tiros libres en casi cinco minutos mientras que Brizuela, otra vez de tres, y la buena lectura de Lapro para asistir y buscar faltas (ahora sí coincidiendo un tramo con Punter) empujaban mucho. Los dos equipos andaban en el bonus. Un 2+1 de Deck suponía la primera canasta en juego merengue tras un 0 de 6; la segunda, vendría con otro 2+1, este de Hezonja a 78 segundos de la bocina. Replicaba Satoransky de tres: 80-80.

Último minuto, tocaba estirar el pecho para cruzar la meta. Campazzo y Tavares habían vuelto frescos tras descansar la mitad del periodo decisivo. Y el base tiró de las riendas y frenó la estampida culé. Asistió a Edy para que encestara bajo el aro y luego añadió un robo y una carrera decisiva. La rúbrica llegó desde la personal con el propio Facu y antes Llull: 14 de 16 tiros libres en el cuarto. Pulso firme frente a la falta de fluidez. El Madrid mantiene el temple contra un reforzado Barça. Este domingo peleará por su séptima Supercopa seguida.

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