VALLADOLID 66-BARCELONA 111

Pullen hace magia... e historia

El base estadounidense firma en menos de 23 minutos un increíble 12/15 en triples, con 7/9 en el último cuarto, y supera los 1de Oscar Schmidt. Terminó con 42 puntos.

ACB

Jacob Pullen: 24 años, 1’85. Natural de Illnois, con pasaporte georgiano y pasado de jugón universitario en Kansas State que no fue drafteado en 2011 y tuvo que buscarse la vida. De Italia a Israel y de vuelta a Italia, donde la pasada temporada anotó puntos en avalancha con la Virtus de Bolonia. Como no jugó Euroliga, su talento anotador pasó de puntillas hasta que el Barcelona le fichó. No era la primera opción en la búsqueda de un base-escolta que aportara puntos y tiro, una de las carencias más básicas del equipo la pasada temporada. Spanoulis fue un sueño confuso que estuvo muy cerca y muy lejos al mismo tiempo, Andrew Goudelock una alternativa y finalmente Jacob Pullen un fichaje de perfil bajo. Se presentó en sociedad con tres triples y 10 puntos en semifinales de la Supercopa ante Laboral Kutxa y después muy poco, mucho banquillo (sobre todo en Euroliga) con dosis de cal y arena suficientes, cuando tuvo minutos, como para alimentar a los esperanzados y a los críticos. ¿Talento? Una tonelada ¿Nivel Barcelona? Esa era la cuestión.

Y ahora que el Barcelona se acerca a su mejor versión, aparece Pullen. El pasado jueves y ante el Fenerbahçe tuvo su primer papel protagonista en el Top-16. Y cumplió: 13 minutos, 12 puntos. De ese partido, y antes de recibir al Olympiacos, salió un Barcelona que viajó a Valladolid sin Navarro y sin Tomic y con ganas de dar espacio al plan B, descanso para la primear unidad y oportunidades para los outsiders. Si se trataba de aprovechar esa oportunidad, Pullen le pegó un mordisco que ya está en la historia del baloncesto español. Porque toda esta introducción sólo intenta contextualizar una línea estadística que hay que leer y releer para creérsela: 22:50 minutos, 42 puntos y 41 de valoración. 3, rebotes, 3 asistencias, 3 pérdidas de balón. 1/2 en tiros de dos, 4/5 en tiros libres... y 12/15 en triples.

12/15 en triples. Y de repente un partido intrascendente y roto desde el primer cuarto entró en la historia. Hasta hoy, el récor de triples era de Oscar Schmidt, nada menos, que metió 11 en 1994, en Murcia y con la camiseta… del Valladolid. La dimensión del registro queda clara por los 20 años trascurridos y el nombre del hasta hoy recordman. Pero es que además esos menos de 23 minutos en pista producen escalofríos. Oscar metió 11 (11/19) en 40 minutos: jugó el partido completo. Y nadie hasta hoy había superado la decena con la línea de tres en 6'75: English y Baron tenían el mejor registro con 8. Pullen sirvió en el segundo cuarto el entrante de su espectáculo: 14 puntos con 4/5 en triples para reventar un partido jugado sin ninguna tensión competitiva (25-53 al descanso). El trance a lo Stephen Curry, quién iba a decirlo, llegó en el último cuarto: anotó sus cuatro primeros triples en poco más de cinco minutos (9/10 en total) y oteó el récord. A partir de ahí lo buscó con más lanzamientos de toda clase, saliendo de bloqueos sin apenas cuadrarse o desde ocho metros y con el defensa encima. Entraban. El banquillo del Barcelona no daba crédito, los últimos minutos en pie, y el público aplaudía entre miradas desorbitadas y exclamaciones de admiración. El Valladolid le defendió para evitar el pleno al 12 pero era imposible. El undécimo llegó a falta de un minuto y el duodécimo con sólo 13 segundos por jugar. 7/9 desde 6’75 en los últimos diez minutos. Una exhibición made in NBA, un final made in Hollywood y otro registro reventado: sus 42 puntos son la mejor marca de anotación desde el 4 de abril de 2002, cuando el italiano Vicenzo Esposito anotó 46 con el Canarias en pista de… sí, el Valladolid.

Más allá de la anécdota que se convirtió en historia, quizá el Barcelona haya ganado en estas últimas semanas una pieza de enorme valor para el tramo decisivo de la Euroliga y la ACB. Un desatascador con descaro y talento, groove de playground y un contraestilo a la siderurgia de Sada que a veces le sienta de maravilla al Barça. Incluso con los dos en pista. El Barcelona (19/35) también batió su propio récord colectivo, que estaba en 18, y se quedó a uno de los 20 que logró el Joventut en pista del Estudiantes (20/35, casi mimético a la estadística del Barça). Y, claro, arrasó al pobre Valladolid (diez derrotas seguidas) que al menos aprovechó esos minutos de éxtasis Pullen para adornar un poco sus números después de llegar al final del tercer cuarto con apenas 43 puntos (43-74). El equipo vallisoletano está sufriendo una temporada dolorosa en la que va encajando golpes y rebotando de lado a lado del ring. Ahí le puso una pésima gestión y así le tiene: 51-145 esta vez en valoración después de los récords negativos de la ida en el Palau (178-12 en un tremendo 109-50). Es decir, la suma de los dos duelos entre Barça y Valladolid arroja un 220-116 en puntos y un 323-63 en valoración. No hay mucho más que decir.

En el Barcelona, sin Navarro ni Tomic y con minutos bajo control para Huertas, Oleson y Nachbar, destacó el regreso de Lampe, que al menos no fue un activo tóxico y jugó concentrado: 17 puntos, 7 rebotes. Además, Dorsey se lo tomó tan en serio como siempre y dejó un par de tapones estruendosos y Hezonja paseó ese talento innato que es genética pura de gran jugador de baloncesto: mates triples, pases de fantasía… 9 puntos y 6 asistencias que son una promesa de lo que vendrá y que acaparará seguramente muchos titulares. Pero este de hoy es, claro, para Jacob Pullen. Todo para él, por convertir una jornada funcionarial de su equipo en un espectáculo para la historia. Eso es el deporte y eso, todo eso, fue esta vez Jacob Pullen.

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