El Madrid se corona

No fue una final al uso, con el rey del palmarés, el Real Madrid, agarrando fuerte su Liga número 37 frente a un adversario increíble, que había tumbado al Valencia y al Unicaja en todos los partidos a domicilio, aunque no tuviera pedigrí de éxitos. El UCAM quería ser el octavo pasajero, el octavo equipo en inscribir su nombre como campeón liguero. Dio la talla en el WiZink Center, puso contra las cuerdas a su rival hasta mediado el tercer cuarto del tercer asalto en Murcia; pero los blancos cerraron a lo grande una temporada magnífica con 34 puntos entre el minuto 20 y el 30. Una avalancha que arrasó con todo y coronó a los merengues por la vía rápida (3-0 en la final y 8-0 en el playoff). Y ahí estaba Dzanan Musa, el enésimo MVP de este Madrid con las responsabilidades repartidas al extremo, con muchas manos para sumar y muchos nombres para recibir trofeos individuales por el bien colectivo. Esa mentalidad, la que ayuda a construir cada día Chus Mateo, levanta y mantiene equipos campeones como este. Cinco títulos en dos temporadas (Liga, Euroliga, Copa y dos Supercopas), triplete nacional en esta que acaba.

El alero bosnio trabajó en verano para mejorar, sobre todo mentalmente, en la concentración, para dar lo mejor de sí en la hora H, para cuidar más los detalles defensivos. Cierra el curso 9 meses después como MVP de la final tras anotar este miércoles 18 puntos (y promediar 15,7 en la serie). Añadió 4 rebotes y 4 asistencias para 26 de valoración (+22 con él en pista). A gran nivel, igualmente, Hezonja, completísimo, que quiere seguir ganando títulos con la misma camiseta (“Ojalá”, repetía con el trofeo bajo el brazo cuando se le interrogaba sobre su renovación, el premio era el balón, el que le había dado Llull: “Un regalo de mi capitán”). Y ahí andaba Campazzo, vigiladísimo de inicio por Dylan Ennis para desatarse luego (7 rebotes, 6 asistencias y 4 recuperaciones para 28 de valoración).

Y los minutos valiosísimos de Llull en un momento de desplome, de Abalde, de Poirier... de Tavares. Y la despedida de la vieja guardia vikinga. Continúa Llull, pero se va definitivamente Rudy y puede seguir sus pasos Sergio Rodríguez, que no quiso, en el día de su 38 cumpleaños, decir nada todavía. Y Causeur. Eso sí, el primer capitán, El Increíble, llamó a Rudy y al Chacho cuando tocaba levantar la copa, les dejó el foco. Un gesto más que simbólico en plena coronación, tres pilares claves de la tercera edad de oro del baloncesto madridista que no volverán a hacer piña en la cancha tras agrupar entre los tres 2.417 partidos con la misma camiseta. Vaya viaje más alucinante.

Sito Alonso prometía en la previa ir “a pecho descubierto”, Ennis (11 de sus 18 puntos al descanso con tres triples) hablaba en el entreacto de un duelo “a cara de perro”. Y antes de la reanudación, el técnico murciano echaba más leña al fuego: “Hay que aumentar aún más esa intensidad, ir a por ellos”. Si enlazan las frases entenderán por qué el UCAM alcanzó el intermedio con un +8 (40-32). Los universitarios salieron a exprimirse, de frente, a apurar su última oportunidad, con una defensa cara a cara al límite, muy bien en los cambios también para agotar al rival y resistir hasta que las fuerzas acompañaran.

Titubeó de inicio, porque aplicaba los preceptos de su entrenador atrás pero en ataque se le hacía un mundo acercarse al aro: 0-5 y 3-9. Kurucs apareció con su facilidad y clase para moverse cerca del aro, muy bueno al poste, y luego Ennis, tres triples en el primer acto. El Madrid se descontrolaba un poco, la perdía y permitía al contrincante encestar rápido: Hakanson, Morin… Y en la salida del segundo cuarto la gran crecida local con la doble R, Radebaugh y Radovic. Los blancos extraviaban hasta siete balones en ese tramo y se veían 34-25 abajo después de un triple de Sleva. Llull trataba de contener la subida del agua, 9 tantos entonces.

La segunda parte comenzó con tiro libre de Caupain por una técnica de Causeur al final de la primera por reclamar falta en una entrada. Y siguió con una antideportiva de Tavares por sacarle el codo a Sleva en un rebote. Se le pitó en la revisión: era clara, aunque también se observó en el vídeo algo habitual, que tras atrapar el rechace recibía un manotazo. El UCAM aguantaba, 11-10 de parcial (51-42) buscando a Kurucs para que cargara al poste contra Musa, que estaba en inferioridad. El letón, además, capturaba rechaces ofensivos de peso con un adversario agitado y descolocado previamente por la movilidad y amenaza del bloque, uno que ha sido la gran revelación del curso.

Musa, Hezonja, Campazzo... una avalancha

Restaban seis minutos del tercer cuarto y Musa quiso replicar en la otra canasta, encendió la mecha. Las fuerzas murcianas menguaban y el MVP puso la primera carga explosiva, Hezonja y Campazzo aportaron las suyas. El pulso saltaba por los aires (30 puntos entre los tres en ese acto, una salvajada), un inapelable 5-24 (16-34 en el cuarto). Más tantos (34) que en toda la primera mitad (32). La clave de Sito pasaba por la contención al ya triunfador, una vez rota era punto de partido y de campeonato. El Madrid aprovecho el primer match-ball para abrazar el éxito por la vía rápida.

La baza del pecho descubierto era buena, pero desgasta y acarrea faltas extra. Moussa Diagne y Morin salían eliminados mediado el parcial definitivo, Sito Alonso había recurrido anecdóticamente a la zona y protestaba el arbitraje. El Real tiraba de las riendas, controlaba el tempo: 67-80. El UCAM iba a ser fiel a sí mismo, a lo que lo había llevado hasta aquí: prohibido rendirse. Grandísima actuación. Solo hincó la rodilla ante un Madrid fantástico, que se quedó a una victoria, en la final de la Euroliga, de una campaña perfecta. E incluso con esa derrota obtiene un sobresaliente, una nota que supera el 9. Liga, Copa y Supercopa, triplete ACB.

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