El Panathinaikos no es rival para un Barça entonado

Era un duelo entre un conjunto de la parte alta y otro de la baja, entre uno que es fuerte en casa y otro que no ha ganado fuera y tanto el desarrollo como el desenlace del encuentro fue el esperado. En un partido muy fácil, con un segundo cuarto exquisito, los de Jasikevicius se deshicieron de un Panathinaikos que, simplemente, no fue rival para el Barça (86-60).

Arrancaron los azulgranas jugando a lo que Calathes quiso, dominando el juego de ataque a placer. Conectó bien con Sanli pero es que además robó dos o tres balones en defensa. Fue un inicio ágil, también por parte de un Panathinaikos que empezó ya a mostrar las carencias que le condenarían en el segundo cuarto: muchas pérdidas, defensa poco intensa, dependencia de los puntos de Papagiannis… Los malos porcentajes del Barça y la incapacidad de defender el dos contra dos mantuvieron a los griegos en el partido. Aunque solo por diez minutos.

Exum dio el pistoletazo de salida a un segundo cuarto casi perfecto del Barça, que anotó 28 puntos y solo encajó diez. En los primeros cinco Panathinaikos solo encestó una vez, mientras que el Barça se desató desde el triple. También por dentro y con penetraciones, ante la incapacidad manifiesta de los griegos de mantener el nivel. A la imposibilidad de igualarles en calidad, los griegos tampoco lo hicieron en intensidad. Y la ventaja se fue ya por encima de los 20 puntos dando el partido prácticamente por zanjado al descanso.

Y es que si alguien tenía alguna esperanza en la remontada griega esta se desvaneció rápido. La ventaja se acercó ya a los 30 (58-32) entre un Barça que no aflojó y un Panathinaikos que escogió, o le dejaron escoger, muy malos tiros. El único riesgo para los azulgranas era bajar el ritmo, conformarse con lo hecho hasta el momento, pues pese a los puntos de White la ventaja seguía rondando los 20 puntos (63-42). El último cuarto fue un trámite que le permitió brillar a Nnaji aumentando aún más la ventaja final.