LIGA ENDESA

“En la LEB Oro me encontré como jugador”

Lluís Costa, Chumi Ortega, Felipe Dos Anjos, Melwin Pantzar y Erik Quintela describen para AS el salto que supone pasar de Segunda a la ACB.

acb photo

Tres jornadas de Liga Endesa y la clasificación, aunque no ahoga, aprieta, para el Covirán Granada, que aún no se ha estrenado esta temporada y que tiene un toro difícil de torear esta tarde: el Baskonia (17:00 horas, M+D3). Esta es la segunda temporada en la ACB de los nazaríes, que se salvaron el año pasado en el último segundo, en el último tiro de Jean Montero frente al Madrid, que no entró y condenó al Betis a la LEB Oro. “Hubo un momento en que la permanencia no se veía nada clara. Tuvimos que ganar tres partidos seguidos para conseguirla. La ACB es muy dura”, recuerda para AS Lluís Costa.

El base (30 años y 1,87 m) es uno de los cinco jugadores en la actual plantilla del Granada que logró el ascenso en 2022. Y uno de los casi 50 de la Liga Endesa 2023-24 que han pasado en algún momento por la LEB. La mayoría de ellos, por no decir la totalidad, españoles. Un salto, de Segunda a Primera, que se nota para estos novatos, por físico y velocidad. También por el cambio de estatus. “El jugador de LEB, que viene de un rol principal, aparece en la ACB con uno más secundario en una Liga mucho más difícil”, asegura el catalán, todo un veterano de la división de plata con ocho temporadas entre Huesca, Burgos, Manresa, Betis y un Granada que pasó de gran león en LEB a ratón en ACB. Algo que no afecta psicológicamente: “Es lo que toca. Es un peaje que tienes que pagar el primer año que llegas a la Liga Endesa”, continúa.

“El paso es muy grande”, comenta Felipe Dos Anjos, que cuenta con cinco cursos en la LEB en su currículum. El pívot (25 años y 2,21 m) fue uno de los grandes artífices del ascenso a Primera del MoraBanc Andorra, que ha confiado en su columna central de la LEB para este nuevo asalto a la Liga Endesa. Siete jugadores que se midieron esta semana al Río Breogán de Erik Quintela, otro soldado con más de una batalla en Oro. “Hay que acostumbrarse a la velocidad del juego. Esa es la diferencia más grande que hay entre una categoría y otra. Y también el físico, los contactos, hay muchos más y son más duros”, prosigue el base gallego (32 años y 1,85 metros), que no echa de menos esa división: “Me gusta siempre ponerme los límites altos e ir empujando”.

“Hay que acostumbrarse a la velocidad del juego”

Erik Quintela

Es el mismo deporte. Si que es cierto que hay mucho más nivel, tanto táctico como físico, pero tampoco creo que ni el equipo ni yo estemos muy por debajo del resto. Tenemos buen nivel y vamos a dar guerra. Y a más de uno le vamos a sorprender”, asegura Chumi Ortega (26 años y 1,90 metros), estrella del Palencia, que ya compró el billete a la élite en 2016… para quedarse con la miel en los labios. Durante seis años, desde 2012 hasta 2017, el ascensor se bloqueó, salvo contadas excepciones (Andorra, Tenerife) por los 4,8 millones de euros necesarios entre el canon, el fondo de regulación de ascensos y descensos y la cuota de participación que requería la ACB para ser parte del grupo.

Los ascensos y descensos le dan más relevancia a la LEB. El año pasado vimos una de las LEB Oro más duras de los últimos años con mucha diferencia. Y eso es porque bajan equipos con presupuestos importantes, con nombres ACB. Pero también da valor a la Liga Endesa el hecho de que suban otros clubes que a lo mejor no tienen tanta tradición en la categoría, pero sí una mayor ilusión que los que llevan mucho tiempo en ella”, señala Quintela.

El paso por la LEB es para muchos clubes una penitencia, un caminar por el infierno del que desean salir para codearse lo antes posibles con los grandes. Pero para los jugadores no tiene por qué ser así. Puede ser una redención. Un proceso de reencuentro. De encontrar su hueco en un baloncesto que es un selva en su etapa final. “Era necesario pasar por la LEB para encontrarme como jugador. Pero no lo sabía. He madurado mucho, he mejorado mucho como jugador y como persona”, confiesa Melwin Pantzar (23 años y 1,90 metros), canterano del Madrid y que, tras debutar en la Liga Endesa con los blancos, tuvo que dar un giro de 180 grados a su carrera que le llevó a Valladolid. Tres años después, dirige al Bilbao: “Fue un época muy feliz para mí. Tengo mucha ilusión con la ACB. Y tengo mucha hambre, quiero demostrar quién soy, qué puedo hacer. Trato de sacar lo mejor de mí”.

“Los años que estuve en la ACB puede que no cuajara por circunstancias fuera de mi control. Ir a una categoría hacia atrás fue necesario para coger impulso. La parte final de la temporada con el Estudiantes y la completa con el Andorra me salieron muy bien. Cogí ese punto de confianza que quizá me faltaba”, dice Dos Anjos, que igual que el sueco comenzó su andadura en España en el filial del Madrid.

“En la LEB cogí ese punto de confianza que quizá me faltaba”

Felipe Dos Anjos

El asentamiento de estos jugadores y de muchos otros en Primera hace preguntarse por qué los equipos de la ACB no giran su mirada hacia abajo, hacia una categoría en la que los protagonistas de este reportaje aseguran que hay calidad y talento. “Hay jugadores buenos en la LEB tanto nacionales como internacionales”, asegura Dos Anjos. “Se podría buscar mucho más talento en la LEB Oro, sobre todo nacional. Porque lo hay y está un poco tapado”, continúa Quintela. Una afirmación a la que se añade Pantzar: “Se debería mirar más porque hay mucho talento”. Costa comparte esa idea, aunque también entiende los motivos de los equipos de la Liga Endesa… y saca un poco los colores a su antigua división: “Creo que se mira poco… pero también desde Oro a Plata. Al final todas las Ligas son reticentes a fichar en una categoría menor. Por eso la ACB va normalmente al extranjero porque es la mejor de Europa y necesita jugadores de garantías, que se sepa que van a cumplir las expectativas. Es un problema general”.

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