Entre la obligación y la ilusión

Si uno se deja guiar por las sensaciones, que no siempre responden a la realidad, el Barça no llega en el mejor momento posible a las semifinales de ACB contra Unicaja. Ha pasado tiempo desde la dolorosa derrota ante el Real Madrid en la Final Four de Kaunas, pero la herida fue tan grande que es de las que tarda en cicatrizar. Tampoco acompaña al equipo el contexto, con informaciones día sí día también sobre una reducción presupuestaria que afectará de lleno a las estrellas del equipo. Y la eliminatoria ante el Valencia, solventada por la vía rápida y de forma holgada, tampoco es el mejor augurio posible. Mucho triple, mucho acierto y menos trabajo en equipo. Entre todo este ambiente aparece un Unicaja que ya no sorprende a nadie, trabajado meticulosamente y con un plan. Un plan que de momento les ha llevado a ser campeones de Copa.

Pese a todo lo anteriormente expuesto nadie duda, tampoco en el vestuario, que el Barça puede ganar a Unicaja. En cierta medida, debe hacerlo. Acabar la temporada en blanco sería un golpe durísimo para la sección. Y eso es lo que intentarán evitar por todos los medios los hombres de Jasikevicius. Todos los jugadores están disponibles a excepción de Higgins y hasta ha vuelto de su cesión Caicedo, que se ejercita con sus compañeros pero no jugará. Saben que si están a su mejor nivel son difíciles de batir y que tienen muchas armas para hacer daño a Unicaja. Abrines, seguramente, es el jugador más en forma de las últimas semanas.

A Jasikevicius le preocupan muchas cosas de Unicaja, que no dejan de ser las fortalezas de los malagueños. La defensa especialmente, pero también las transiciones ofensivas. Los de Ibón Navarro son mejores que los azulgranas en este aspecto y al Barça nunca le interesa un partido ni rápido ni abierto. Los puntos fáciles, esos que desagradan a cualquier entrenador, son los que debe maximizar Unicaja. Y luego está el rebote. Ahí puede estar la clave de la eliminatoria. El Barça es más poderoso físicamente, sobre todo la línea exterior, un factor clave que ya aprovechó en el duelo liguero. Kravish está tocado, sufrió un golpe en el pie ante Tenerife, pero estará en el partido. La ilusión malagueña, esa que acompañada de buen baloncesto les ha devuelto a una semifinal de ACB seis años después, tampoco faltará.