El Manresa de Martínez toma Madrid con un partido soberbio

Viendo semejante sorpresa, porque nadie escapa a que lo es, el lector se puede preguntar cómo es posible ganar al Real Madrid en su pista. Yendo sin complejos. También ayuda que de la ecuación se deje fuera el miedo a una calidad mayor en los protagonistas del otro lado o que se incluya un valor similar de intensidad. Así los números reflejarán al final del encuentro que el octavo clasificado de la Liga Endesa, que hasta hoy era Baxi Manresa, haya ganado al líder por 72-83 que con puño de hierro está dominando en cada competición a la que le invitan. Caída en un WiZink Center de Semana Santa, sin lleno pero con el apetito carnívoro intacto. Se quedaron con las ganas. Los de Mateo se vieron sorprendidos por lo aguerrido del rival, que fue con todo, y se perdieron en tiros sencillos y protestas innecesarias para acabar cediendo en casa sólo por segunda vez en esta campaña.

El Manresa sucede a un Unicaja, que continúa apretando desde la segunda posición, como únicos dos que se han llevado el triunfo de lo que el Madrid ha convertido en un fortín en Liga. Se dice pronto; pero hacerlo cuesta bastante más esfuerzo.

De corazón, fuerza y la inteligencia que destila Pedro Martínez en el banquillo tiraron los de El Bages. Ellos sí tenían una baja significativa, el base Brandon Taylor no estuvo por enfermedad, y superaron esa adversidad como si por los poros de sus jugadores respirara el TDK de 1998. Expulsaron a los merengues de sus zonas de influencia y ayudaron, todo vale, de un día aciago de éstos en el lanzamiento de tres: 3/25.

El Madrid contó con todo su arsenal, aunque Hezonja se quedó reservado en el banquillo, y no se sintió cómodo en ningún momento. Ya le había pasado ante el Estrella Roja hace dos días en uno que sí se remontó; no siempre es fiesta.

Dados los precedentes, y que el Manresa tenía en la mente que este año ya ha sido capaz de doblegar al Barça en su hogar, Martínez y sus ayudantes plantearon defensas con mucho cambio y consecuente acierto, bien pegados al contrario, para apoyar sus ataques desinhibidos por un contrapeso en el otro lado de la pista. Y qué bien lo hicieron. Aguantaron el primer tirón del Madrid y ahí se autoconvencieron. A pesar de que por el camino se quedó tocado Sagnia y fue eliminado Mawugbe, dos de los que ponen ese punto físico en la pintura, al Resa le llegaron las piernas hasta el final. No todos los días se gana el casa del Madrid. Ellos contaban con el bagaje de 2022, donde en plena crisis blanca asaltaron el Palacio con jugadores como Moneke o Thomasson, pero aquí había que trabajar como un condenado para encontrar las pequeñas fisuras que hay en la nave blanca. Las camuflan tan bien que parecen inexistentes. Pero las hay. El Manresa se benefició de un juego que habitualmente favorece al Madrid, que no sólo tiene más calidad sino un físico con el que infunde temor en el oponente y le aparta de las posiciones más favorables sobre el parqué. Marcando lo que ellos saben marcar. Controlando lo que ellos saben controlar. Ganando no sólo en su territorio, sino haciéndolo con sus armas.

El Madrid comenzó mandando, pero rápidamente Martínez sacó a Badio al campo para despertar al resto de sus chicos. Hacía falta más electricidad. Del 11-2 blanco a un 1-10 de parcial que equilibraba. Empezaban a aparecer los primeros síntomas de que el Manresa iba a ir sin miedo tanto al contacto como a la ejecución de los tiros. Steinbergs, probando desde lejos; Sagnia, desafiando arriba y abajo; Williams, poniendo la ventaja al finalizar el primer acto. Sólo dos por delante. Era un aviso.

García se fue adueñando del ritmo del partido, bajando y subiendo cuando a él le parecía mejor, y el Madrid no lo supo leer. Con Geben como ayudante en el interior empezaron las ventajas visitantes. Era importante la conexión, pero se hacía imprescindible la creatividad en los duelos individuales. Todo cuenta si quieres ganar al Madrid. Por dentro Robinson bailaba de un lado para otro y obtenía puntos de lanzamientos a media y larga distancia. Por fuera García empezaba a desesperar a un Campazzo lejos de la concentración necesaria para un partido de este tipo. El argentino recibió una antideportiva más tarde anulada y las cabezas empezaron a cargarse en el bando madridista. Se iba a jugar con cualquier truco del libreto.

Oriola anotó un triple tras varios fallos y puso once de ventaja en el haber del Baxi nada más volver del descanso en vestuarios. Otro toque de atención. Badio empezaba a coger calor y lo que también se calentaba era el partido. Tras un tapón ilegal señalado a Poirier, después rectificado por los árbitros, las técnicas a Llull y un iracundo Mateo al que tuvieron que sujetar sus asistentes descentraron al Madrid. Si en ciertos partidos esos encontronazos con la ley suelen dar alas para remontar, puro orgullo, este domingo el desenlace no fue tal. La entrada de Sergio Rodríguez, con ideas frescas, rebajó la distancia a seis antes de que se pusiera coto al tercer periodo. Y al entrar en el cuarto apareció Deck, estable como pocos, pero no hubo más sumas.

El Manresa perdió el músculo de Mawugbe y el Real, rascando de lo que podía, se acercaba con pasos cortos. Yabusele, también en partido. Y otro día de Poirier superactivo: 32 de valoración en 23 minutos. Ni con ésas. Los locales nunca llegaron a igualar o superar ya a su rival. Carácter de equipo grande. Apareció Vaulet para tirar la puerta abajo y sólo un triplazo sin tiempo de su compatriota Deck inquietó a los manresanos, que dilapidaron las opciones del vigente líder de la competición con la gallardía de Brancou Badio. El protagonista de la previa en este diario encadenó un triple ante el pívot con una bandeja yéndose por velocidad, dos de las virtudes que le hacen ser uno de los carmelos del próximo mercado veraniego. La cita acabó con una técnica más en el cuadro blanco, a un Campazzo superado por García como en su tarea lo estuvieron otros compañeros como Tavares o Musa. Porque hasta el mejor escribano, y el Madrid lo es en la Liga, echa un borrón. Pura épica en la capital.