El Barça no se despista en Lugo

Un Barça coral, con muchos minutos de los habituales suplentes, se deshizo del Rio Breogán con relativa facilidad. Porque es verdad que los locales apretaron (se pusieron a dos a principios del último cuarto) pero no es menos cierto que, cuando el Barça quiso, se acabó el encuentro. Siempre a remolque, los locales aguantaron tres cuartos con una desventaja relativamente baja hasta que los de Grimau decidieron que ya tenían suficiente. Un parcial de 0-15 en los últimos minutos que dinamitó un encuentro en el que volvió a destacar Paulí y, sobre todo, Jan Vesely.

El partido arrancó con un Barça serio, acertado y sobre todo muy intenso. Todo el cuarto tuvo de hecho mucho ritmo, lo que llevó a ciertas imprecisiones, pero con liderazgos distintos. Mandó primero el Barça (4-12) pero recortó distancias rápidamente Breogán gracias a Sajus (14-15). El desorden no le sentó excesivamente bien a los azulgranas, que mejoraron con la entrada de Paulí como base y con los puntos de Parker. La continuación del partido del viernes. Las pérdidas castigaron a ambos, que llegaron muy empatados al primer parón (19-21).

El segundo cuarto fue ya menos frenético, con más interrupciones, jugando muchos minutos los hombres de rotación del Barça. Nnaji, Brizuela, Paulí… logrando aumentar la distancia hasta la máxima del partido (21-31). No estuvieron especialmente acertados en ataque, pero subieron la intensidad en defensa. La participación de Kalinic en este aspecto fue clave para permitir solo dos puntos locales en cuatro minutos. Breogán reaccionó hacia el final del cuarto, con permiso de los puntos de Vesely, para no perder el tren del partido. Jugaron de tú a tú y durante muchos minutos se sintieron hasta cómodos.

El duelo siguió tras el descanso por los mismos derroteros. Es decir, el Barça por delante, pero sin romper el partido. Impusieron su mayor calidad individual, pero con Breogán siempre en el cogote. Les faltó a los locales encadenar dos o tres buenas acciones, meterle el miedo en el cuerpo al Barça, incomodar a los azulgranas. Lo lograron parcialmente al final del tercer cuarto, acercándose bastante en el electrónico, y definitivamente en el inicio del último (58-60). Y lo paró Grimau.

El problema para Breogán, o la virtud del Barça, es que a la que los azulgranas apretaron el acelerador no hubo partido. O, mejor dicho, se acabó el partido. Un parcial de 0-15 que silenció al pabellón y enterró cualquier opción de los gallegos. La fiabilidad de Vesely, el dinamismo de Brizuela, el control del rebote o el acierto exterior. Son tantas las virtudes de este Barça que cuando se conjugan, cuando todo encaja, es casi imposible de parar.

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