El Unicaja no para de soñar

Sito Alonso venía a decir en la previa que para emular gestas pasadas (la final de Liga del UCAM lo es) tocaba dar más de sí, que con mantener el nivel no serviría porque los rivales son mejores esta temporada. Y un poco de eso vimos en la segunda semifinal, a un equipo murciano potente que exigió mucho al Unicaja, pero no más fuerte que el de hace tres meses. Necesitaba tirar mejor y no lo hizo. Según el planteamiento anterior… Así fue, venció la escuadra malagueña (78-84), que alimenta su efervescencia actual con nuevos retos. Ansía ahora levantar su primera Supercopa (cuarta final), tumbar al Madrid este domingo (20:00 horas, #Vamos), su verdugo hace un año en idéntico escenario, después de ganar la Copa, la Champions FIBA y la Intercontinental en año y medio.

Los de Ibon Navarro tampoco se mostraron muy certeros en la larga distancia; sin embargo, su fortaleza física (eso abarca el rebote y la defensa) y frenar en la segunda parte las pérdidas supusieron un buen impulso. Kendrick Perry (17 puntos y 7 asistencias) y Dylan Osetkowski (19 y 7 rebotes) resultaron capitales.

El Unicaja comenzó mandando. Más acierto en el triple, cuatro hasta el primer punto de inflexión: +7 en el minuto 7 y reacción local. El binomio Hakanson-Radebaugh, el control y la potencia, ayudó al 10-2 de parcial con el que se cerró el primer acto. Vimos una subida de ritmo en ambos equipos y pequeñas ventajas para el UCAM. Además, Balcerowski, destacado en el inicio, se tuvo que retirar con un golpe en la parte baja de la espalda. En un duelo con algún volantazo, fue por dentro donde el Unicaja, con su amplia batería interior y con aleros potentes, sacó algo de rédito. Ahí andaban Tyson Pérez y Kameron Taylor para equilibrar el marcador antes del descanso (37-37).

La mentalidad de Osetkowski

El tercer acto fue el de Dylan Osetkowski. El mejor del curso pasado en el Unicaja, y eso es mucho decir, y el MVP de la reciente Intercontinental está pendiente de una sanción por un positivo que espera que se quede en solo unos meses. Lidiar con eso no es sencillo, algo que impidió también su fichaje por el Barça este verano previo pago de la cláusula, y está dando la talla. El californiano sumó 11 puntos en 6 minutos (50-54). Al Unicaja se le veía bien, más por la tendencia que por la ventaja. Sin su ala-pívot, al que Ibon Navarro dio un respiro, la máquina verde se ralentizó. Sant-Roos y Radovic completaron un gran tramo y Ennis (primera canasta) y Perry se respondían para casi firmar las tablas en los primeros 30 minutos: 61-60. Y, luego sí, 61 iguales.

El acto definitivo elevó la tensión, la afición murciana clamó al pedir antideportiva de Osetkowski en una acción revisada en vídeo que quedó en dos libres para el del Unicaja. Una pérdida local y un palmeo de Balcerowski daban otro empujón a los verdes: 67-71. No parecía sobrarle la gasolina al UCAM; ni las ideas contra un Unicaja que mordía aún más atrás aprovechando las dudas de los de Sito Alonso en el tiro. Y es que sin triples, los problemas se agravan, no hay paraíso. Al límite, Birgander marró dos libres y Osetkowski y Perry remataron y eso que restaban aún más de dos minutos que no cambiarían nada. El Unicaja está en la final, otra más. El club vive una nueva edad de oro.

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