El Chachismo destroza al Granca y Llull bate más récords

Que el Madrid viene lanzado es indudable: en forma, con confianza y el zurrón de los trofeos rebosante con la Euroliga, lo que en las semanas posteriores siempre acrecienta el apetito para engullir más títulos. Porque la digestión de lo conseguido empezará en verano. Solo quedaba comprobar si la acumulación de emociones en la última semana, sin ninguna tregua, podía restarle temporalmente algo de energía, que se le hiciera bola el partido en algún tramo. Para eso el Dreamland Gran Canaria debía ofrecer su mejor versión, una a la altura del campeón de la Eurocup, en un duelo de playoff que puede entenderse como una Supercopa de Europa oficiosa. Y los de Lakovic no mostraron el nivel requerido (95-68 al final) más allá de los seis primeros minutos, cuando viajaban uno arriba: 8-9.

Entonces, bien atrás, sujetaban las continuaciones de Tavares y, en ataque, Balcerowski veía aro. Todo iba a cambiar de golpe con la entrada de Sergio Rodríguez, Chachismo en estado puro, el mejor base de Europa del momento como vimos en la Final Four, y previamente frente al Partizán, el más creativo, el más diferencial para su equipo a unos días de cumplir los 37 años. En un pico máximo de todo empujó de manera exprés a los suyos sin necesidad de alardes individuales (+20 con él entonces en cancha en apenas 7 minutos), los puso en órbita con ayuda de Causeur, Rudy y Hezonja, este al cuatro de inicio, donde da mucho al bloque.

El Madrid acabó con poderío el primer cuarto (22-13) y comenzó fortísimo el segundo con un parcial de 19-0 en pleno apagón insular y ya con el milenario Llull en pista (actuación 1.001 de blanco) castigando de tres: 41-13 tras un arreón de 33-4 en diez minutos, del 6 al 16. El capitán lograba otro hito en su carrera al convertirse en el máximo encestador liguero en la historia del club al batir, con un total de 6.027 puntos, tras los 16 de este domingo, la marca de Felipe Reyes (6.017) y superar, después de un magnífico 4 de 5 de tres, los 900 triples con un mismo equipo, en concreto 903 (solo le adelanta ahí Juan Carlos Navarro: 1.179).

Al descanso (51-25), el duelo había saltado por los aires mientras que Musa coleccionaba triples y 2+1 (sumaba ya 16 de sus 20 tantos). Lakovic, además del control a Tavares, había preparado a su plantilla para no permitir canastas fáciles en carrera ni ser desbordado en el uno contra uno. Ni una cosa ni la otra, porque el campeón de Europa se iba a los 51 puntos con solo 8 asistencias. Vamos, que hubo contraataques y acciones individuales a mansalva. Y también más de un carro de triples fallados del Granca (4 de 15 en el intermedio) que le impedían elevar mínimamente el ánimo.

Quedaba comprobar si llegaría una reacción heroica en la reanudación y, aunque los amarillos no bajaron los brazos, la desventaja alcanzó su máxima, un +30: 60-30. AJ Slaughter, pieza clave visitante, no lograba su primer acierto en juego hasta el minuto 26. Chus Mateo, que es de natural desconfiado con los adversarios, aguantó un poco más a Tavares en cancha antes de darle protagonismo a Randolph y Ndiaye, que se había doblado el tobillo en la primera parte. Muy bien de nuevo el canterano. Casi para cerrar el choque, Hanga la embocaba de tres, por lo que los 12 jugadores merengues convocados lucían al menos tres puntos en la estadística. El Madrid sonríe, tiene motivos. Como Trey Thompkins, de visita en la grada y ovacionado con fuerza.