Incontestable el Madrid: 3-1 y 439 a 284 en valoración

El Joventut venía de abatir al Baskonia y se presentó pletórico a la semifinal, con un Kyle Guy sublime (30 puntos y 8 triples en el 0-1), cogió a la vieja guardia merengue algo desenfocada tras seis días de parón y se agarró del badajo de la campana y la hizo sonar. Era su oportunidad 30 años después de su anterior final de Liga, así que es lógico que lo embargara la emoción. La deriva por las quejas arbitrales no se ajustaba a la realidad, pero había que jugar todas las bazas. El Madrid tardó seis cuartos y medio en meterse de lleno en la eliminatoria, pero igualó a uno con un latigazo de 34-14 en los 12 últimos minutos del segundo asalto, llegó a mandar por 30 en el tercero y este lunes se impuso por 21 (73-94) pisando bruscamente el acelerador en la segunda parte. En el total de los cuatro encuentros (3-1), 439 a 284 para los blancos en la valoración acumulada, +155.

En esta ocasión, de nuevo varios protagonistas, aunque por encima de todos Sergio Rodríguez, el día en el que cumplía 37 años, y Edy Tavares. El base anotó (15), asistió (7) y dio calma, la que proporciona a sus compañeros su manera de gobernar el rumbo. El pívot fue un coloso detrás con 10 rebotes y 5 tapones, y, lo que es más importante, con ajustes cada vez más veloces para tapar todos los huecos sin caer en las fintas (engañarlo se ha puesto caro) mientras que reduce sus faltas. Yabusele repitió una actuación muy seria y Musa y Hezonja se sumaron a la fiesta en la hora golfa. En el Joventut, Joel Parra no encontró la cobertura de Guy y se notó. La defensa marcó la serie, la del Madrid, que jugará su undécimo playoff por el título consecutivo (en 2020, en la burbuja, se resolvió con un duelo único). Espera rival. Si gana el Barça este martes, la serie comenzará el viernes. Si el Unicaja fuerza el quinto, la final arrancará el domingo.

El exceso de tensión del pasado sábado, en un Olímpic sobreexcitado, pasó factura al Joventut, que no supo moverse en ese ambiente y, cuando quiso darse cuenta, viajaba 30 puntos abajo. Esta vez resultó distinto, la energía de la afición verdinegra le dio impulso. Lo vimos desde los primeros segundos, con la determinación de la canasta inaugural de Andrés Feliz. Y lo vimos en toda la primera parte con un Parra fantástico: talento, dureza competitiva y arrojo. Los ingredientes eran parecidos a los del tercer choque, pero mezclados de otra forma, de una mucho más provechosa para la Penya. Y ahí incluyan el apoyo del público, sin gritos insultantes a Yabusele, pero presionando con todo para favorecer a su equipo.

Al Madrid le costó combinar de inicio y era entonces Hanga quien encontraba caminos directos al aro frente a Guy, al que, además, anulaba. Los blancos fueron empeorando su porcentaje de tres en la primera parte y, a la vez, mejorando en la coordinación ofensiva, conectando más, aunque no remataran desde la larga distancia. El Chacho, eso sí, se sentía cómodo, anticipaba, robaba, lanzaba bien. Llull lo acompañaba buscándose sus tiros, sus buenos tiros, mientras que entre Musa y Hezonja apilaban un 1 de 9 de campo. Era cuestión de tiempo porque, olviden los fallos, las sensaciones en la nave vikinga eran de ir a más. Y así fue, a veces la percepción no engaña (concluyó con 19 asistencias).

Lo comprobamos en la segunda parte, con el mismo desacierto inicial de tres, pero una defensa más fuerte, con robos, carreras y canastas veloces, con Tavares cerrándolo todo, con Yabusele asomando y Williams-Goss galopando: 41-53. El Chacho, de vuelta a la cancha con su tercer triple, y Yabusele, con el primero, situaban el +15 (46-61). Y para abrir el cuarto definitivo, 2+1 de Tavares (49-66). Solo algo muy extraño podía invertir de manera brusca la tendencia y detener al Madrid. Y algo muy raro pasó: doble revisión solicitada, una por cada uno de los entrenadores, en la misma jugada, en dos acciones consecutivas. Sergio Rodríguez paraba un contraataque en falta (antideportiva), Feliz se encaraba y Hezonja llegaba a separar empujando (segunda antideportiva). En resumen, cuatro tiros libres para Feliz (solo metió dos) y posesión, que convirtió Birgander tras rebote ofensivo: 56-66… Y ya, el Chacho agarraba el timón y no hubo crecida local. Hezonja, además, se dio cuenta de su error con Feliz y se centró de golpe en el duelo, terminó con exuberancia. El Madrid, a la final, ¿les suena? La tercera de la temporada, a por su tercer título tras la Supercopa y la Euroliga.