El Bilbao mete en más apuros al Breogán

Ponsarnau lanzó tras la debacle europea del miércoles ante el Chemnitz aquello de: “En Lugo veremos de qué pasta estamos hechos”. El Bilbao Basket se sacó la amargura de la ida de la semifinal de la FIBA Europe Cup, se quitó esa capa de negatividad con 40 minutos muy sólidos ante un Breogán que vive metido en una cueva. Es curioso: fue capaz de ganar en el Palau a todo un Barça, de avanzar un paso, o un kilómetro anímico, y después ha retrocedido ante el Obradoiro y Bilbao Basket hasta volver a pensar que el descenso es una opción muy real. Ahondó en su crisis galopante. Se condenó en un desastroso primer cuarto con un pasmoso atasco ofensivo (1/10 en triples). Se percibe una tensión exagerada, pura asfixia, y las caras en el banquillo dan un tufillo muy malo. Se llevaron el triunfo en Miribilla en diciembre, sembrando la angustia en la capital vizcaína, pero aquello era otro cantar con Anderson aportando mucho carácter. Ahora hay abierto un ‘expediente McLemore’, por cuestiones extradeportivas y a Mrsic no se le ve muy feliz con su pupilo.

Los vascos tenían muchas motivaciones, también la de pelear por sus compañeros Tsalmpouris, que acaba de perder a su abuela, y el delegado Erik Badiola, delegado del equipo cuya madre se encuentra enferma. Mostraron mucha personalidad. Mrsic tiene un juego interior que no le da para sobrevivir en esta Liga. Y eso que todo se le puso de cara cuando se anunció la baja de Killeya-Jones por un esguince de tobillo. Se activó de nueva la carta de Tsalmpouris y el griego respondió al reto. El Breogán flotó a Rabaseda sabiendo que no suele mirar al aro y esta vez el capitán del Surne asestó un mazazo criminal con dos triples.

Hornsby y Renfroe fueron los encargados de abrir el camino. El Bilbao Basket quería aprovechar la desesperación de los celestes y mandó con rentas cómodas en el luminoso. Estableció una defensa fuerte, negando los bloqueos, y reaccionaban a cada parcial de los locales, de tal forma que estos remaban y remaban, pero no alcanzaban la orilla de ir por delante. Y eso de ir a remolque 40 minutos enfurece a cualquiera, les fue desesperando. Además, se sumaban diferentes protagonistas entre los visitantes en una tarde muy solvente. Hornsby, con tiros en ocasiones forzados, marcó su récord anotador en España. Kullamae, muchas veces en el papel de director de juego, volvió a ser decisivo. Solo desentonaba Smith. Mientras, el argentino Juan Fernández era el único jugador de Mrsic que mostraba ciertos recursos para meter puntos. Robinson actuaba demasiado acelerado y aún atormentaba más a los celestes.

Los bilbaínos estuvieron sólidos hasta en los tiros libres, su eterna asignatura pendiente. Eso les facilitó la tarea. Los minutos iban desgastando la moral lucense. Mrsic tuvo que taponar una hemorragia en la nariz, aunque la que presentaba su equipo no la podía contener nadie ni un camión de algodones. Castigó a McLemore con una buena ración de minutos en la suplencia. Pésima transición, muy malas caras y el público de los nervios viendo el panorama. Todo les irritaba y hasta la tomaron con los árbitros. Sergi García y Momirov tiraron de orgullo en un grupo entregado. Lo de la próxima semana ante el Palencia suena a final. Mientras, el Bilbao juega a grande, a mirar a la novena o décima plazas. Es lo que tiene este equipo, que lo mismo depara 40 minutos deprimentes en la primera vuelta ante los lucenses, en la Europe Cup en Varsovia o en su feudo en semifinales europeas, que levanta un -19 ante el Legia o da un golpe de autoridad imprevisto y gana cuatro meses después fuera en ACB sin su cinco titular en plena fase de recomposición tras recibir un varapalo tres días antes. Un 12-15 como balance en la Liga Endesa a estas alturas es soberbio.

Mrsic pide perdón a su afición por el partido

Veljko Mrsic pidió “perdón” a sus aficionados por la actuación de su equipo. “Quiero pedir disculpas a nuestra afición, no hemos estado bien y cuando todo el equipo no está bien es responsabilidad del entrenador. Jugamos muy nerviosos desde el inicio, no estuvimos bien en ataque pero en general fue un partido muy malo”, criticó. El técnico croata también lamentó que en el último cuarto su equipo se cargara “muy rápido” de faltas porque eso mandó a la línea de tiros libres a su rival, así como los “errores” en transición que no supieron explotar para culminar su remontada.

“Tenemos que relajarnos. Jugamos muy nerviosos, estuvimos muy pendientes de cada decisión arbitral y eso tampoco nos ha ayudado. Necesitamos encontrar el porqué”, afirmó Mrsic, quien confesó que su equipo siempre ha ido “a remolque” y eso lo pagaron porque fue “una muestra de que no estábamos bien”.

Ponsarnau: Estuvimos sólidos”

Jaume Ponsarnau destacó la “personalidad” con la jugó su equipo ante el Río Breogán, en un partido en el que no acusaron la derrota europea ante el Chemnitz alemán en la ida de las semifinales de la FIBA Europe Cup. “Era un partido en el que teníamos nuestras dudas mentales, no sabía cómo íbamos a responder, y la verdad es que hemos estado muy sólidos a pesar de que ellos en algunos momentos subieron su nivel defensivo. El Breogán tampoco ha estado acertado en ataque y eso también nos ha ayudado”, comentó.

Elogió la actitud de sus jugadores, especialmente de Hornsby (22 puntos y 23 créditos de valoración).“Él siempre nos suma. Si no tiene la posibilidad de generar, suma defensa y ejecución. Es un jugador que siempre está preparado y esa mentalidad de encontrar sus tiros nos da mucho. Su inicio y el de Renfroe nos ha ayudado mucho durante el encuentro”, apuntó.

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